- Texto: Patricia Campelo e Irene Piedrabuena. Foto: Jesús Pérez.
La experiencia empresarial al servicio de una causa social. Esa es la declaración de intenciones que hace Emilio Tallón (46 años), ripense desde hace tres lustros, sobre su aportación al trabajo en las parcelas de Soto del Grillo. Tallón trabaja en la Fundación Juan XXIII, donde atienden a personas con discapacidad intelectual, y en las dos hectáreas de terreno que tienen asignadas se disponen a crear un yacimiento laboral para este colectivo.
Los 25 años de experiencia que atesoran serán muy útiles en esta nueva aventura que emprenden y en la que se han aliado con profesionales de la Universidad Politécnica con un largo recorrido en este terreno. «Nos dedicaremos al cultivo agroecológico para proveer de alimentos al comedor de la Fundación«, explica Tallón, refiriéndose al lugar en el que trabajan y comen cada día cerca de 500 personas.
También pretenden realizar servicios de catering para otras empresas a las que ofrecerán los alimentos naturales que les de la tierra. «Tenemos planes de comercialización que van más allá del propio abastecimiento«, reconoce. El entorno de trabajo de la Fundación Juan XXIII también marca el destino de los productos que recolectarán. «Estamos diseñando un programa de nutrición para personas con discapacidad, ya que algunas de ellas son más propensas a tener problemas de obesidad», aclara Tallón a RD cerca de la vaquería de Soto del Grillo.
«Con las jornadas de voluntariado trataremos que la gente pase un día con nosotros y conozca a las personas con discapacidad»
Una de las principales metas de la fundación es divulgar la valía que tienen las personas con discapacidad. Para ello, generarán nuevos puestos de trabajo. La parcela adjudicada en el Parque Agroecológico de Rivas dedicará estos puestos para personas que son «especialmente válidas para este tipo de trabajos medioambientales», explica Tallón.
A la sede de la fundación, en Madrid, acuden colegios e instituciones para conocer de primera mano las rutinas laborales de las personas que tienen algún grado de minusvalía física o intelectual. Estas visitas también se realizarán ahora en la parcela adjudicada en Soto del Grillo.
«Organizaremos jornadas de voluntariado en la parcela para que la gente pase un día con nosotros y aprenda a conocer y a querer a las personas con discapacidad». El trabajo en red entre las distintas asociaciones y cooperativas que van a laborar los terrenos de Soto del Grillo es un pilar fundamental en el desarrollo óptimo de esta iniciativa ecológica.
Emilio Tallón ya está en contacto con sus vecinos de parcela para que contraten a personas con discapacidad en puestos de peón u otro tipo de labores necesarias. «La fundación haría una selección de potenciales trabajadores y les daríamos formación», avanza sobre ese otro aspecto del proyecto que han bautizado como ‘La Huerta de la fundación’.
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