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Llevarse ropa sin pagar un euro

Baja el gasto medio de los hogares españoles; el dinero empleado en vestido y en calzado es el que más se reduce.Toca reinventarse. Y la cartera es la que marca la tendencia de la nueva moda que tejen las alternativas de dispendio. En Rivas, renovar el anaquel no cuesta dinero. ¿Dónde? En la Tienda Sin Costes del Chico Mendes

Llevarse ropa sin pagar un euro
  • Reportaje: Irene Piedrabuena. Fotografía: Jesús Pérez. Publicado en Rivas Al Día diciembre 2011.

Desconocida para muchos y muchas ripenses se encuentra la Tienda Sin Costes en el interior del centro ambiental Chico Mendes. Sobre dos tableros, dos percheros y una estantería aguardan una segunda vida las prendas que se resisten a su fin. «Hay ropa a la que le tengo un cariño especial y me niego a que muera. Está en buen estado y me alegra pensar que la disfruta otra persona. Le doy una nueva vida», cuenta Cristina Arpagauz, 36 años, desde el espacio que le recuerda a los que frecuentaba en su país natal, Suiza.

«Tengo ropa en buen estado. Me alegra pensar que la disfruta otra persona».

Lleva viviendo diez años en el municipio y cuando su suegra le avisó del descubrimiento de la tienda, no se lo creía: «Pensé que era imposible una iniciativa así. Fui por curiosidad y salí con una chaqueta de piel muy bonita con la que ahora hago promoción del sitio». Aficionada a la costura, hilvana prendas para trenzar su nuevo vestuario. «¿Por qué tirar las cosas si las podemos reutilizar?», expresa asombrada por la gente que no integra la práctica a su forma de consumo. En la puerta de su casa descansa una bolsa con ropa que irá al rincón de las segundas oportunidades.

AIRES ANGLOSAJONES

Sensaciones en tierras anglosajones experimentadas en las ‘Charity Shops’ (tiendas de segunda mano) son las que también revive la ripense Eva Villanueva, 41 años, que se ha pasado una década viviendo en EEUU, Reino Unido e Irlanda. «Reutilizar la ropa es necesario pero en España existe cierto prejuicio con lo usado y no se hace», relata. «En Londres es una práctica muy extendida. Tanto las personas sin recursos como las que tienen un montón, se acercan a por ropa. Allí nadie tiene reparos», apunta.

«En los países anglosajones nadie riene reparos en reutilizar la ropa».

 La filosofía sostenible y humilde de la tienda, que tiene su raigambre en un trueque de disfraces que hizo el centro Chico Mendes en los carnavales de 2011, la convierte en un tesoro por descubrir. No tiene escaparates o rótulos llamativos que apelen a la atención del comprador. «Participo en alguna actividad que organiza el centro pero no la había visto nunca», cuenta Eva, incrédula por su hallazgo. «Una amiga me la recomendó, me acerqué por curiosidad y casi salgo con las botas que cogí puestas», añade y ríe porque al día siguiente de la adquisición enseñó la ‘ganga’ a sus conocidos: «Gratis», les decía. Y que la gratuidad corra la voz.

GRATIS

«Si te llevas ropa, no tienes que dejar; si dejas, no tienes porqué llevar», y, aclara Nuria, educadora del centro: »No se trata de un trueque». Jerséis, chaquetas, cinturones, calzado, pantalones, vestidos: todo tipo de indumentaria que esté en buen estado se puede llevar al bazar, que amplia su catálogo en los meses de cambio estacional. Las prendas que llegan se integran a las estanterías que hacen de muestrario. Si pertenece a otra temporada, se almacenan. «Lo que llevo se queda directamente entre personas y eso es lo que a mí me gusta, tener la seguridad de que no hay intermediarios que después le saquen rentabilidad y la vendan al peso, por ejemplo», dice Eva.

«La Tienda Sin Costes empezó como un trueque carnavalero. Ahora los disfraces se encuentran en un baúl».

La iniciativa, que comenzó como un intercambio de disfraces puntual en las fechas carnavalescas, se extiende y en sus diez meses de vida colma las repisas de textiles. Se separa el inventario por edad y género. El probador es un cubo que sirve de soporte para la exposición permanente de sostenibilidad que alberga el Chico Mendes, al que se le ha habilitado un espacio interno con un espejo. Raúl, otro de los educadores del Chico Mendes, perfila algún atributo de la ‘tienda’: «Se equilibra la balanza social. Porque el que más tiene puede compartir con el que menos», y el ribete final:»Además de concienciar a la gente de que hay que separar la ropa; cuestionamos el consumo: por qué comprar y tirar tanto. Es decir, se puede intercambiar y realizar un consumo responsable y separación de los residuos.», añade. Reciclar, reutilizar y compartir trenzan la malla de la alhaja.

VIRTUD DE COMPARTIR

Que no cueste ni un euro, no es la única ventaja que urden las usuarias. La motivación social es la que enlaza la historia de las siguientes mujeres que RD entrevista para el reportaje. Iris, 43 años, es trabajadora social en una localidad cercana: «Uno de los chavales con los que curro no tiene recursos económicos, así que me acerqué para ver si la ‘tienda’ era una alternativa para quienes menos tienen», rememora. Ha estado cuatro veces desde entonces, y, a parte de dejar prendas, se ha llevado ocasionalmente alguna cosa. «Me llevé unas botas hace poco y casi todo está en muy buen estado. Yo creo que, a veces, nos mostramos reacios a estas iniciativas porque somos muy tiquismiquis», apuntala. Y premia que se aborden iniciativas sin ánimo de lucro.

Antonia, de 54 años, lleva 13 en el municipio. Dos pantalones y tres chaquetas abandonaron las ménsulas del centro para vestir a Anta, la empleada que le ayuda con las labores del hogar en casa. «Ella es muy tímida y le da vergüenza coger, y a mí por mi talla no me sirve nada. Así que yo le cojo prendas y ‘achucho’ al resto para que lleve ropa», cuenta con su deje sevillano en conversación telefónica. La siguiente usuaria que cuenta su experiencia conoció la tienda a través de la revista municipal.

María del Mar, 63 abriles, basa la rutina de sus visitas en el abastecimiento de textiles. «Sólo dejo ropa y aunque me llevaría artículos no cojo nada porque considero que hay personas que lo necesitan más», y despeja la duda de que sea por su estado anadino: «Sólo se deposita ropa que puede tener una segunda vida. No es un basurero». Ella práctica el intercambio con sus familiares y, a su edad, considera que no tiene que renovar con tanta frecuencia su armario. Ya ha hecho tres visitas en los últimos meses.

ROPA PARA VESTIR UGANDA

Material sanitario para curas y ropa para vestir a los huérfanos y huérfanas de Igayaza, Uganda. Eso es lo que portarán las maletas de Estela Castro y su madre Montserrat integrantes de la asociación Adelante África que tiene entre sus proyectos el de construir un orfanato en Igayaza. Viajan el 26 de noviembre al continente africano para darle a los telares de la Tienda Sin Costes una segunda vida, en esta ocasión, lejos del municipio, en tierra ugandesa.

La primera piedra del orfanato, que iban a poner este verano, se aplaza por la crisis alimentaria. Los precios han subido y no tienen presupuesto para comenzar la obra. Pero no están paradas. Están construyendo un pozo, dos casitas de 10.000 euros cada una, y unas letrinas y cocina de adobe. Además, talleres de costura, creación de conejeras y agricultura ecológica enseñan un oficio a la población local. En diciembre, las prendas de la Tienda Sin Costes colaboran.

  • Durante la temporada de primavera-verano no aceptan ropa de invierno.

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