Texto: Eugenio G. Delgado Fotos: Luis García Craus
Inmaculada y José Manuel llegan puntuales al Ayuntamiento de Rivas. Les rodea una quincena de seres queridos y, con nervios pero con decisión, entran de la mano a la Sala Pedro Zerolo. Unos 30 minutos después salen del Consistorio sonrientes, felices y entre vítores de ‘¡Vivan los novios!’.
«Es uno de los días más bonitos de nuestra vida, sin lugar a dudas. He encontrado el amor de verdad», comenta con ojos llorosos Inmaculada García Navarro, recién casada. «Cuando encuentras a la persona ideal, lo sientes y quieres pasar el resto de tu vida con ella. Por eso nos hemos casado», añade José Manuel Bueno Fernández, el marido.
Ambos reconocen que ha sido «una boda muy emotiva, más de lo que pensábamos». «Poco burocrática, muy cercana y en la ciudad en que vivimos. Nos hemos sentido muy a gusto haciendo los trámites porque nos transmitían que estaban contentos de que nos casáramos aquí, y el concejal nos lo ha puesto muy fácil», reconocen. Para celebrar una boda se establece un procedimiento formal que consiste en la lectura de los artículos 66, 67 y 68 del Código Civil, la manifestación de contraer matrimonio por ambos cónyuges, la declaración de la unión y la firma del acta matrimonial por el alcalde o edil, contrayentes y testigos. Sin embargo, en Rivas, el personal político que oficia estos actos evita que sea un acto rutinario o frío centrado sólo en la rúbrica que sella la unión.
«Nadie te enseña a casar ni te dan un cursillo, pero cada cual crea su toque personal y su estilo», comenta José Alfaro, concejal de Educación y Barrio Oeste. Él casó a Inmaculada y José Manuel a principios de junio. «Llevo casando tres años, y para mí es de las cosas más bonitas que hacemos como concejales porque es un momento de mucha felicidad en el que nos permiten participar. Siempre les agradezco que escojan su casa, que es el Ayuntamiento, para contraer matrimonio e intento que sientan comodidad. Tienes que cumplir los formalismos, pero a partir de ahí me gusta que los actos sean amenos y que participen las propias personas que contraen matrimonio y las invitadas. Hemos vivido de todo, pero si alguien quiere una boda sencilla, también la puede tener», añade Alfaro.
Sobre las lecturas legales de la ceremonia, este concejal siempre recalca el artículo 68, «en el que se habla de corresponsabilizarse de las tareas domésticas». «Hago hincapié en el compromiso de crear una sociedad más igual, más justa. Es un camino que a los hombres nos falta por recorrer todavía: asumir de manera efectiva esas tareas», explica.
Alfaro comenta que también suele leer poemas, pero para la boda de Inmaculada y José Manuel eligió otro texto: «El pasaje de las rosas de ‘El Principito’: invita a reflexionar sobre por qué elegimos a una persona y no a otra para compartir nuestra vida, qué vemos de diferente en ella».
A continuación, les pidió que se dijeran unas palabras mientras se ponían las alianzas. José Manuel, de 53 años, quiso dejar clara su entrega: «Desde el día en que te vi, sabía que iba a llegar este momento». Inmaculada, de 47, respondió, no sin una pausa previa por la emoción: «Te quiero mucho y sabes que por ser tú». Acto seguido, llegó el beso prolongado para sellar su amor, la mirada mutua a los ojos, sonrisas y otro beso de recién casados.
El Ayuntamiento de Rivas ha sido pionero en celebrar bodas entre personas del mismo sexo desde que se permitió legalmente en 2005. Dos de esas personas que han decidido recientemente formalizar su unión civil en Rivas han sido Sonia Cayón Soneira, de 31 años, y Gabriela Parada Claros, de 34.
