Texto: Nacho Abad Andújar / Foto: Juan José del Pozo
José Ignacio López Colón (Madrid, 1946) es entomólogo. Estudia insectos, el grupo de animales más diverso del planeta. Su especialidad son los escarabajos. Sólo en España existen más de 12.000 especies. Y este vecino ripense ha descubierto 32. Algunas, como el escarabajo avispa, mientras leía un libro en la piscina municipal de Covibar. Investigador del Museo de Ciencias Naturales, vive en nuestro municipio desde 1990. Casado y con dos hijos, es autor de cuatro libros y 280 trabajos científicos. Asegura que las vaguadas, cerros y páramos ripenses albergan un patrimonio biológico impresionante. Parte de la fauna invertebrada local está emparentada con Argelia, Turkmenistán o Marruecos. Suena raro, pero es palabra de entomólogo.
Corría el verano de 1991, y López Colón sesteaba en la piscina de Covibar. Dedicado a su pasión, la botánica, y con los ojos empotrados en las hojas de un libro, se distrajo con una avispa que campeaba por la hierba. Alérgico al insecto, un segundo antes de propinarle un toallazo, se detuvo para contemplarlo. A pesar de su similitud y emitir el mismo zumbido, no era una avispa. No. Seis años después, en 1997, y tras sesudas sesiones de investigación y documentación, López Colón hizo público su hallazgo: el insecto mimetizado era una nueva especie de coleóptero, que se conocería desde entonces como escarabajo avispa (Plagioonotus marcorum), actualmente localizado en otros municipios madrileños como Aranjuez, San Martín de la Vega y Torres de la Alameda. El escarabajo avispa, agraciado y admirable, se ha incorporado al patrimonio ecológico repiense: es, además, el emblema del Centro de Recursos Ambientales Chico Mendes, donde López Colón dará una conferencia la próxima temporada de otoño.
El caso anteriormente citado es sólo uno de los muchos hallazgos de este experto, investigador del programa Fauna Ibérica del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas). En verano de 2004, catalogaba una nuevo escarabajo autóctono madrileño, de apenas dos milímetros. Como el científico descubridor tiene potestad para nominar, López Colón se dio un homenaje: lo bautizó Hyoídez lopezcoloni.
Los estudios que condujeron a su hallazgo se iniciaron en 1990, y el primer ejemplar fue visto en el cerro del Telégrafo. Sí, los espacios verdes ripenses atesoran una importante fauna y flora. Este ecologista “moderado” los rastrea desde antes de figurar en el padrón municipal: “Cuando mi mujer miraba pisos para venirnos a vivir, yo ya pasteaba el suelo. Y recuerdo que entonces me impresionaron los yesos del municipio”.
López Colón, ingeniero técnico agrícola que no se dedica profesionalmente al estudio de insectos, no vive entre hierbajos, guijarros, plantas y pedruscos, a la vera de los caminos silvestres. La investigación requiere muchas horas de biblioteca, husmeando entre trabajos científicos y publicaciones de museos, contrastando datos, realizando averiguaciones, pidiendo ejemplares a otros países. Por eso, desde que se supone que se ha encontrado una especie hasta que se corrobora la novedad pueden pasar años. “Los bichos no tienen una etiqueta que dice soy especie nueva”, explica este hombre afable y conversador, que “adora Rivas”. Donde la mayoría sólo ve páramos y secarrales, él ve belleza y un inmenso mundo abierto a sus pies donde poder indagar fauna y flora.
Hijo de mecánico de coches y huérfano de madre desde los dos años, vivió su infancia en las inmediaciones de una fábrica situada en la madrileña calle de López de Hoyos, donde se empleaba su padre. “La única planta que vi hasta los siete años eran los geranios de mi tía”, recuerda ufano. Se dejó media adolescencia entre los volúmenes y tomos del Museo de Ciencias Naturales. “Desde los 15 años, iba todos los días. Y permanecía allí hasta que cerraban. Llegó un momento en que dejaron de cobrarme la entrada. Y alguna noche me quedé encerrado”, prosigue tirando del hilo de la memoria.
Decía Oscar Wilde que la diferencia entre un capricho y una pasión es que la pasión dura un tiempo. El capricho, toda la vida. Entonces, lo de López Colón es un inmenso capricho. Persiste en su afición 50 años después, y algunas semanas se sumerge en la investigación hasta las cinco de la madrugada. Tanto esfuerzo tiene recompensas. Los responsables del ‘Diccionario Biográfico Español 2007’, que pretenden reseñar 40.000 personajes, le han pedido que escriba las biografías de 28 entomólogos. Y el repertorio es variadito: desde curas y exiliados, hasta un guardia civil.
ARGELIA O TURKMENISTÁN
¿Qué hermana a Rivas con Marruecos, Argelia o Turkmenistán? Información de interés general: mucha de su fauna invertebrada está emparentada. ¿Y cómo es eso? “Porque procede de la cuenca mediterránea común que existía en épocas prehistóricas”, aclara López Colón. Así que ya sabe, cuando vea un insecto por las cañadas y desfiladeros ripenses, piense que a miles de kilómetros, en el norte africano o en Asia central, moran especies idénticas a la que usted tiene delante de los ojos. Palabra de entomólogo.