Hasta hace poco Rivas presumía de dos ríos, emblemas además del ecosistema madrileño: el Manzanares y el Jarama, cuyas aguas confluyen en suelo ripense. Sin la prestancia de ambos, ni su caudal ni historia, el nuevo cauce del arroyo Los Migueles se incorpora al patrimonio hidrográfico local como el tercer ‘río’ de Rivas.
Después de año y medio de obras y ocho millones de euros invertidos, la Confederación Hidrográfica del Tajo ha concluido la reconducción de este riachuelo de escasa corriente, inexistente en épocas muy secas, y cuyo caudal procede de la zona este de la capital, donde se construyen los nuevos barrios de Los Berrocales, Ahijones y Cañaveral.
Cuando topa con el término municipal de Rivas, en la Cañada Real, cruza por debajo de la A-3 a la altura del kilómetro 13 y asoma de nuevo a la derecha de la carretera sentido Valencia, estirándose durante 3,6 kilómetros en paralelo a la autovía hasta desbocarse en un meandro del río Manzanares, bajo la plácida mirada de los acantilados de la Marañosa, en pleno Parque Regional del Sureste, a unos 200 metros al sur del km 17,3 de la A-3 (acceso Rivas Centro).
La remodelación del cauce surgió del acuerdo suscrito en junio de 2009 entre el Ayuntamiento y la Confederación Hidrográfica del Tajo, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente. Entonces el Pleno ripense acordó ceder 13 hectáreas de suelo municipal para la realización de una obra declarada de emergencia por el organismo estatal tras las inundaciones de septiembre de 2008. Aquellos aguaceros borraron del mapa a la A-3 durante un día, cortándola al tráfico, que se colapsó en toda la región. Decenas de viviendas y sótanos ripenses y de las localidades limítrofes se inundaron. Y una persona falleció a consecuencia de la riada en San Fernando de Henares.
El arroyo Los Migueles, estrecho y de escasísima capacidad en aquel tiempo, se desbordó a su paso por Rivas, anegando la autovía en el km 17: tanta era el agua acumulada desde los barrios capitalinos en construcción donde brota. Para amortiguar futuros aluviones, Ayuntamiento y Confederación acordaron reconducir el curso, duplicando su capacidad de almacenamiento.
45 METROS DE ANCHO
«En algunos tramos, el nuevo cauce tiene hasta 45 metros de ancho, y entre 15 y 25 metros en el fondo del lecho», explicaba a pie de obra durante una visita Alejandro Castro, director de Infraestructuras del Ayuntamiento. Una obra ingente financiada íntegramente por la Confederación, y que el Ayuntamiento ha aprovechado para reclamar la construcción de un sendero peatonal y otro ciclista en la orilla sur, la más alejada de la carretera.
PASEO DE 3,6 KILÓMETROS
Hacer de la necesidad virtud. Es lo que se propuso el Gobierno municipal cuando la Confederación Hidrográfica del Tajo declaró urgente el proyecto de construcción del nuevo cauce Los Migueles. El Consistorio, que cedía todo el suelo, pidió la creación de un sendero peatonal y otro ciclista que discurriera en paralelo al riachuelo para que las vecinas y vecinos pudieran disfrutar de un paseo amable. A un lado, el arroyo; al otro, las suaves colinas, arboledas y tierras agrícolas del Parque Regional del Sureste. La vereda se comienza en otoño, y se prevé concluirla antes de 2011. El camino se embellecerá con árboles y plantas. El Gobierno local construirá en un futuro -aún indeterminado- una pasarela que cruce por encima de la A-3 a la altura del km 15. El lugar de partida de la plataforma se sitúa entre los campos de fútbol de Santa Ana y el hotel contiguo. Y será la vía de acceso a la senda. Hasta entonces, la única forma de llegar al cauce se restringe a la carretera que nace en el acceso del km 19 de la A-3 (Casco Antiguo), que conduce a la sede nacional de Protección Civil. Esta vía se cruza con el arroyo a la altura del km 17,3 de la A-3.