«Teníamos un poco de miedo por ver cómo sería el proceso, pero desde el principio nos lo han puesto muy fácil. Fuimos a preguntar a Madrid, pero se mostraron muy fríos, como si fuera un trámite más», comenta Gabriela. «En Rivas nos han atendido de maravilla [el servicio de matrimonios civiles, formado por las funcionarias Flor Gómez, Natalia Olmo y Ana Elena] y nos han ayudado en todo. Íbamos 40 o 50 personas y creíamos que no íbamos a caber en la Sala Pedro Zerolo pero, al contrario, es muy amplia y podría haber venido mucha más gente. Además, tenemos que darle las gracias especialmente a Carla. Nos ayudó mucho a tranquilizarnos y a disfrutar de nuestro día, como nos dijo», recuerda Gabriela.
Carla es Carla de Nicolás Castro, concejala delegada de Recursos Humanos: «A mí me encanta celebrar bodas e intento que todo el mundo esté cómodo porque es un momento que van a recordar toda su vida. Estoy encantada de formar parte. Gestiono una concejalía compleja, con sus días buenos y no tan buenos. En cambio, en las bodas todo son momentos felices y positivos. La de Gabriela y Carla se me quedará siempre en el recuerdo porque hubo contratiempos y sorpresas como que la boda se retransmitiera por Skype a Bolivia, de donde es Gabriela, o que llegaran en una limusina llena de flores».
«Le dijimos a la familia que iríamos vestidas de manera informal, pero aparecimos las dos vestidas de novia y todo el mundo se puso a gritar y a saltar de alegría. No se lo esperaban para nada», dice Sonia, mientras Gabriela destaca el susto que se llevaron porque «una madrina se había dejado las alianzas y su DNI en la limusina que nos trajo al Ayuntamiento. Casi me pongo a llorar, pero Carla me dio confianza y todo se solucionó».
La concejala tiene detalles como leer poesías de Jorge Bucay, Defreds o Miguel Gane, y también regala un librito a las parejas: «Son cuatro hojas con el escudo de Rivas en la portada y dentro, con letras de cuento, una frase que dice ‘Érase una vez una boda’, el nombre de las personas contrayentes, la fecha y un poema».
Incluso, en algunas ocasiones, también ha celebrado la ceremonia de las velas y de las arenas: «En la primera, con una vela grande se encienden dos más pequeñas que sostienen cada persona de la pareja. Y en la segunda, cada persona lleva una botellita decorada con flores de diferente color y juntas llenan una botella más grande que está en el centro, entre ellas, mezclando las arenas y simbolizando su unión».
Como signo de los tiempos que corren, la edil también hace partícipe a las redes sociales de las nupcias que celebra.
«Hay veces que la gente me pide que haga yo las fotos con el móvil y luego me citan en las redes sociales o ponen ‘hashtags’. Siempre que caso, subo alguna foto de detalle a Instagram, sin que salgan las personas. Lo vivo mucho», asegura.
MÁS DE 1.500 CEREMONIAS
A sus 34 años, y desde 2017 en el equipo de Gobierno Local, Carla no ha tenido demasiado tiempo de oficiar bodas, pero ya alcanza las, «aproximadamente, 40». «Y quiero seguir haciéndolo», afirma. Alguna más realizó al que con cariño ella llama «el casamentero oficial de Rivas», Raúl Sánchez Herranz.
«Fui concejal durante 16 años, hasta hace tres, cuando me jubilé, y estuve casando todo ese tiempo. Celebré más de 1.500 bodas. Lo vivía como una afición. Dentro del trabajo de edil es en el que siempre quedabas bien y todo el mundo se iba contento. Hacía todo lo posible para que ese día se les quedara grabado a los recién casados y lo recordaran siempre. A algunos les tenía que empujar un poquito por los nervios para que dijeran el ‘Sí, quiero’ bien alto hasta que se oyera en la última fila. O les recibía con música. A veces era la marcha nupcial y otras, Serrat, Víctor Manuel o Miguel Ríos. También les leía poemas de Mario Benedetti, Lope de Vega o Pablo Neruda», rememora Raúl.
