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En Rivas se construye vivienda pública

Una de las señas de identidad ripense es la vivienda pública. En esta ciudad, un 40% de su población habita en casas con algún tipo de protección oficial.

En Rivas se construye vivienda pública

Texto: J.L. Corretjé 

A Roberto, Iván, Sandra y Miriam no les ha tocado la lotería de Navidad. Ni siquiera un pequeño premio del sorteo del Niño. Y, sin embargo, cuando se les pregunta responden como si la diosa fortuna les hubiera señalado con su dedo benefactor.

Estos jóvenes de entre 25 y 38 años que trabajan y residen en Rivas desde hace años manifiestan que siempre han soñado con poder quedarse a vivir en una ciudad que les ofrece lo que necesitan. Ahora se muestran esperanzados de cara al futuro porque acaban de estrenar una nueva vivienda pública en el barrio de La Luna.

«Estoy feliz por poderme quedar a vivir en Rivas, cerca de mi familia. Lo cierto es que nos han dado bastantes facilidades y nos da mucha tranquilidad saber que accedemos a una vivienda pública que cuenta con la garantía del Ayuntamiento», exclamaba Miriam Álvaro, de 38 años, el 3 de diciembre del pasado año.

Ese día se celebró la entrega de 229 pisos protegidos en el barrio de La Luna, que forman parte de la primera promoción del VI Plan Municipal de la Vivienda. En todos los casos coinciden en sorprenderse por la calidad de los pisos, mucho más porque se trata de vivienda protegida. ¿Pero, es que acaso la vivienda social debería ser de peor calidad que la de mercado libre?

Sandra García (25 años), otra de las nuevas inquilinas de los pisos de la nueva promoción de la EMV responde a la pregunta: «Creo que el acceso a una vivienda pública es un derecho fundamental y no solamente porque esté en la Constitución. Nos permite acceder a casas como estas, de muy buena calidad, sin tener que pagar las cantidades que se piden en el mercado libre y que no nos podemos permitir porque nuestros salarios son bajos».

El artículo 47 de la Constitución de 1978 sentencia que «todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho». Y finaliza recordando que «la comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos».

La realidad de la España de 2017 es que para la mayoría de la población acceder a una vivienda (y lo de ‘digna’, sería asunto de otro debate) se ha convertido en un artículo de lujo por el que se ve obligada a endeudarse treinta o cuarenta años si quiere comprarla; o a dedicar gran parte de su salario, si opta por alquilarla. A esta realidad hay que añadir que la obra pública se ha parado y que son los menos los ayuntamientos que invierten en garantizar este derecho.

UNA CIUDAD DIFERENTE

Desde el inicio de la década de los 80, momento en el que Rivas deja de ser un pequeño pueblo y comienza a desarrollarse en la zona oeste, las casas que se levantan en el municipio suelen tener en su mayoría algún tipo de protección pública.

En el caso de las urbanizaciones de Pablo Iglesias o de Covibar, su origen cooperativista facilita que se cuiden las condiciones de construcción y que el precio sea más asequible que en el mercado libre.

Con el paso de los años, Rivas se distingue en la Comunidad de Madrid como uno de los municipios con mayor número de casas de promoción pública. En 2004, el Ayuntamiento crea las Empresa Municipal de la Vivienda (EMV) que en 12 años ha dado la posibilidad de encontrar una residencia de calidad y a precios más económicos que en la vivienda libre a cerca de 11.500 personas.

«Aunque habrá quienes piensen que se podría hacer mejor, un hecho cierto es que la EMV de Rivas puede enorgullecerse de ser una de las pocas que ha sobrevivido a años de crisis económica y del sector inmobiliario», puntualiza Sira Rego, concejala de Urbanismo.

Las comparaciones suelen ser odiosas, pero en el caso de la vivienda pública adquieren el adjetivo de escandalosas. Si la Comunidad de Madrid hubiera construido en la última década un número proporcional a su población y a la altura de las cifras que ha promovido el Ayuntamiento de Rivas, tendría que haber levantado 287.000 viviendas públicas.

La realidad es que el IVIMA no ha hecho ni 10.000 en estos años y, por el contrario, vendió en 2014, 3.000 de sus casas a fondos buitre. Algo parecido se podría decir del Ayuntamiento de Madrid.

En su caso, la EMVS de la capital debería haber edificado 141.500 pisos de protección. Tras los gobiernos de Alberto Ruiz Gallardón, Esperanza Aguirre y Ana Botella, en vez de promover la construcción de vivienda social, 6.000 pisos municipales de alquiler se vendieron a empresas privadas para que los gestionaran desde criterios de puro beneficio. Ahora, con el gobierno de Manuela Carmena, parece que la tendencia cambia.

