Un grupo de diez personas procedentes de Bolivia, Argentina y España visitaron, el 11 de julio, el parque agroecológico Soto del Grillo de Rivas, representando a FONTAGRO, un proyecto de investigación dedicado al estudio de los canales cortos de comercialización en los tres países.
Esta visita es la primera de una serie programada de actividades que los investigadores de FONTAGRO están realizando a lo largo del territorio de los tres países que participan.
Las personas integrantes del grupo fueron recibidas por los responsables de algunas de las empresas agrícolas y ganaderas que participan en el proyecto de las fincas municipales del Soto del Grillo, junto con el servicio de coordinación del parque.
Se explicaron cuáles son los orígenes y usos históricos de esa parte de la vega del río Jarama, para terminar aterrizando en la actualidad detallada del proyecto impulsado hace seis años (2012) por el Ayuntamiento de Rivas-Vaciamadrid, apostando por un espacio de manejos y prácticas ecológicas dentro del territorio municipal.
Se visitó los frutales de La huerta de Leo, debatiendo sobre las dificultades de los pequeños agricultores en la zona centro peninsular para poder hacer rentables sus proyectos.
Antonio Pérez, ganadero de Ternera Vega de Rivas, explicó cómo cuida a sus animales sacándolos a pastorear por el parque la mayor parte del año y cómo, gracias a mantener a los terneros amamantados por sus madres hasta los nueve meses, no tienen enfermedades.
Con el grupo de investigación se mantienen varios debates en los que se encuentran muchos puntos en común en cuanto a la realidad de la promoción de los pequeños agricultores a través de los canales cortos de comercialización.
Tanto en Bolivia, como en Argentina se comparten algunos de las características que definen la agricultura local en el estado español:
· Edad avanzada de las personas agricultoras, con jubilaciones en el sector.
· Falta de relevo generacional: los descendientes de los trabajadores del campo optan por salidas laborales dentro del sector de los servicios.
· Presión urbanística: el avance de los nuevos territorios dedicados a la vivienda y a la industria permiten la recalificación de terrenos de alto valor agrícola, generando unos beneficios rápidos para sus propietarios, no comparables a corto plazo con los márgenes que aporta la actividad agraria.
· Difícil acceso a la tierra para jóvenes emprendedores: los jóvenes que quieren emprender un proyecto agrario no encuentran terrenos para asentar su explotación a precios asequibles.
· La escasa competitividad en productividad y precios de los productos agrícolas madrileños en los mercados nacionales y globales.
