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Rivas Ecópolis, el sueño cumplido: campeonas de Liga

El equipo de baloncesto ripense gana la primera liga de su historia y se convierte en el cuarto club madrileño en conquistar este título.

Rivas Ecópolis, el sueño cumplido: campeonas de Liga
Laura Nichols, tras conseguir la Liga española de baloncesto. LUIS GARCÍA CRAUS

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Texto: Nacho Abad Andújar / Fotografía: Luis García Craus.

Se lo recordó el entrenador a sus jugadoras, en la charla de vestuario previa al partido: «Hoy es el día. Hoy podemos hacer algo muy grande para Rivas, ganar la primera liga en la historia del club. Mucho corazón, mucha cabeza y todas juntas». Dicho y hecho. El Rivas Ecópolis se encumbró a lo más alto del deporte español al proclamarse, por primera vez, campeón de liga.

El club, las jugadoras y la afición nunca olvidarán la noche del sábado 26 de abril. La noche que derrotaron en el segundo partido de la final de liga (se disputaba al mejor de tres) al vigente campeón, Perfumerías Avenida Salamanca, por 62-59.

La noche que tocaron el cielo, agarrados a la camiseta de Laura Nicholls cuando la pívot santanderina, elegida luego mejor jugadora de la final, despegó del suelo con su 1,89 m de altura para sellar, al inicio del encuentro, el primer mate femenino visto en el pabellón Cerro del Telégrafo.

La noche en que Rivas, un club joven que juega en la élite del baloncesto hace apenas 15 años, se convirtió en el cuarto equipo madrileño que gana la liga, creada en 1964: el último en hacerlo fue el Pool Getafe en un ya lejano 1998 (también conquistó la de 1997); los otros campeones han sido Real Madrid (1964, 1965 y 1967-1971) y Canoe (1984-1986).

«Somos una ciudad pequeña de tamaño [80.000 habitantes], pero tenemos un corazón que no nos cabe en el pecho», comentaba Laura Nicholls

«Somos una ciudad pequeña de tamaño [80.000 habitantes], pero tenemos un corazón que no nos cabe en el pecho. Trabajando duro, poquito a poco, como hormiguitas, hemos ganado el título», comentaba Laura Nicholls al finalizar el choque. La pívot internacional jugó todo el partido («40 largos minutos en pista», matizaba), algo inusual en el baloncesto contemporáneo. Encestó 16 puntos y capturó 10 rebotes, los mismos guarismos que en el primer encuentro en Salamanca, donde las ripenses ya ganaron por 47-61.

Cuando se le pregunta de dónde saca esa energía que, además, infunde al resto del equipo, responde socarrona: «A veces, de debajo de las líneas del parqué. Cuando parece que no puedes más, siempre hay algo que te empuja, empezando por mis compañeras».

A principio de temporada, el por entonces recién llegado entrenador José Ignacio Hernández dijo de ella en una entrevista publicada en ‘Rivas al Día’: «Defensivamente es de lo mejor que hay en Europa. Puede ayudar mucho en el rebote. Aunque va creciendo cada año en el aspecto ofensivo, tiene que creer más en sí misma. Le falta explotar definitivamente en ataque para aportar más cosas al equipo». Y vaya si ha explotado. Como una supernova. Se ha erigido en el alma carismática del equipo. «Éste ha sido el mejor año de mi carrera», corroboraba ya en el vestuario, para añadir: «Pero espero que no sea el mejor de los que me quedan por delante», aventuraba Nicholls, que ya no jugará la próxima campaña en Rivas.

La capitana Clara Bermejo, a sus 33 años la más veterana de la plantilla y con seis campañas en Rivas, reconocía «el sabor inmejorable» de este título. En 2006 ya ganó una liga con Perfumerías Salamanca, equipo que por entonces también dirigía José Ignacio Hernández.

«Este campeonato tiene un sabor especial. Ganado en casa, contra pronóstico, la primera liga del club», comentaba la capitana Bermejo

«Este campeonato tiene un sabor especial. Ganado en casa, contra pronóstico, es la primera liga del club», comentaba la base, cuya aportación ha resultado fundamental en el último tramo de temporada. «El año pasado ya nos merecimos el título, lo rozamos con la yema de los dedos [Rivas acabó primero de la fase regular pero cayó en la final contra las salmantinas]. Pero, mira, al final la vida recompensa al que es paciente y trabaja. Siento mucha felicidad».