En diciembre se anunció que la EMVS de Madrid construirá 4.000 viviendas antes de 2019. La tendencia en el resto de la región ha sido similar cuando estalla la crisis económica e inmobiliaria. Desde 2007, numerosos municipios madrileños optaron por abandonar sus políticas de fomento de la vivienda pública. Y lo hicieron argumentando que ante la escasez de recursos las prioridades eran otras.

Otro dato que ilustra acerca de los beneficios que genera la inversión de las administraciones en vivienda sitúa a Rivas entre las ciudades de más de 20.000 habitantes con menos casas vacías de España. En 2013 un informe del Instituto Nacional de Estadística la colocaba entre las que tenían menos pisos sin habitar, y eso siempre es una buena noticia en un país donde la especulación urbanística deja cientos de miles de casas sin ocupar.

VIVIR EN LA LUNA

De vuelta a la Luna, en el barrio de La Luna (Rivas), dos jóvenes recién llegados, Gema Mayoral (23 años) y Daniel García (26), relatan sus primeras sensaciones como inquilinos de los nuevos pisos de la EMV.

«Desde que empezamos a salir teníamos claro que queríamos vivir en Rivas», dice Gema. Ella venía de Madrid y él ya vivía en Rivas, desde muy niño, con sus padres. «Tratamos de meternos en el anterior plan de la EMV pero no llegamos por motivos económicos. Luego vimos los planos de este edificio y nos llamó mucho la atención. Visto el resultado final no nos arrepentimos para nada de la decisión que hemos tomado», replica Daniel, sonriente.

La tarea de emanciparse se convierte para gran parte de la gente joven de este país en una carrera llena de obstáculos. «Hoy en día la mayoría de los jóvenes no disponemos de salarios con capacidad para permitirnos otra cosa que no sea vivienda pública», reflexiona Gema. «Me parece que las administraciones deben facilitar a los jóvenes posibilidades para que nos podamos independizar. La situación económica es mala, hayas estudiado lo que hayas estudiado. Por eso valoramos lo que se hace en Rivas», añade Daniel.

«Estos pisos están dirigidos a jóvenes que nacieron aquí o que llevan muchos años viviendo en Rivas y que les gusta su ciudad. Es una oportunidad de emancipación sin verse obligados a ‘exiliarse’ lejos de sus familias», añade Sira Rego, concejala de Urbanismo.

Los 229 pisos entregados en diciembre por la EMV forman parte de la primera fase del sexto Plan de Vivienda Municipal, que contempla la creación de hasta 610 viviendas si existe la demanda suficiente.

De hecho, la segunda fase se iniciará en febrero de 2017 con la construcción de otras 74 viviendas, 74 trasteros, 114 plazas de aparcamiento y dos locales comerciales, también en el barrio de La Luna.

En este caso, la entrega se prevé para finales de 2018. «La Luna se va a convertir, sin duda, en uno de los mejores barrios de nuestra ciudad», afirma Pedro del Cura, alcalde ripense.

Con cerca de 14.000 habitantes, parejas jóvenes en su mayor parte, se trata de una de las zonas de Rivas que más sufrió en los últimos años los efectos negativos del parón inmobiliario. «Pero, ahora, es de los barrios que más se va a beneficiar de la reactivación que se ha dado en este sector. Es una zona que cada vez va a contar con más equipamientos públicos», avanza Del Cura.

El próximo curso verá la apertura de un colegio 100% público, un Centro de Educación Infantil, Primaria y Secundaria obligatoria (CEIPSO), que en breve va a empezar a construirse con dinero que aporta el Ayuntamiento. Además, la oferta educativa se completa con la ciudad educativa municipal Hipatia y Santa Mónica, dos colegios de iniciativa privada pero sostenidos con fondos públicos.

Respecto a los proyectos futuros, el Ayuntamiento ya ha mantenido reuniones con la Comunidad de Madrid para demandar que construya el cuarto centro público de salud en este barrio. Otra reivindicación por la que el Ayuntamiento lleva peleando desde hace 15 años es la creación de un enlace con la M-50, una infraestructura competencia del Ministerio de Fomento y que resulta vital para habilitar una vía de comunicación rápida con Madrid a través del eje O’Donnell.

El Gobierno Municipal trabaja activamente también en la reordenación de la zona, dotándola del polígono Norte en el que se instalarían empresas y que facilitaría la creación de actividad productiva y, por tanto, la generación de nuevos puestos de trabajo Rivas se mantiene como uno de los municipios del país con mayor parque inmobiliario protegido: el 42% de las viviendas de la ciudad [12.000 de 28.500] se han construido con algún tipo de protección oficial.

La EMV, desde su creación en 2004, ha impulsado la construcción de casi 3.800 viviendas. Durante años, el Ayuntamiento de Rivas ha sido el mayor propietario de suelo del municipio. Esta circunstancia fue posible porque el Consistorio convenció a las empresas que venían a hacer negocio a aquí, que debían ceder parte de sus terrenos al erario municipal, de modo que la ciudadanía pudiera compartir las plusvalías generadas en el proceso.

