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Un nuevo modelo de cooperación en Rivas

La lucha por un mundo más justo es una de las señas de identidad de la gente de Rivas. También para el Ayuntamiento, que se sitúa entre los que más esfuerzos destina a proyectos con los que se busca mejorar las condiciones vida de miles de seres humanos en países del Sur del planeta.

Un nuevo modelo de cooperación en Rivas

Reportaje disponible en la revista municipal ‘Rivas al Día’ de abril 2012.

Texto: Patricia Campelo Fotografías: Jesús Pérez

El municipio de Ciudad Delgado (El Salvador) vive inmerso en pleno proceso de aprendizaje para fortalecer sus instituciones públicas. Su alcalde, Tomás Minero, visitó hace seis años varias ciudades europeas buscando fórmulas óptimas de gestión municipal.

En esa gira tras la pista de paradigmas recaló en Rivas, donde puso especial atención al tratamiento del tiempo libre con la juventud ripense.

«Nosotros padecemos el problema de las maras», indica Minero al otro lado del teléfono sobre los grupos de jóvenes organizados en torno a la delincuencia y con unas señas de identidad definidas. Por ello, en Ciudad Delgado, un municipio de 120.000 habitantes al norte de San Salvador, apuestan por la conquista de los espacios públicos como «lugares de esparcimiento donde haya una convivencia ciudadana y se fomenten las relaciones sociales».

Y en ese camino, el municipio ripense contribuye, con su experiencia, a que la localidad salvadoreña crezca como ciudad plena en servicios públicos. «Hace seis años no había ningún parque municipal. Ahora ya disponemos de un polideportivo y estamos construyendo un anfiteatro», ilustra el regidor. Todo, con sus propios medios y con las ideas que han importado de municipios extranjeros como Rivas.

La cooperación al desarrollo que actualmente se hace desde localidades españolas tiene mucho que ver con el intercambio de experiencias. Rivas apuesta por la continuidad del debate y de los espacios ciudadanos que amplíen el marco de actuación implicando a empresas, asociaciones, ONG y particulares.

María López, campesina guatemalteca que visitó el municipio a principios de marzo, el centro de potabilización de aguas SETA que colabora con Cruz Roja en ayudas de emergencia, José Andrés Sesmero, de Rivas Sahel, y Andrés Arroyo, de Jarit, son algunos ejemplos de la cooperación posible y adaptada al actual contexto económico.

LAS FASES DE LA COOPERACIÓN

El pasado colonial imprimió su huella en las embrionarias políticas de ayuda al desarrollo que, durante muchos años, se tradujeron en una suerte de asistencialismo paternal de los países del norte hacia los del sur.

Con los años, se desdibujó ese perfil caritativo y se comenzó a hablar de cooperación. En la década de los 2000 se consolidó el desarrollo como una política pública necesaria y, hoy en día, en el contexto de crisis económica, emerge una nueva consideración: ayudar al que menos tiene no es una mera cuestión ética. También lo es práctica: contribuir a la mejora de los países que menos recursos tienen es una inversión a medio plazo y un mecanismo de lucha contra la recesión.

En el actual escenario de recortes presupuestarios, las personas expertas del mundo de la cooperación coinciden en diagnosticar que, precisamente ahora, es cuando más se necesita destinar esfuerzos a la ayuda al desarrollo.

El municipio ripense tiene clara esa premisa y parte de la base de una convicción profunda: asimilar la cooperación al desarrollo como una política pública transversal que tenga niveles de protección frente a los recortes equiparables a las políticas en educación y en sanidad.

Este punto de partida es acogido por una sociedad cada vez más global y concienciada que demanda, desde las nuevas plataformas, la continuidad de los programas de cooperación. Y no solo en Rivas. Diversas iniciativas dan fe de la conciencia solidaria ciudadana: desde la plataforma de recogidas de firmas ‘on line’ Actuable miles de personas ya han pedido tanto al Gobierno valenciano como al ayuntamiento de Vitoria que no recorte el presupuesto en cooperación. El último sondeo de UNICEF España y la fundación Bill y Melinda Gates demostró que a la ciudadanía española le parece «muy poco» destinar el 0,46% del PIB a este tipo de ayudas.

