Víctor Pérez espera impaciente a que comiencen sus clases de fútbol en la Fundación de Discapacitados de Rivas (FUNDAR). Este curso también se quiere apuntar a la escuela de tenis. Nunca antes había pertenecido a una agrupación deportiva y el hecho de sentirse integrado en un equipo le motiva a continuar.
Este joven, de 24 años, cursó un módulo de informática y ahora trabaja en una empresa familiar junto a su padre. Allí realiza labores de auxiliar administrativo. «Estoy de 9.00 a 14.00 y de 16.00 a 19.00», cuenta en la Casa de Asociaciones rodeado de tres monitores, sus padres, su compañero Javier y dos de los creadores de la Fundación. «Le detectaron una discapacidad mental a los cuatro años y desde entonces ha sido una lucha constante», asegura su padre Agustín Pérez, que recrimina el rechazo social que en ocasiones sienten.
Esta sensación de aislamiento que a menudo sienten las personas con discapacidad la combaten las asociaciones. «Desde FUNDAR tratamos de crear espacios de integración para que tengan una mejor calidad de vida», explica Felipe Alcraz, uno de los cinco fundadores. Lograr que las chicas y los chicos ganen autonomía requiere un trabajo constante.
«Desde FUNDAR tratamos de crear espacios de integración para que tengan una mejor calidad de vida»
Javier, compañero de Víctor, ha conseguido cierta independencia gracias a su lucha incesante.»Trabajo de jardinero en Madrid, después voy al gimnasio, a natación, a tenis, a fútbol y los sábados salgo al cine, al teatro, a la discoteca? con la asociación de El Gato de 5 patas», enumera divertido al entonar su agenda diaria. «La verdad es que no paro», resume.
FUNDAR reúne a un total de 70 personas desde los 2 hasta los 46 años. «Chicas y chicos con discapacidad física, psíquica y sensorial. Aquí no hacemos distinción a la hora de ofrecer servicios», cuenta Enrique, otro de los cinco fundadores. La organización tiene una escuela de tenis, baloncesto, fútbol sala, multideporte, natación y psicomotricidad en el agua y artes escénicas.