Así, durante años, en Rivas ese porcentaje de cesión se elevaba hasta un 45% de aprovechamiento en suelo residencial y un 66% en el nuevo suelo productivo, unos porcentajes muy elevados si se comparan con el resto de la Comunidad de Madrid.

EFICIENCIA ENERGÉTICA

Otra de las características que suelen acompañar a las viviendas promovidas por la EMV de Rivas es la búsqueda de materiales, diseño y ubicaciones que favorezcan el ahorro de energía y, por tanto, el menor daño al medio ambiente.

El edificio que se acaba de entregar en el barrio de La Luna a 229 familias cumple con una calificación y criterios de eficiencia energética superiores a los habituales en este tipo de construcción. La vivienda protegida suele tener un mínimo de categoría C, mientras que éste asciende a B (únicamente se otorga la A en casos de edificios ecosostenibles).

La calificación B implica aumento del aislamiento básico, lo que supone un ahorro energético, e iluminación LED en todas las zonas comunes de la parcela y viviendas pasantes. Además, por primera vez, un edificio de la EMV estrena plazas de carga para vehículos eléctricos (6), con la identificación de las mismas y la instalación necesaria para ello.

«Hemos diseñado un edificio de bajo consumo energético y bajo impacto para el planeta, pero además, que repercuta en el ahorro de las familias que vivan aquí. Y lo van a notar en las facturas de luz y gas», asegura Sira Rego, consejera delegada de la EMV de Rivas y concejala de Ciudad Sostenible.

Negociación colectiva de hipotecas

El mundo de los créditos hipotecarios se ha convertido en un laberinto complejo e inextricable. Sobre todo, para quien se plantea endeudarse de por vida con un banco para así poder comprar una vivienda.

En este pensamiento debía estar Mario Pastor, vecino de Rivas desde hace algunos años, cuando se le ocurrió la idea de unirse a un grupo de iguales para afrontar, más y mejor informado, la negociación de las condiciones de su hipoteca con las entidades financieras. Mario es una de las 229 personas adjudicatarias de otros tantos pisos del VI Plan Municipal de la Vivienda de Rivas.

«Hace año y medio, contacté a través de las redes sociales con otros futuros vecinos de la RC8: nos conocimos, hablamos y convocamos una reunión», recuerda. A ese primer encuentro acudieron siete personas. A las siguientes reuniones fue asistiendo más y más gente. «Llegamos a juntar a cerca de 150 personas», completa Antonio Lorenzo, otro de los promotores de la iniciativa.

Casi la totalidad se enfrentaban a una de las decisiones más condicionantes de su vida desde el más absoluto de los desconocimientos. Estuvieron tiempo recopilando toda la información que encontraron, para luego preparar un cuadro resumen, con treinta campos en los que se explicaba lo que todo el mundo debería saber antes de acercarse a un banco para solicitar un crédito hipotecario.

Visitaron 30 bancos, de forma individual, y cruzaron los datos para, finalmente, elaborar una tabla de Excel y una simulación que permitiera a cualquiera ver lo que le costaría cada opción en diez casos: cinco préstamos a interés fijo y cinco a interés variable.

«Al principio la gente no sabía si fiarse de nosotros a no. Pero al final muchos se unieron. Y es que los números hablaban solos», recalca Mario. En cada uno de sus acercamientos a los bancos, les explicaban que podían llegar a reunir a 60 o más personas adjudicatarias, con lo que al final esas mismas entidades les ofrecían unas condiciones más ventajosas. «Cuando llegas con la posibilidad de atraer 50 o 60 créditos hipotecarios, los bancos te ofrecen mejoras como la de eliminar la comisión de apertura», asegura Antonio Lorenzo.

Y prosigue: «Aprendimos que no es tan importante bajar el tipo de interés del préstamo uno o medio punto, adquirir la capacidad, primero de conocer y luego de decidir, sobre el gran número de condiciones ocultas que acompañan a una hipoteca».

El seguro de vida y de hogar, es uno de los factores que encarece la cuantía de lo que se abona mensualmente al banco. «Si consigues negociar con qué compañía lo contratas, te ahorras mucho dinero», subrayan desde el colectivo. Al final, cada cual decidió firmar con el banco que más le convino. las personas adjudicatarias del VI Plan Municipal de la Vivienda han contando con una información muy valiosa sobre los créditos hipotecarios gracias a la iniciativa de sus convecinos.

«Los ciudadanos tenemos mucha fuerza que no utilizamos. Podemos aprender a tejer una red que nos haga más fuertes, y aprender a usarla en el momento en que tenemos que ir a negociar con los bancos», remarca Mario Pastor. Este grupo de jóvenes, que se queja de no haber recibido apoyo del Ayuntamiento en su proyecto, pone su trabajo al servicio de quien quiera conocerlo y esperan que más gente de Rivas emprenda

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