La ciudad ripense ha crecido en paralelo a la expansión de sus zonas verdes. Los árboles contribuyen al desarrollo sostenible de la urbe y, por ello, el Ayuntamiento de Rivas ha respaldado en el Pleno del jueves 23 la propuesta del Gobierno municipal de adquirir el compromiso de plantar, cuidar y, en su caso, reponer tantos ejemplares arbóreos como nuevos vecinos y vecinas se empadronen en el municipio.
Las personas que lleguen a Rivas y las recién nacidas dispondrán de un árbol nuevo que se irá sumando a los 55.177 que hay actualmente en el inventario de arbolado urbano de Rivas.
Sólo con los ejemplares ubicados en el área urbana ripense y según los datos del censo de población en Rivas a diciembre de 2011, 75.779, la proporción de árbol por ciudadano actualmente es de casi un ejemplar por persona (0,7), mientras que en grandes ciudades como Madrid es de un árbol por cada 14 habitantes, según los datos del catálogo de arbolado urbano de la capital.
El crecimiento de la ciudad sigue siendo una realidad. En 2012 se empadronaron en Rivas 2.983 personas. «En poco más de 30 años esta ciudad ha vivido una transformación intensa que ha ido más allá del límite de los urbano», señala el concejal de Medioambiente Fausto Fernández.
En ese tiempo, el municipio ha ido construyendo los elementos básicos para la vida, casas y equipamientos para atender las necesidades de una población que pasó de los 600 habitantes hace poco más de 30 años a los más de 75.000 que hay en la actualidad. Pero además de las infraestructuras, el Gobierno municipal se preocupó por el desarrollo de las zonas verdes tanto en el espacio urbano como en el periurbano.
«En paralelo al crecimiento físico, esta ciudad también tiene que ir construyendo su identidad», sostiene Fernández, quien además añade que el empadronamiento ‘verde’, son «derechos para los ciudadanos» y «obligaciones para la Administración«. «Se trata de un derecho simbólico pero también cercano y concreto: todos los ciudadanos tendrán derecho a que se plante un árbol solo por vivir aquí», concluye.
De cada ejemplar que se plante se dará cuenta al recién llegado, informándole del tipo y características del mismo, así como del lugar donde se ubicará.
Con esta iniciativa, que se encuadra en el Plan de Emisiones 0 de la ciudad para 2030, se logrará la proporción de un árbol por vecino y contribuirá a alejar la ciudad cada vez más del páramo yesífero que fue hace años.