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Un impulso para jóvenes en forma de vivienda

Rivas promueve el uso social de los pisos de la Empresa Municipal de la Vivienda. Deportistas y voluntarias ya viven en alguno de ellos.

Un impulso para jóvenes en forma de vivienda

Texto: Eugenio G. Delgado. Fotografía: Luis G. Craus.

Artículo 47 de la Constitución española: ‘Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos’.

Tomando como fundamento este apartado de la Carta Magna, Rivas ha asumido desde hace algunos años el compromiso de promover y fomentar el uso social de la vivienda. Ejemplos representativos son los dos pisos de la Empresa Municipal de la Vivienda (EMV) destinados a deportistas de clubes locales y el que está incluido dentro de la Beca para Juventud Comprometida.

«Para mí es una gran oportunidad de poder centrarme en el deporte», comenta Sofía Barba, jugadora internacional de 22 años del Club Deportivo de Tenis de Mesa de Rivas, nacida en Ciudad Real. Allí vivía con sus padres hasta octubre y desde allí tenía que desplazarse los viernes para entrenar en la ciudad ripense y jugar los torneos del fin de semana. Ahora, Sofía ya es una vecina más de Rivas y en ello ha influido mucho la posibilidad de acceder a una vivienda compartida.

«Ni me lo pensé: me vine a vivir aquí. La comida corre por nuestra cuenta y con la limpieza también nos organizamos y nos apañamos nosotros, pero el alquiler y los gastos de luz, agua, gas, internet¿ los paga el club», explica la deportista.

El arrendamiento mensual que abonan las entidades deportivas locales por el conjunto de los servicios es de 150 euros, acuerdo al que han llegado con la EMV y que se puede renovar anualmente.

Las dos viviendas destinadas a deportistas están situadas en la calle Frida Kahlo, tienen una superficie útil total de 112 metros cuadrados y cuentan con todas las comodidades y acondicionamientos para que estos chicos y chicas puedan centrarse en el desarrollo de sus carreras deportivas.

NUEVO COMPAÑERO ‘YANKEE’

Sofía comparte piso con el jugador de fútbol americano estadounidense Gabriel Losada, de los Osos de Rivas. A sus 20 años, es la primera vez que pisa Europa y lo ha hecho acudiendo a la llamada de sus raíces.

«Mi abuelo es de Puebla de Sanabria, en Zamora, y mi padre visita España regularmente. Quiero conocer España y saber de dónde vienen mi familia y mis orígenes. El deporte me ha dado la opción», comenta. Entre ellos se comunican en inglés y, aunque se conocen desde hace apenas dos meses, se definen entre ellos como personas que comparten lugar donde vivir.

«Desde el principio, Gabriel me dio la impresión de ser muy buena persona. Un buenazo, vamos», asegura ella. «Sofía es una persona encantadora y que siempre está dispuesta a ayudar a los demás», afirma él. Sin embargo, entre el deporte y los estudios, «no coincidimos mucho en casa».

La ciudadrealeña ha empezado este año Educación Social en la universidad, y el estadounidense está formándose en finanzas. Sofía Barba reconoce que ella es «muy casera» y que, a pesar de que no tiene mucho tiempo y casi sólo está en el piso para «descansar y dormir», le gusta «ver la tele tumbada en el sofá».

En esa afición concuerdan, ya que Gabriel es un «apasionado de las series y del cine, aunque más en el ordenador en mi habitación». También le gusta mucho salir con sus «nuevos amigos y compañeros de equipo españoles a tomar algo».

UN POCO DE NOSTALGIA

Los deportistas que acceden a esta iniciativa conjunta entre el Ayuntamiento y la EMV deben poner su sabiduría al servicio de los más pequeños. Los dos entrenan a equipos de las categorías inferiores de sus respectivos clubes.

Sofía y Gabriel están ya adaptados a la vida del municipio, pero seguro que echan algo de menos de su antiguo hogar. «A ver, estando en casa con los padres tienes menos preocupaciones a la hora hacer las tareas del hogar y siempre tienes preparada la comida, pero prefiero vivir sola. Ya tocaba. Echo de menos, sobre todo, a mi familia y los ratos con mis amigos», dice la campeona de España sub 23 de dobles en 2017.

Gabriel lo tiene claro: «A mi familia, por supuesto. Los Estados Unidos están muy lejos y no sé si podré verlos hasta el verano». La jugadora de tenis de mesa y el ‘quarterback’ son dos de las ocho chicas y chicos deportistas que, de esta forma, tienen garantizada la vivienda y que pertenecen a cuatro clubes ripenses. Además del Club de Tenis de Mesa y de los Osos de fútbol americano, también residen en los pisos compartidos jóvenes del Rivasket de baloncesto y del Club Patín Rivas Las Lagunas de hockey.

