Reportaje: Patricia Campelo Fotografías: Luis García Craus.
A mediados del mes pasado, la prensa se hizo eco de una particular sesión cinematográfica que tuvo lugar en Rivas, en los cines Covibar. Hasta allí se desplazaron madres y padres con bebés lactantes y niños y niñas. Se trataba de la primera vez que el municipio acogía esta experiencia, organizada por las propias madres y la web Pequerivas, en la que la sala de cine adapta el sonido y la temperatura a las necesidades de los recién nacidos. El objetivo: proporcionar un espacio de ocio y de contacto social a familias con bebés durante esos primeros meses de vida.
La iniciativa conecta con una forma de cuidados para la infancia que incorpora elementos tradicionales pero sin dejar de lado reivindicaciones como la prolongación de las bajas maternal y paternal, la flexibilización de los ambientes laborales o la visibilización en la esfera pública de la maternidad: la crianza respetuosa, también conocida como con apego o natural.
Sus rasgos característicos tienen que ver con el establecimiento de un vínculo afectivo seguro con la madre y el padre o pareja, lactancia materna ¿o con biberón- a demanda, gestos piel con piel, porteo o colecho [dormir en la misma estancia], entre otros.
En Rivas, esta tendencia se extiende a través de múltiples iniciativas que buscan visibilizar los beneficios de esta forma de criar, y que reclaman la libertad de practicarla. Además de las sesiones de cine citadas, se suceden grupos de crianza los jueves por la tarde en el Bhima Sangha; de biodanza con bebés o talleres en Lillipeq para adultos sobre aprendizaje desde el embarazo.
«Es una forma de relacionarse con las hijas e hijos desde el respeto, la comunicación y la empatía, así como desde el equilibrio entre sus necesidades y las de los padres», explica para ‘Rivas al Día’ Ana Lidia Fernández Layos, terapeuta Gestalt y consultora social feminista, autora de ‘Una educación con calidad y desde la equidad’ (Real Instituto Elcano, 2011).
«Puede llevarse a cabo de muchas formas en función de la familia, y algunos ejemplos son la lactancia materna a demanda, el contacto físico en función de lo que necesite el bebé o acompañarle a la hora de dormirse en su cama», añade. «Es una filosofía y visión de la relación con las niñas y niños desde que nacen basada en que son seres humanos y necesitan calor, cariño, compañía, comunicación y comprensión. No lloran para manipular, no hacen cosas para fastidiarnos sino para expresar lo que necesitan», ilustra.
«Después, en función de las edades, se van satisfaciendo esas necesidades o poniendo límites para que haya un equilibrio entre lo que necesitan o quieren y lo que se puede o debe y con las necesidades del resto de las personas», aclara la experta sobre esta tendencia que no está de acuerdo con métodos que implican «dejarles llorar» o «solos, cuando tienen pataletas o castigarles».
La respuesta que da esta crianza en esas situaciones tiene que ver con «dejarles expresarse en lo que se pueda y acompañarles hasta que se calmen o ayudarles a aprender a calmarse». En el ámbito laboral, desde esta tendencia no se ve incompatible «conseguir bajas maternales más prolongadas para quien las desee y también poder flexibilizar más los ambientes laborales para que sean compatibles con la crianza desde el apego y la división entre lo público y lo privado no sea tan estricta».
Se refiere así la terapeuta a mujeres u hombres que prefieran poder compatibilizar a tener una baja más prolongada. «Depende de los trabajos. Quizás en algunos no es muy factible desaparecer un año, por lo que es importante poder elegir dentro de la lógica, dependiendo del tipo de trabajo y de los espacios», concluye.
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