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Marta Negro: la vuelta al mundo haciendo trueque

A sus 31 años, se lanza a recorrer el globo inspirándose en la iniciativa de economía alternativa el Banco del Tiempo de Rivas.

Marta Negro: la vuelta al mundo haciendo trueque
La ripense Marta Negro, en EEUU.

El sueño de una nómada ripense

Texto: Nacho Abad Andújar

El invierno, en la estepa siberiana. La primavera, descendiendo el río Mekong por el sudeste asiático. El verano, emboscada entre senderos por las Montañas Rocosas de Norteamérica. A sus 31 años, la ripense Marta Negro se dispone a dar la vuelta al mundo haciendo trueque. Un viaje donde el dinero pierda protagonismo. Donde encuentre alojamiento y comida a cambio, por ejemplo, de diseñar una web para el establecimiento o personas que la hospeden. O impartir sesiones de entrenamiento personal o clases de yoga, disciplinas que ella domina.

Su inspiración: el Banco del Tiempo de Rivas, un sistema en el que participó cuando tenía 18 años donde la gente intercambia servicios o favores como alternativa económica social. «En Polonia ya he contactado con una familia. Les haré un vídeo para su galería de arte y me quedaré una semana con ellos», cuenta por teléfono desde Edimburgo.

En la capital escocesa reside hace tres años, donde se gana la vida editando vídeos de marketing, principalmente para agencias de viajes. Desde la ciudad de los castillos y la bruma, vuela el 5 de septiembre a Berlín, primer destino de su aventura.

Luego enfrentará el otoño vagando por Polonia, Lituania y Letonia. Y entonces, cuando aceche el invierno, guardias fronterizos empezarán a estampar sellos en su pasaporte: Rusia, Mongolia, China, Laos, Camboya, Birmania, Indonesia, Filipinas, Japón o Canadá serán puertos donde arribe esta licenciada en Ciencias de la Actividad Física, carrera, que como su vida nómada, cursó entre Madrid y Sevilla para concluirla en Aguascalientes (México).

Uno de sus anhelos: «Caminar sobre las aguas heladas del lago Baikal». Su equipaje: un macuto que no pese más de 15 kilos, incluyendo el dron, ordenador personal y cámara fotográfica para documentar su travesía. En su web www.truequeandtravel.com publicará contenidos, especialmente audios.

«Podría ir acompañada, pero prefiero ir sola. La mejor forma de superar los miedos es afrontarlos. He viajado antes sola, pero temporadas cortas. Viajar así es una experiencia diferente, una se abre más a hablar y relacionarse», explica esta exalumna de la escuela infantil Platero, el colegio El Parque y los institutos Las Lagunas y Duque de Rivas.

EL PRINCIPIO FUE ITALIA

A Marta, hija de una funcionaria y un orientador psicopedagogo, la pasión trashumante le viene de casa. De viajes familiares en autocaravana. Como aquella expedición por la hermosa Italia cuando tenía 10 años. Luego vendrían otros destinos más lejanos, como Cuba.

Ya emancipada, ha vivido en Colombia, donde trabajó como entrenadora personal, o México, donde finalizó su carrera universitaria: «Me concedieron una beca para estudiar en Aguascalientes. Mi madre no quería que fuera, le parecía muy peligroso. Le dije que no iba a desaprovechar la oportunidad. Me fui. Contacté con una chica a través de la plataforma couchsurfing [‘surfear en el sofá’: alojamiento gratuito]. Dio la casualidad de que era profesora en la universidad de Aguascalientes. Y me dio las llaves de su casa y del coche. Me dijo: ahí están, para lo que quieras. Estuve diez meses en el país [no en su casa]. Fue una estancia maravillosa. El último mes vino mi madre. Viajamos juntas por la península de Yucatán. Y si le preguntas a ella, que tanto temía por mí, se derrite con una sonrisa de oreja a oreja cuando le preguntas por la experiencia».

Madre e hija han seguido compartiendo destinos: el año pasado, por ejemplo, una travesía por Arizona (EEUU).

Tanta sabiduría viajera, Marta la comparte en su canal de YouTube, donde publica vídeos que revelan, además, su destreza comunicativa [sus últimas expediciones: Perú o Nápoles].

EL DESEO

«Este viaje simboliza todo para mí: es un sueño forjado desde pequeña. Organizarlo y armarme de valor es cumplir uno de mis deseos. Creo que el hecho de ser mujer viajera me va a beneficiar, me abrirá puertas», cuenta. ¿Su idea? «Conseguir al menos 111 experiencias por el mundo, en las que el trueque sea la moneda de cambio. 111 experiencias porque ese número me ha estado persiguiendo durante más de un año».

Aunque dejó Rivas cuando sopló 19 velas, ha regresado intermitentemente según su periplo vital. Reconoce la huella dejada por la ciudad. Por ejemplo: «Esta idea de vuelta al mundo no sería posible sino hubiera crecido en Rivas, una localidad de referencia en el ámbito social, con proyectos como el Banco del Tiempo, que demuestran que existen modelos para hacer las cosas de otra forma; en este caso, mediante la economía colaborativa».

Pero Marta no es una ilusa: sabe que en su peregrinaje no vivirá solo del intercambio. No siempre encontrará una habitación a cambio de un trueque. Habrá que apoquinar las comidas. Y la mayoría de los desplazamientos. El Banco del Tiempo no ha llegado todavía al ferrocarril Transiberiano, con el que pretende alcanzar Mongolia desde Moscú. Por eso se lanza a esta andanza con un presupuesto de 13.000 euros.

LO HERMOSO Y SU INSTANTE

El plazo que se ha dado para esta aventura es de un año. Un éxodo para demorarse y deambular sin prisa. Porque caminar es vivir. Porque entre estaciones de trenes, andenes de autobús, puertos y aeropuertos, conviene saborear cada cama nueva, cada casa. Cada comida. Cada pueblo y ciudad. Cada playa y su mar. Cada bosque y su valle. Y disfrutar del viaje, y la vida, reconociéndose en los versos de Luis Cernuda: »Todo lo que es hermoso tiene su instante y pasa».

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