El mayor temporal de nieve en los últimos 140 años en la Comunidad de Madrid provocó situaciones difíciles de combatir por mucho que se activaran los planes de contingencia durante los días previos. La ciudadanía ripense sufrió, en menor o mayor grado, las consecuencias de una nevada inaudita que precisó de 15 días de arduo trabajo para devolver la normalidad a la ciudad.
Esas labores fueron desempeñadas por el personal municipal y por empresas que prestaron su material y su esfuerzo, pero hubiese sido imposible sin la infatigable ayuda ciudadana de tantos y tantas ripenses que pusieron sus manos a disposición de su pueblo para evitar que las consecuencias fueran más severas.
Desde distintas asociaciones y entidades se solicitó ayuda vecinal para colaborar en la medida de lo posible en las tareas de retirada de la nieve de calles, plazas y otros lugares del municipio. Cada persona hizo uso de lo que tenía a su alcance, en algunos casos las herramientas que otras personas les prestaban, y una tras otra iban retirando pequeños montones de nieve hasta despejar las carreteras en primer término y posteriormente aceras, para permitir el tránsito de vehículos y transeúntes.
Tres ejemplos de los cientos que podrían recogerse en este reportaje son los casos de Irene, Jorge y Soraya. Nos cuentan cómo colaboraron durante unas horas difíciles para la ciudad.
UN MOMENTO EXCEPCIONAL
Irene Blanco, estudiante de Diseño en la Universidad Complutense y fotógrafa profesional, lleva toda la vida viviendo en Rivas. Por mediación de un grupo de vecinos y vecinas que se conocen entre sí, analizaron la situación y detectaron que en distintos lugares de Rivas, como los centros de salud, las farmacias o establecimientos de venta de productos de primera necesidad iban a necesitar ayuda para seguir desarrollando su actividad con cierta normalidad. Por ello, se convencieron de que querían ser útiles en un momento delicado.
Otro caso parecido es el de Jorge Fernández Val, profesor de FP y presidente del AMPA del Instituto Profesor Julio Pérez, que explica que por mediación de la asociación de madres y padres de alumnado, y en contacto con la dirección del centro y el profesorado del mismo, deciden organizarse para ponerse manos a la obra para ayudar e intentar que la situación mejorase paulatinamente.
El efecto expansivo de estas iniciativas da buena cuenta del carácter colaborativo de la ciudad. Irene explica que empezó planeando una acción conjunta entre tres residentes en Covibar, Rivas Futura y Santa Mónica y, tras la creación de un grupo de WhatsApp, dicho llamado acabó involucrando a cerca de 400 personas. A través de este chat, se explicó la idea y cada persona fue agregando sus aportaciones. Y a la mañana siguiente ya estaba todo el mundo en la calle para hacer frente a la nieve.
Soraya Pacios, vecina ripense que trabaja en el sector del marketing, vio en redes sociales una iniciativa del PCE de Rivas y de algunas asociaciones vecinales y decidió colaborar. Se organizaron por grupos y cada persona ayudó como pudo. En su caso, se dedicó a repartir palas que el Ayuntamiento de Rivas cedió para quienes las necesitasen.
ABRIENDO CAMINO EN LA NIEVE
Palas, azadas, recogedores, carretillas e incluso insospechadas bandejas de horno se convirtieron en herramientas indispensables para ir despejando poco a poco los accesos determinados de cada zona vecinal. También se repartió sal y se picó en las zonas más duras que se iban convirtiendo en hielo, uno de los elementos más peligrosos por el riesgo de caídas y posibles lesiones como torceduras o dislocaciones, que registraron máximos históricos durante el temporal en la Comunidad de Madrid.
Con el paso de las horas, las necesidades iban cambiando, como explica Irene: “Días después de la nevada, ya se iban pidiendo ayudas más concretas en calles, colegios o institutos y siempre había gente dispuesta a salir con lo que fuera para poder ayudar”.
El temporal provocó algunas consecuencias impensables, aunque lógicas en un lugar poco acostumbrado a un espesor de nieve más propio del norte de Europa: “En mi edificio estuvimos unos días sin agua porque las tuberías se congelaron”, precisa Soraya. Evidentemente, también imposibilitó el desplazamiento de muchas personas para desarrollar sus quehaceres diarios, lo que implicó que personas como Jorge no pudiesen ir a trabajar, o en el caso de Irene, la vuelta a las clases online: “Personalmente eso no me ha afectado porque ya tenemos costumbre debido a la pandemia”.
No recuerdan una nevada de tal calibre en Rivas. “En 2009 hubo una nevada, cuando yo tenía 9 años y me acuerdo de haber vuelto a casa pisando la nieve tras salir del colegio. Pero nada comparable a lo de este enero”, dice Irene. “Fue algo tan excepcional que probablemente no volvamos a ver algo igual”, opina Soraya.
GENTE SOLIDARIA
La solidaridad vecinal fue un elemento clave para que la situación se normalizase lo más rápido posible, contando con la ayuda de muchas personas que ni siquiera disponían de material para paliar la acumulación de nieve. “La gente quería ayudar fuera como fuera, hasta cuando no contaban con material. Cuando nos veían quitando nieve, mucha gente se unía y ayudaba, sin haber sido partícipe del grupo por el que organizamos las salidas. Se notan las ganas que tiene la ciudadanía de ayudarse mutuamente”, manifiesta Irene.
Soraya cree que la reacción de la ciudadanía ha sido positiva ante un hecho sin precedentes: “Creo que ha actuado bastante bien teniendo en cuenta la excepcionalidad y lo fuerte que fue la nevada”. “Gracias al temporal hemos podido ver realmente cómo es la gente de Rivas: solidaria, amable y con ganas de hacer de este sitio un lugar agradable para vivir. Además, en estos tiempos tan difíciles, ya lo vimos durante la cuarentena, siempre hay gente dispuesta a ayudar a sus vecinos y vecinas a pesar de no conocerse”, afirma Irene. Jorge valora los esfuerzos, aunque cree que la respuesta depende de cada persona y fue dispar en algunos casos: “Había zonas, bloques y calles en los que la gente se ha ayudado a quitar la nieve. En otros sitios había quien se dedicó a despejar solo su parte o incluso nada”.
Rivas cuenta con una larga y extensa tradición de asociacionismo y son múltiples las iniciativas populares que se suelen llevar a cabo en la ciudad, lo que facilita la concienciación y organización en situaciones como estas. La vis activista de Irene nace gracias al foro infantil, a partir del cual siempre ha estado muy ligada a iniciativas de voluntariado y asociaciones. Jorge por su parte participa en la iniciativa Actuaciones Educativas de Éxito, que busca la igualdad de resultados y la cohesión social a través de la participación de las familias y el profesorado y, también, forma parte de la Comisión de Atención a la Diversidad, un espacio de encuentro para aquellas personas interesadas en la pluralidad dentro del ámbito educativo.