Texto: Eugenio G. Delgado
Que el papel de la mujer en la sociedad está cambiando hacia un mayor protagonismo, presencia e igualdad es obvio e imparable ¿aunque no siempre a la velocidad deseada-, pero lo que es más discutible es el papel que está dispuesto a jugar el hombre en esta modificación de paradigmas y roles.
En Rivas hay un grupo de ellos que lo tienen claro y que quieren ser más activos y responsables en la educación de sus hijas e hijos. Son los Papás por la Crianza.
«El grupo ofrece un espacio para debatir y compartir nuestras ideas sobre cómo nos queremos posicionar los hombres con respecto a la paternidad y qué papel queremos jugar en el crecimiento de nuestras hijas e hijos», comenta Joan Soler Morató, una de las personas que crearon Papás por la Crianza. «El objetivo es alcanzar una igualdad total, paritaria y real con las mujeres en la crianza», afirma Francisco Javier Tabasco Organista, otro de los integrantes.
La idea de Papás por la Crianza surgió en el año 2017 de la actividad Papás por el Micro que realiza el Espacio Ubuntu, el cual promueve el juego libre y el acompañamiento respetuoso a la infancia de 3 a 6 años cuyos padres y madres han decidido no escolarizar.
Poco después, pidieron asesoramiento a la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género (AHIGE) y se pusieron en marcha. Desde marzo se reúnen el último viernes de cada mes en el centro infantil Bhima Sangha. En estos momentos, el grupo lo forman 12 hombres.
ROMPER LA HERENCIA CULTURAL Y SOCIAL
Joan tiene 38 años y es padre de dos gemelas de cinco, Vega y Laia. Así cuenta cómo se desarrollan los encuentros: «Cada uno habla y comparte su experiencia personal y cómo afrontamos las dificultades de ser padre y hombre, porque nos faltan referentes de paternidad más activa y más moderna y, muchas veces, nos sentimos solos. Entre todos nos ayudamos a tomar un papel más activo tanto con nuestros descendientes como en la relación con nuestra pareja. A mí me permite conocer otros modelos. También llevamos un tema al mes que nos interese y debatimos sobre él. Por ejemplo, el último ha sido sobre el permiso de paternidad».
«Debemos saber renunciar a los privilegios que tenemos como hombres y como padres», señala Joan
«Es muy importante disponer de una red de padres a través de la cual podemos plantear nuestras dudas y ayudarnos entre todos. Todo es más fácil cuando tienes información y formación. La tendencia adquirida a lo largo de los años y de la historia es dejarles hacer a ellas y eso ya no puede ser. Por ellas y por nosotros. Papás por la Crianza implica igualdad y romper roles establecidos», comenta Fran, padre de Zoe, niña de dos años.
A lo que Joan añade: «Aunque no te des cuenta, y realmente no quieras, en ocasiones, reproduces comportamientos machistas y de patriarcado porque es una herencia cultural y social intrínseca. Cambiar esas dinámicas lleva tiempo y hay que concienciarse para actuar».
Ambos padres ponen ejemplos. «Desde coger una excedencia por paternidad para conciliar, a lo que no estamos acostumbrados, hasta cosas más sencillas como comprar juguetes no sexistas o saber qué tallas tienen mis hijas para comprarles ropa. No tenemos interiorizado ese proceso participativo en el que las mujeres suelen salir perjudicadas porque implicarte más en la crianza significa renunciar a cosas que se dan por echas y a tiempo libre, del que normalmente nosotros disponemos más gracias a las madres», dice Joan.
Fran, de 39 años, es muy gráfico y asegura que los hombres somos como «soldados de la crianza»: «Hacemos lo que nos dicen que tenemos que hacer, pero no somos proactivos. La tendencia es dejarles hacer a ellas porque venimos de una educación machista y nos sirve como excusa decir que ellas lo saben hacer mejor. Por ejemplo, si hay que ir al médico, ellas saben cuándo y por qué, aunque tú luego hagas la acción de llevarles; o dormirles por la noche, cuando decimos que no se duermen con nosotros y se los dejamos a ellas. Hay que ser constantes y, al final, tarde el tiempo que se tarde, también se duermen con nosotros. Tenemos que tomar conciencia, interiorizarlo y pasar a la acción. Ellas tampoco nacen sabiendo, aunque lo tengan más integrado».
LA RELACIÓN CON LA PAREJA
El trabajo con la pareja es necesario, reconocen. «El tema es que no estamos acostumbrados ni siquiera a mostrar nuestros sentimientos, así que también es fundamental hablar con ellas y contar con su apoyo para que la crianza sea algo realmente común y participativa. Ellas también tienen que aceptarlo. Con Papás por la Crianza queremos crear un modelo de paternidad en el que queremos vernos reflejados como hombres del siglo XXI. Para mí, criar a nuestras hijas es compartir con mi pareja y saber renunciar a los privilegios que tenemos como hombres», asegura Joan.
Fran señala que es muy importante que «ellas nos dejen hueco, lo cual no siempre es fácil y hay que tratarlo como pareja».
Prosigue: «Están acostumbradas socialmente a que lo tengan que hacer ellas casi todo y, al principio, parece que desconfían o te dicen cómo tienes que hacer las cosas, pero es una cuestión en la que ellas tienen que ceder y nosotros reclamar nuestro espacio. Con el tiempo y confianza, para cualquier mujer es una liberación disponer de su espacio de ocio y desarrollo personal, al que muchas veces tienen que renunciar por ser madres».
Como en todo cambio, encuentran dificultades o desconfianzas entre otros hombres y padres. «Todos los que estamos en el grupo estamos concienciados. Esto no va de ideologías o de feminismo, sino de tomar conciencia propia. Ningún hombre se debe sentir atacado», insiste Joan.
«A este cambio te unes o te arrasa, aunque no quieras, porque en muy poco tiempo no habrá mujeres que consientan que la paternidad sea un privilegio para los hombres. El cambio tiene que incluir a los hombres, a pesar de que sean las mujeres las que más reivindiquen. No hay que ponerse a la defensiva. Cada vez hay más padres proactivos en la crianza. Quizás somos aún la excepción, pero la semilla para el cambio está puesta», concluye Fran.·