«Con esta iniciativa, el Ayuntamiento logra conjugar su apuesta decidida por el uso social de la vivienda pública con el apoyo al deporte en a ciudad y a los clubes deportivos ripenses, gracias a la colaboración con la EMV», comentó el alcalde del municipio, Pedro del Cura, en la presentación de los pisos para deportistas en el pasado mes de noviembre.

UNA BECA PARA PERSONAS JÓVENES COMPROMETIDAS

También se puede acceder a pisos compartidos de la EMV a través de la Beca para Juventud Comprometida, promovida por los Servicios Sociales del municipio. De esta forma, llegaron a la calle Manuel Azaña de Rivas Estela Hinojosa y Nieves Herrero. El alquiler está incluido en la beca. Nieves y Estela, quienes antes vivían en sus respectivas casas familiares en la zona de Covibar, tienen que hacerse cargo de los gastos corrientes y también de pagar su alimentación.

Los requisitos que se deben cumplir para formar parte de la bolsa de inscripción de participantes son estar empadronados en la ciudad, tener entre 18 y 30 años y disponer de 10 horas semanales para voluntariado social y comunitario, campo en el que se deben estar cursando estudios relacionados. Por el proyecto, que se puso en marcha en 2012, ya han pasado seis jóvenes de Rivas.

«Poder emanciparme ha sido un impulso para mi vida porque después de estar dos años en Londres no era fácil volver a casa de mis padres, pero me resultaba imposible debido al alto precio de los alquileres. Esta posibilidad me está permitiendo desarrollarme personal y profesionalmente», afirma Estela, vecina de 29 años y que lleva viviendo en el piso casi tres.

La beca se puede renovar hasta un máximo de cinco años. A sus 25 años, Nieves también lo percibe así: «Quería irme para tener mi propia independencia y no tenía ingresos suficientes para pagar el alquiler y las facturas. Estoy muy contenta de haber tenido esta opción. Si no, todavía estaba en casa de mi madre».

Se mudó en mayo de este año. De la gestión se encarga Estela. Es la que lleva más tiempo y la que abrió una cuenta para ingresar dinero y compartir gastos, y la que realiza el cuadrante semanal para realizar las tareas del hogar: «Siempre que llega alguien nuevo hay que dejar las cosas claras para que no haya problemas y las dos primeras son la administración de las facturas y las normas de convivencia».

Entre risas, cada una cuenta la labor que más le cuesta, detalles sin importancia. «A mí, sacar la basura. La tenemos en un terracita y siempre se me olvida», reconoce Nieves. «Recoger la colada. No puedo con ello. Se me puede quedar días en el barreño esperando a ser tendida», desvela Estela.

DIEZ HORAS DE VOLUNTARIADO

Las dos realizan diez horas semanales de voluntariado para los Servicios Sociales del Ayuntamiento. «Me encargo de un taller de alfabetización para adultos inmigrantes y de etnias minoritarias como la gitana. Se les enseña a escribir en español, a leer, cálculo¿ El objetivo es que tengan una buena integración», explica Estela Hinojosa, quien tiene la carrera de Magisterio. «Como son bastantes personas, en mi caso, realizo el apoyo y la asistencia en clase a Estela», señala Nieves Herrero, maestra de educación infantil.

A pesar de la ayuda que supone la vivienda, estas dos jóvenes ripenses no paran. Cuando termina su tiempo de voluntariado, Nieves trabaja tres horas más en un comedor de un colegio y luego da clases particulares a niñas y niños de infantil y primaria.

Por su parte, Estela termina el taller y luego da clases de inglés en dos colegios e imparte lecciones de piano particulares. «Hay que pagar las facturas», dicen al unísono. Así que, sólo les queda tiempo para verse por las noches. ¿Y qué hacen? «Hablar, hablar y hablar hasta las tantas».

«La convivencia está siendo muy buena. Al principio, te da un poco de respeto porque no conoces a la gente y no sabes a quién te vas a encontrar. Estela es como muy ‘pa’dentro’. Se lo guarda todo, pero es muy simpática y poco a poco se está soltando. Es muy familiar y le gusta bastante estar sola, a su aire». Así describe Nieves a su compañera, quien le responde: «Es una persona agradable, con la que se convive de maravilla y con la que puedes hablar de todo. Nunca discutimos».

Las viviendas de uso social de la EMV también dan acogida en Rivas a familias refugiadas, a mujeres víctimas de la violencia machista y a personas desahuciadas o en situación de emergencia social.·

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