Lo que muestran las encuestas sobre el papel, se traduce en acciones concretas realizadas por el tejido asociativo, formado por ciudadanos y ciudadanas. El origen de este impulso civil se sitúa en los años 90, cuando diversos colectivos presionaron a los poderes públicos para que destinaran el 0,7% del PIB a la cooperación internacional en el marco de los Objetivos del Milenio, una cifra que nunca se ha alcanzado.

Por aquellos años, la ciudad de Rivas se encontraba en pleno desarrollo, creciendo en infraestructuras y en zonas verdes. Su ciudadanía, caracterizada en origen por los jóvenes cooperativistas que levantaron sus viviendas en terrenos baldíos a las afueras de Madrid, también crecía en conciencia crítica y social.

«Nos reuníamos en unos barracones en lo que hoy es Rivas centro», rememora Charo Picó, de la asociación Aula de Solidaridad, sobre los orígenes de la cooperación al desarrollo en Rivas. «En aquella época solo estaba la asociación de vecinos de Covibar y Aula, de donde más tarde surgirían Guanaminos sin Fronteras y Sahel» añade.

Más de dos millones de personas contribuyen con su tiempo y dinero a la cooperación al desarrollo

Aquellos jóvenes cooperativistas, que hoy ya alcanzan la cincuentena, mantienen intacta su lucha contra las desigualdades y lideran el movimiento solidario en la ciudad, mezclando lo lúdico y cultural con lo político como herramienta para que su mensaje permeabilice en la ciudadanía. Su trabajo está representado en el Consejo de Cooperación, donde 25 asociaciones evalúan desde 2003 los proyectos que en este ámbito se presentan en Rivas.

«Funcionamos con un amplio consenso«, explicó Charo Picó en nombre del Consejo durante las jornadas que la concejalía de Participación Ciudadana y Cooperación del ayuntamiento de Rivas celebró el pasado 13 de marzo.

Este órgano de representación de las ONG locales, enmarcado en la citada concejalía, juega un papel clave a la hora de decidir qué proyectos, de todos los que se presentan para optar a financiación municipal, son más viables. Sus deliberaciones son ratificadas a posteriori por el Pleno municipal.

«Además de evaluar los proyectos que financia el Ayuntamiento con el 1,1% de su presupuesto, analizamos, en charlas, las causas que provocan las desigualdades y generan violaciones de derechos humanos», concreta Pilar Rodrigo, de la asociación ripense XXI Solidario.

José Andrés Sesmero, de Rivas Sahel, una organización local que trabaja con el pueblo saharaui, señala como rasgo más positivo del Consejo su transparencia: «Somos las propias asociaciones las que vigilamos que ese presupuesto llegue a la causa concreta».

La visión desde fuera la aporta Luis Robles, representante de Cruz Roja en Rivas, para quien la participación «es muy importante en esta ciudad». »En ninguna otra población de los alrededores hay un movimiento asociativo como en Rivas. Aquí hay muchas personas implicadas en transformar la sociedad, cada una desde su ámbito, aunque sea pequeño, y con sus características y peculiaridades concretas», subraya.

Pero el relato deja también lugar a la crítica que Charo Picó identifica con la necesidad de incrementar la presencia de la cooperación entre la población ripense. «Se puede pensar en el futuro desde un pasado bien gestionado», concluye.

Precisamente, sensibilizar para fomentar la conciencia civil que lucha contra las desigualdades y por el cumplimiento de los derechos humanos es el punto de partida de la cooperación al desarrollo. Esa sensibilización es lo que a posteriori se convierte en demanda y en presión ciudadana para que los gobiernos articulen políticas en este sentido, algo que termina siendo exitoso, según señala el sociólogo Enrique del Olmo.

«Es una conquista considerar la cooperación como una política pública sobre la que los gobiernos tengan responsabilidad», explica. De este modo, la competencia hacia la misma «no puede disminuir» en etapas de decrecimiento económico. «La caridad no es ayuda al desarrollo; lo que se defiende son unas condiciones de vida comunes a todo ser humano», aclara el sociólogo, quien admite que el pensamiento económico predominante no se plantea que la lucha contra la pobreza lo es también contra la crisis.

Citando a expertos de la universidad de Harvard, Del Olmo asegura que recortando el presupuesto a la cooperación «estamos desechando un instrumento fundamental de ayuda en estos procesos económicos actuales». «Las desigualdades tienen consecuencias económicas para el conjunto del sistema: favorecen los ‘craks'». E ilustra su teoría señalando los periodos donde se han vivido las mayores desigualdades: 1928 y 2007, los momentos previos a las dos grandes recesiones de los últimos 100 años.