Tanta como la que le corría por las venas a José Ignacio Hernández. «Es una de las noches más felices de mi vida deportiva», decía al finalizar el choque. Para este salmantino, nacido en 1969, es su segunda liga [la primera la ganó, ya se ha dicho, con Perfumerías en 2006, el club donde más tiempo ha entrenado]. Tras pasar las últimas cuatro temporadas en Polonia, donde conquistó dos campeonatos nacionales con el Wisla Can-Pack de Cracovia, Hernández aterrizó de nuevo en la península en 2013.

Y ha sido volver y vencer: «Era un reto importante regresar a España y coger un equipo que, a priori, no era el favorito. Me hace muy feliz ser campeones. Pero me ha hecho más feliz estar tan a gusto en Rivas, con la gente del club, con estas jugadoras y con el equipo técnico maravilloso que he tenido», se sinceraba el entrenador que dirigió a la selección que se colgó la histórica medalla de bronce en el Mundial 2010 de Chequia.

DE LA COPA A LA LIGA

«Es un sueño hecho realidad», añadía el segundo entrenador, Nacho Martínez, pieza clave de ese «equipo maravilloso» al que se refería Hernández. Martínez lleva cinco temporadas en el Cerro del Telégrafo. Todas como lugarteniente de confianza de los tres entrenadores que se han sucedido en el banquillo: los dos anteriores fueron Javier Fort, con quien se ganó la Copa de la Reina en 2011 (el primer título oficial del club, en una fase final épica en Valencia donde derrotó a Perfumerías y Ros Casares), y Miguel Méndez, de nuevo otra copa (la de 2013 en Zamora) y el sorprendente subcampeonato de Euroliga de 2012 en Estambul con el que Rivas maravilló a Europa.

«Hoy es el día. Hoy podemos hacer algo muy grande para Rivas, ganar la primera liga en la historia del club», dijo el entrenador

«Máximo esfuerzo. Y, sobre todo, a disfrutar. Vamos a por la final. Nos la merecemos», había animado Nacho Martínez a las jugadoras en esa charla previa de vestuario con la que se abría este reportaje. El cuerpo técnico olía el título. Nunca lo había presentido tan cerca. Y la mirada de varias jugadoras delataba que esta vez sí se podía.

«Ellas estaban mentalmente muy fuertes», ratifica el segundo entrenador. «Ha sido un equipo que ha jugado y trabajado como un equipo todo el año. Eso se ha reflejado en cada partido, en cada reunión de scouting [análisis táctico] y en las previas de los partidos. El grupo ha adquirido una fortaleza mental muy grande que nos ha llevado hasta esta victoria. Olé por las jugadoras».

Otro miembro del cuerpo técnico, y que conoce bien la casa por dentro, es el delegado Manuel Cabrerizo. «Esto es lo más grande que hemos hecho. Y como en la célebre primera copa de Valencia, otra vez contra pronóstico, otra vez contra un equipo superior a nosotros. Después de Estambul [subcampeonato de Euroliga 2012], parecía difícil volver a repetir algo así. Y lo hemos conseguido».

Y recapitula: «En la Supercopa [partido que juegan a inicio de temporada el campeón de liga y de copa: en 2013 se disputó en Salamanca] perdimos por unas acciones en el último minuto (62-57). En la Copa de la Reina [febrero de 2014], en la prórroga (69-67). Y en la fase regular de liga también caímos las dos veces. Pero, ahora, por fin, hemos ganado los dos de la final, los más importantes». Pasito a pasito, el Rivas Ecópolis, como las hormiguitas que citaba Nicholls, ha recortado la distancia. ¿La clave? «Trabajo, trabajo y trabajo. No hacemos otra cosa que trabajar», responde Cabrerizo.

«Es la noche más bonita de este club. Llevamos muchos años trabajando para esto. Estoy en una nube», aseguraba el presidente

Emocionado también se mostraba el presidente de la entidad, José Luis Pérez: «Todavía no me he enterado, es la noche más bonita para este club. Llevamos muchos años trabajando para esto y esperamos seguir haciéndolo. Estoy en una nube. He sudado mucho durante el encuentro, casi como las jugadoras. Ya me lo tengo que creer». «Y mañana, las júnior, campeonas de Madrid», añadía [efectivamente el equipo júnior se embolsaba al día siguiente su tercer título regional].

A Pérez, un hombre de baloncesto de toda la vida –primero como jugador, luego como entrenador y ahora como directivo- también le conmovió la respuesta de la afición. «Si hubiéramos tenido un pabellón con capacidad para mil personas más, lo habríamos llenado». La única grada de El Cerro se quedó pequeña: hubo que habilitar sillas en ambos fondos para ampliar el aforo hasta alcanzarlos 1.300 espectadores, según datos del club.

