Ángel Morán, 52 años, y Concepción Leganés, 47, llevaban una vida «normal de curritos» hasta que las consecuencias de la crisis económica llegaron a su hogar de la avenida Velázquez en Rivas.
«Me levantaba a las 5 de la mañana, y me iba a trabajar a Madrid de pintor. Llegaba a las 20.00 a mi casa y tan cansado que veía la tele, cenaba y a dormir»; relata Ángel desde el sofá de su casa. Una rutina que entonces no le parecía envidiable pero que ahora ansía recuperar. «El fin de semana me iba a ver a mi hijo jugar al fútbol y a echarme una caña. En mi vida pensé que iba a terminar así. Muerto en vida», añade.
En este piso del Instituto de la Vivienda de Madrid llevan viviendo desde 2004 junto a su hija Noelia (25 años) y su hijo Aingeru (13 años). Cuando llegaron, Ángel cobraba una media de 1.000 euros con los que se mantenían los cuatro. Conchi después de atender los cuidados de su hijo que nació con atrofia muscular siguió encadenando contratos de limpieza y de cocina.
Pero a Ángel una baja en el año 2008 le acarreó el desempleo definitivo. Desde que se le agotó el paro, el único dinero que entra en casa proviene de la Renta de Inserción Activa que ambos han cobrado en años alternos: 426 euros mensuales. «Pagábamos el alquiler de 35o euros los meses que podíamos», explican. Así han contraído una deuda con el IVIMA que asciende a los 23.000 euros.
El pasado mes de octubre regresaban de realizar un curso de informática en el Centro de Iniciativas Empresariales cuando se encontraron con una carta pegada en su puerta: el 20 de noviembre les desahuciaban. «En esos momentos se te quitan las ganas de vivir .No puedes dormir, ni comer y tienes miedo de que llamen a la puerta en cualquier momento», lamenta Ángel.
Arropados por los que hasta ahora han compartido su drama: el movimiento 15M de Rivas, la PAH y el Frente Cívico acudieron el lunes 19 a las dependencias del IVIMA para exigir una solución. «Pedro del Cura y María Paz Parrilla (ediles ripenses) vinieron con nosotros y fueron de gran ayuda porque se reunieron con responsables del IVIMA», agradecen. «El apoyo de las instituciones es esencial». En el encuentro el organismo madrileño se comprometió a negociar con ellos un nuevo contrato.
«Nos dijeron que firmaríamos el compromiso de devolverles los 23.000 euros y mientras tanto establecerían un nuevo alquiler en función de la renta».
De momento están a la espera de una fecha para negociar el nuevo contrato y con la esperanza de que «este sin vivir termine cuanto antes».