Rivas ha implantado el quinto contenedor como proyecto piloto en el barrio de la Luna, una iniciativa a la que ya se han sumado 711 familias y que está arrojando datos positivos. Además de contribuir a la mejora del medio ambiente, sirve de ensayo, pues su uso será obligatorio en los municipios de más de 5.000 habitantes en un futuro cercano. Para conocer su desarrollo, hablan la directora de Residuos y Limpieza de la empresa municipal Rivamadrid y dos vecinas que ya utilizan este método de reciclaje.
Isabel Marrón es la responsable del proyecto y conoce toda la información al detalle de una iniciativa ideada tras detectar que casi la mitad de la basura domiciliaria que se genera en Rivas es orgánica y reciclable. “La recogida de la fracción orgánica de manera separada nos permite reducir la cantidad de residuo depositado en vertedero, ya que se lleva a procesos de compostaje, reciclándose completamente y generando un impacto positivo en el medio ambiente”, cuenta.
Valora muy positivamente esta primera experiencia, que cuenta con cerca de 700 domicilios participantes, aunque es consciente de que aún aguarda un largo camino por recorrer: “Es cierto que esperábamos más participación, pero debido a las fechas, justo antes de verano, y a las circunstancias actuales de pandemia, hemos tenido menos personas inscritas de las esperadas”.
El no tener inscripción no es óbice para participar: “Hay también muchos vecinos y vecinas que sin haberse apuntado están segregando de manera correcta su residuo orgánico, y depositándolo en los contenedores habilitados al efecto, por lo que, en nuestra opinión, la participación en general ha sido muy buena. Especialmente en términos de tasa de impropios, ya que la tasa es inferior al 3%, lo que supone un éxito rotundo”.
Rivas es uno de los municipios pioneros en este modelo de reciclaje, algo que viene recogido en el proyecto ‘Con R de Rivas’, el plan de economía circular lanzado a finales de 2020. “Buscamos ser una de las localidades pioneras y precursoras de iniciativas en sostenibilidad ambiental, tales como las relacionadas con la prevención, la segregación y el reciclaje de residuos, siendo el objetivo último llegar a conseguir el “zero waste” (residuo cero)”, indica.
El proyecto, que aspira a ofrecer la posibilidad de depositar separadamente la materia orgánica en toda la ciudad, cuenta con dos tipos de participación: aportación voluntaria en los recintos de contenedores o recogida puerta a puerta. ¿Se facilita el reciclaje con este modelo? “Sí, porque se adapta a diferentes características: tipología urbanística, densidad demográfica, cantidad de residuos generada o la distancia de la vivienda al punto de depósito. Nuestro trabajo consiste en adaptar el modelo de recogida a la casuística de la zona en la que lo implantamos para garantizar el éxito del mismo”, explica.
APORTACIÓN VOLUNTARIA
En este modelo, la ciudadanía deposita los residuos en los contenedores instalados a pie de calle. Es el caso de Beatriz Hinojal, que ha acogido positivamente el proyecto: “Me parece genial, por varias razones. En los cubos grandes, al tener que llenarlos con tantos residuos, se acumulan durante mucho tiempo y se generan olores o chorrean cuando los vas a sacar. Con las bolsas pequeñas, se llenan antes y las bajas cada uno o dos días. Es mucho más cómodo”.
“Nos hemos acostumbrado muy rápido en casa, sabemos lo que es orgánico y que tiene que ir a esa bolsa en concreto. Particularmente, prefiero este método a que vengan a recogérnoslo a casa, porque te da mayor libertad horaria al no depender de nadie y porque así aprovecho y, cuando bajo mi bolsa, llevo también el cartón o el vidrio”, expone.
Como aspecto a mejorar, cree que habría que bajar el precio de las bolsas específicas en el mercado, ya que al ser algo más caras, puede invitar a que se utilicen otras que no sean las más adecuadas. “También se debería tener en cuenta que, al ser material orgánico, muchas veces se generan líquidos y el contenedor de la calle chorrea”, finaliza.
PUERTA A PUERTA
La otra modalidad es la recogida puerta a puerta, en la que se entrega un contenedor a una vivienda o a una comunidad y Rivamadrid pasa a recogerla. María Teresa Atilano colabora de este modo: “El pilotaje nos ha venido muy bien y estoy a favor, como con cualquier iniciativa para reciclar”. “Inicialmente lo hicimos con el contenedor grande, y a los pocos días nos trajeron uno más pequeño para tenerlo en casa. Nos ha resultado muy cómodo. Además, algún día que no íbamos a estar, dejábamos nuestra bolsa en el contenedor grande y sin problema”, cuenta.
Aunque la opción puerta a puerta le ha resultado muy cómoda, le ve algún aspecto mejorable: “Me parece que es más caro y creo que no todo el mundo tiene opción de albergar un contenedor tan grande”. “En mi caso no tengo problema, además se lo llevaron un día y lo trajeron completamente limpio”, comenta satisfecha.
Tampoco le importaría reciclar llevando sus residuos orgánicos a los contenedores en la calle: “Ya que tienes que llevar los otros a los demás contenedores, seguiría reciclando igualmente ya que en casa nos organizamos y lo llevamos muy bien. Además, en Rivas todo el mundo tiene recintos de contenedores cerca y no sería un problema. Creo que aquí vamos muy por delante de otros municipios en cuanto a reciclaje y recogida de basuras”, concluye.