Esta correlación también la sitúa el experto en la inversión pública: «Los países menos desiguales y con mayor gasto social son los que mejor resisten la crisis». No en vano, el propio secretario del Tesoro norteamericano, Timothy Geithner, señaló que «no es viable un mundo con mil millones de pobres», según recordó Del Olmo en el encuentro con las asociaciones locales el pasado 13 de marzo. «Y Geithner no es sospechoso de ser defensor de los pobres», apuntilló.

UN NUEVO ESCENARIO

Por todas estas consideraciones, el gobierno municipal ripense tiene claro que «aquí no se pone en debate la permanencia de la política de ayudas al desarrollo», defiende el concejal de Cooperación y Participación Ciudadana Pedro del Cura.

«Entendemos la cooperación al desarrollo como un servicio público del que hay que hacer pedagogía para que la ciudadanía sienta suyas esas políticas». Del Cura explica que ante el asfixiante contexto económico en el que Rivas apuesta y se esfuerza por mantener el 1,1 de su presupuesto municipal a la cooperación, –cuando las ayudas estatales se han reducido en 1.294 millones-, es necesario un nuevo marco «que propugne un espacio donde formular y escuchar propuestas ciudadanas».

El reto: lograr de la cooperación descentralizada –como se conoce a las ayudas que surgen de las administraciones locales y autonómicas- un proyecto ciudadano que promueva actitudes solidarias.

El nuevo marco fomentará una estrategia de cooperación directa entre ciudades. El consistorio ripense vinculará al tejido asociativo, productivo y a la ciudadanía a título individual de Rivas con proyectos concretos en los países receptores.

Para ello, se producirán encuentros entre asociaciones y voluntariado para cruzar las demandas de las personas voluntarias que desconocen dónde acudir para colaborar, con las necesidades de las ONG.

«La lucha contra la pobreza lo es también contra la crisis económica»

Fortalecer las sociedades civiles de los pueblos empobrecidos es un factor elemental en el escenario que viene. Mediante los acuerdos-marco Rivas colaborará con ciudades de países en vías de desarrollo que identifiquen sectores concretos en los que necesitan crecer.

El primero de ellos está previsto que se formalice con Ciudad Delgado, -municipio seleccionado por la Unión Europea como ejemplo de transparencia-, para el fortalecimiento de sus instituciones.

El germen de esta iniciativa se sitúa en la subvención que la Agencia Española de Cooperación al Desarrollo (AECID) otorgó a Rivas por considerarlo municipio ejemplar en gestión pública.

Ahora, el objetivo es transcender el impulso de la AECID y que se generen sinergias entre las ciudades, la primera de ellas: Ciudad Delgado.

La ayuda al desarrollo ejercida entre ciudades fomenta que sean las sociedades las que, identificando sus carencias, protagonicen su propio desarrollo.

«La caridad no es ayuda al desarrollo»

El papel de las administraciones locales, las más cercanas a la ciudadanía, es vital en este ámbito. Roser Gil, responsable de política local de la Coordinadora de ONGD en España, subraya que aunque las ONG han capitalizado la demanda solidaria ciudadana –según datos de la Coordinadora, más de dos millones de personas contribuyen solidariamente con su tiempo y dinero- la fortaleza de la cooperación «es que de verdad sea una política pública». «Por ello, la clave es crear una alianza para el desarrollo», sugiere.

EN CIFRAS

Concretar y priorizar las ayudas son la base del contexto de disminución del presupuesto destinado a la cooperación.

Los fondos en este ámbito descendieron desde los 148 millones en 2008 a los 121 en 2010, último año del que se tienen datos, según el informe anual de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP).

En la Comunidad de Madrid, Rivas se sitúa en el cuarto puesto en términos económicos y el primero en proporción a su número de habitantes, según la FEMP.

Con todo, la realidad que viene se atisba incierta sino no se dedican esfuerzos a la concienciación colectiva y a la visibilidad de las necesidades concretas de los pueblos más desfavorecidos.

Según el último informe de desarrollo humano del PNUD, las proyecciones sugieren que se si se siguen ignorando las profundas desigualdades sociales «pondremos en peligro décadas de avances permanentes» de la mayoría de países empobrecidos en todo el mundo, «e incluso se podría revertir la convergencia mundial del desarrollo humano».

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