Entre las innumerables bodas que ha realizado, al exconcejal se le han quedado en la memoria para siempre unas cuantas: «En la primera que hice me pasó algo muy divertido porque se me acercó un señor con traje y unos 60 años, le pregunté si era el padrino y me contestó: ‘No, el padrino es mi hijo, yo soy el novio’. Me quedé un poco cortado. En otra, vino toda la familia vestida de judocas y yo les dije que me lo podían haber dicho para haberme disfrazado también. Especialmente emotiva fue en la que uní a una mujer [transexual] que se casó con un hombre homosexual. Montaron una gran fiesta y todos acabamos llorando. También recuerdo una en la que un invitado hizo una broma levantándose y diciendo que tenía algo en contra de la ceremonia. Era sólo una broma, pero hubo 15 segundos de mucha tensión. Quizás una de las más divertidas fue otra en la que tanto las personas invitadas como la novia y el novio se pasaron todo el acto ejecutando una coreografía y cantando, excepto en el ‘Sí, quiero'».
Tanto Carla de Nicolás como José Alfaro, actuales ediles, también tienen ya muchas anécdotas para contar.
«Recuerdo especialmente dos: la primera, es el único lleno absoluto que he vivido en la Sala Pedro Zerolo, que fue con una pareja de militares. Tanto el chico como la chica venían vestidos del Ejército y todos sus compañeros también. Resultó algo bastante impresionante. Y la otra es la de dos chicos que llevaban bastante tiempo conviviendo juntos y tenían una importante diferencia de edad. Ese matrimonio se me ha quedado marcado por ser una relación tan valiente. Rivas ha trabajado mucho en materia de igualdad efectiva y yo mismo, cuando caso, no hablo de hombre y mujer, sino de personas», recalca el edil de Educación.
Por su parte, la concejala de Recursos Humanos señala: «Cuando caso en el Salón de Plenos del Casco Antiguo, lo primero que hago es darles las gracias por haber elegido Rivas para casarse y les explico que es el lugar donde se toman las decisiones de la ciudad. Cuando es en la Sala Pedro Zerolo me gusta destacar el papel que jugó Pedro como defensor de la libertad y el amor».
Sobre las anécdotas destaca que le han llegado a «invitar a irme al banquete con la pareja recién casada». «Además, recuerdo perfectamente la ceremonia de una chica y un chico muy jóvenes en la que sólo estaba el padre de ella. Se me saltaron las lágrimas de emoción y también con gente que he casado que estaba muy enferma. También he vivido momentos muy divertidos como la ceremonia en la que los amigos recibieron a los novios como si fuera una despedida o retransmisiones en directo vía móvil».
La boda que seguro no se le olvidará nunca será la de su madre: «La casaré el 22 de diciembre, en segundas nupcias, con 62 años. Nos hace mucha ilusión a la dos que la case yo, aunque todavía se me hace un poco raro. Por suerte, podré disfrutar de todo el proceso, ya que estaré en los preparativos y oficiando la boda. «Será muy bonito, aunque no puedo contar lo que estamos preparando para que no se entere», comenta.
TRES LUGARES
En Rivas, las bodas se pueden celebrar en tres lugares: la Sala Pedro Zerolo del Edificio de Servicios Administrativos del Ayuntamiento (planta -1), en el Salón de Plenos de la Casa Consistorial o en el Juzgado de Paz. Sin embargo, existe un requisito indispensable previo para celebrar ese acto: tramitar el expediente matrimonial.
«Este documento es imprescindible porque recoge que todo está en orden legalmente para poder firmar posteriormente e incluye, entre otros documentos, el certificado de nacimiento o de empadronamiento o actas de divorcio. Este expediente lo ve el fiscal y si todo está bien, entonces pueden casarse en cualquier lugar de España. Es importante subrayar que este expediente de tramitación lo tienen que hacer en el Juzgado de Paz del municipio donde están empadronados», expone Manuel Lareu Lamas, letrado del Juzgado de Paz de Rivas.