POTENCIAL CIUDADANO

Que una ciudad de 80.000 habitantes disfrute de un equipo en lo más alto del baloncesto español enorgullece a su alcalde, José Masa. «Ciudad pequeña comparada con capitales de provincia, sí, pero muy grande por el potencial de aficionados comprometidos con el deporte y por el compromiso de este club con el baloncesto y, en concreto, con el baloncesto femenino».

«Éste es un equipo», proseguía, «que se ha dejado la piel. Enhorabuena a las jugadoras, al equipo técnico y a la entidad. Llevar el nombre de Rivas por España como campeonas de liga es un honor para esta ciudad. Y el Rivas Ecópolis, como otros que existen en el municipio, representa a esta ciudad y desde lo más alto».

«Llevar el nombre de Rivas por España como campeonas de liga es un honor para esta ciudad», comentaba el alcalde

Una aficionada del Rivas Ecópolis, pero que vive en Salamanca y acude siempre que puede al Cerro, resoplaba en la parte baja de la grada donde se coloca la peña Pasión Roja: «Todavía no me lo creo. Es un sueño cumplido. Yo soy de Salamanca. Lo malo va a ser cuando lo celebre allí al volver», bromeaba. Y proseguía: «Ahora tendremos que quemar Rivas. ¿Vamos a una fuente a celebrarlo, no?», preguntaba a sus compañeros.

Otra seguidora, Montse Millán, exclamaba: «Ya tocaba. Después de todo lo que hemos pasado: la liga del año pasado, la copa de éste». Ella y Daniel Gómez, de Alcalá de Henares, son seguidores incondicionales desde hace cuatro temporadas: «Venimos todos los partidos. Incluso acompañamos al equipo fuera cuando podemos». Y no se olvidan de la que hasta la pasada campaña se erigía en estandarte del club. Levantando una camiseta roja con el 15 a la espalda, proclaman: «Nos acordamos de Anna Cruz. Ella también forma parte de este título».

El ambiente vivido en el pabellón resultó espectacular. Las gradas se tiñeron de rojo (vestimenta del Rivas Ecópolis) y azul (Perfumerías). Alrededor de 200 seguidores salmantinos acompañaron a su equipo [se dice que la afición charra es la mejor de España y, probablemente, de Europa].

EL CERRO, COMO NUNCA

«Nunca había visto el Cerro como hoy, a un público tan implicado», confesaba Javier Fort, el exentrenador del Rivas Ecópolis con el que se ganó la copa de 2011. Fort ejerce actualmente como entrenador ayudante de José Ignacio Hernández y como técnico, además, del equipo júnior con el que ha conquistado, de nuevo, el campeonato de Madrid. «Este título es el premio a muchos años de trabajo de mucha gente, personas que, incluso, ya no están en el club. Es una noche para no olvidar jamás», añadía.

«Nunca había visto el Cerro como hoy, a un público tan implicado», confesaba Javier Fort, el exentrenador con el que se ganó la Copa de 2011

«Ver un pabellón así de lleno es una gozada. Rivas es una plaza en la que el baloncesto femenino significa mucho dentro del deporte de la localidad», aseguraba Fernando Romay, el techo del baloncesto español en la década de los 80 con sus 2,13. Junto a él vieron el partido tres exjugadores: el torrejonero Garbajosa y las exripenses Amaya Valdemoro y Elisa Aguilar.

ESPECTÁCULO

«Cuando alguien dice que el baloncesto femenino no es espectáculo, le invito a que venga a partidos como éste. Es un gran éxito deportivo, de público y de organización. Enhorabuena a Rivas y Perfumerías por habernos dado este espectáculo a toda la afición española. Y felicidades a Rivas por el título», decía el presidente de la Federación Española de Baloncesto, José Luis Sáez.

Él entregó el trofeo a la capitana Bermejo. Un trofeo que al inicio del choque permanecía embalado en una caja cerrada y bajo llave en una sala del pabellón. «Lo mejor que nos puede pasar es que tengamos que abrir esta caja [si Rivas perdía habría que esperar al tercer partido de desempate en Salamanca]. Pero, de momento, se queda cerrada. Dicen que no es bueno tocarla antes de tiempo», conjeturaba el jefe de Prensa del club, Rafael Gallego, una hora antes del pitido inicial.

Hora y media más tarde, la caja se abrió. Y su preciado contenido [«hecho del material con el que se construyen los sueños», como decía Humphrey Bogart en ‘El halcón maltés’] permanece ahora, y para siempre, en las vitrinas del club ripense. El sueño se hizo realidad.

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