En julio, Manuel cumplirá 25 años ejerciendo en la ciudad y comenta que no podría cuantificar cuántos expediente de matrimonio ha tramitado: «Ahora mismo estamos, al año, en 600, más o menos. Es una barbaridad. Comparándolo relativamente a la población, estoy seguro de que es más que en Madrid capital. Para mí, las razones son que Rivas es una ciudad con población joven y porque ésta, mayoritariamente, elige el matrimonio civil antes que el religioso».
CASI 2.400 PAREJAS
En cuanto a más estadísticas, un total 2.390 parejas han formalizado su unión en uno de los dos espacios habilitados por el Ayuntamiento (Sala Pedro Zerolo y Salón de Plenos) para la celebración de matrimonios civiles desde 2003 a junio de 2018. Para el período julio a diciembre se preven otros 120.
El letrado de 62 años asegura que todavía no se ha jubilado porque le hace «ilusión todo lo que tenga que ver con la función pública». Y en ella están las bodas: «Me encantan. Los actos en el Juzgado de Paz suelen ser más sobrios, pero intentamos que las personas estén cómodas y se relajen. Nosotros no solemos leer poemas ni cosas parecidas, pero si los cónyuges lo desean, pueden leer, darse regalos, los anillos o lo que quieran».
A pesar de ser más formales, la emoción tampoco se puede contener en algunas situaciones. «Claro que he soltado alguna lagrimilla. Me acuerdo mucho de dos chicos gays que vinieron a casarse en limusina. Se dijeron cosas muy bonitas y muy agradables sobre lo que habían luchado por su relación y nos emocionaron a todos. También algunas parejas que llevan más de 30 años juntos, con hijas e hijos, y deciden dar el paso».
REPETIRÍAN
El recuerdo que les queda impreso a todas las personas que participan en una boda en Rivas es para siempre, y Sonia Cayón, recién casada con Gabriela Parada, lo resume así en una frase: «Me lo pasé tan bien que repetiría otra vez, en el mismo lugar, la misma ceremonia, con la misma mujer y con las mismas personas invitadas».·
INFORMACIÓN ÚTIL SOBRE TRÁMITES
El matrimonio civil se celebra en la Sala Pedro Zerolo del Edificio de Servicios Administrativos del Ayuntamiento (plaza de la Constitución, 1) o en el Salón de Plenos de la Casa Consistorial (plaza 19 de abril, s/n).
Fechas y horarios de celebraciones
Viernes: 12.30, 13.00 y 13.30. Tardes: 17.30, 18.00 y 18.30.
Sábados: 12.30, 13.00 y 13.30.
Requisitos previos
Tramitar el expediente matrimonial.
Las personas empadronadas en el municipio deben tramitarlo en el Juzgado de Paz de Rivas Vaciamadrid (plaza 19 de abril, s/n). Las no empadronadas deberán trasladarlo a este juzgado una vez finalizada la tramitación en su municipio.
Forma de tramitación
Acudir presencialmente para la reserva de la sala al servicio municipal de matrimonios civiles, en el Edificio de Alcaldía,
planta baja. Plaza de la Constitución, 1.
De 9.00 a 14.00, de lunes a viernes.
Documentación a aportar
Fotocopia de los documentos de identidad, pasaporte o permiso de residencia de las personas contrayentes y de los dos testigos.
Entrega del impreso para el pago de tasas: con el empadronamiento en Rivas con una antigüedad de seis meses, 90 euros (viernes) y 120 euros (sábados). No empadronados: 300 euros (viernes) y 400 euros (sábados).
Normas de utilización de las instalaciones municipales
Las personas contrayentes podrán personalizar parte de la celebración previo aviso al concejal o concejala: lecturas, música (tendrán que llevar su propio equipo), intercambio de alianzas o decoración de la sala (las flores no se podrán poner hasta unos minutos antes de la celebración y deberán retirarse una vez terminada la ceremonia. Quedar rigurosamente prohibido arrojar arroz, confeti o similares dentro del edificio municipal).
Para más información sobre la celebración de bodas civiles: en el Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid se puede contactar con personal administrativo en la plaza de la Constitución, 1, Edificio de Tenencia de Alcaldía, planta baja. Teléfono 91 660 27 00.