Texto: Patricia Campelo
Tiene 16 años pero su expresión rotunda le arroja más allá de la frontera de los 30. La madurez que desgrana su forma de comunicar deja entrever un futuro de oportunidades cuyos primeros pasos ya han comenzado.
Gastón Bevilacqua, alumno de 1º de bachillerato del instituto público Profesor Julio Pérez, es un representante de esa generación que ha crecido y se ha formado al calor de la participación activa en la cosa pública. Un ámbito de la vida que, en Rivas (15.000 estudiantes matriculados este año de infantil a secundaria), se entrena desde la más tierna edad, con herramientas como la Audiencia Pública o el Foro Infantil y Juvenil, y que continúa con actividades de voluntariado en los centros de secundaria, asociaciones o espacios municipales para estos colectivos de edad.
Gastón alimenta esta faceta participativa en el equipo de Mediación de su instituto, en el que resuelve, junto a otros 29 chicos y chicas, problemas de convivencia en el centro y proponen actividades en recreos y tiempos libres. Se trata de una actividad del proyecto ‘Redes Inclusivas’, distinguido con el Premio a la Acción Magistral 2016, entregado por la reina Leticia a representantes de este instituto el pasado 30 de septiembre.
«Nos encargamos de la integración de alumnos con mayores dificultades. Y tratamos de mejorar el ambiente en el instituto con distintos eventos, como la Semana de los valores, que acabamos de realizar», explica al otro lado del teléfono durante su tiempo del recreo de la mañana.
«Preparamos una actividad por valor: autoestima, conocimiento, confianza o empatía. Y buscamos la forma de incentivar cada sentimiento», ejemplifica sobre unas jornadas que concluyeron con la Marcha emocional, alrededor del centro.
En el equipo de mediación, Gastón ¿que lleva cinco años- y su compañero Alejandro Aranda, de 15 años (y tres cursos mediando), consensuan la manera de solventar un conflicto escuchando también la opinión adulta. «A veces nos indican un camino pero tenemos libertad para seguir el modo que creemos más adecuado», aseguran. Los problemas resueltos por alumnado de este instituto público, según detectan estos mediadores, alcanzan el 90% de éxito.
«Pocas veces sigue después el conflicto», garantiza Gastón, y verifica con un ejemplo: «Hace un mes, Álex y yo hicimos una mediación con dos amigas que se habían peleado. Pusimos en común los hechos y les recordamos que eran amigas y que si valía más una pelea que una amistad. Al final, una de ellas pasó a integrar el equipo de mediación».
Alejandro, que comenzó en esta actividad animado por uno de sus profesores, explica que la mayoría de los casos se desatan por «insultos» que terminan en «un problema más grande lo que es». «Aún así, cada vez hay menos problemas», atestigua, y ensalza los valores de la mediación: «Ayudar a los demás es una forma de ayudarte a ti mismo; aprendes a ser mejor persona y es una satisfacción resolver problemas que pensabas que no podrías arreglar».
INCLUYENDO OTRAS REALIDADES
El equipo de mediación se inscribe en la Red de Convivencia del centro, que sumada a las de Voluntariado, Académica y de Valores dan como resultado el proyecto premiado ‘Redes inclusivas’.
Se trata de un sistema cooperativo de agentes activos que trabajan desde la inclusión de todas las realidades del centro. «La idea era reflexionar sobre lo que buscábamos con todas la iniciativas que habíamos desarrollado. Vimos que, en el fondo, lo que estábamos trabajando era el tema de la inclusión: a familias, alumnado, Ayuntamiento o a ONG que nos ayudaran a desarrollar el proyecto educativo», esclarece el director del centro y coordinador del proyecto, Juan Carlos Hervás.
Con la figura de agentes activos se buscó que todas la medidas desarrolladas fueran lideradas por «mucha gente» para «darles continuidad». Y detrás de cada una de las cuatro redes se suceden las actividades.
«Dentro de la Académica se sitúan las actuaciones del Includ-ed, como los grupos interactivos en el aula. Nos los propuso el Ayuntamiento, nos sumamos desde el principio y ha ido a más, de tal manera que ya es seña de identidad de nuestro centro», informa el docente sobre una de las patas del proyecto sobre la que también se sostiene la iniciativa Mentores: estudiantes de Bachillerato apoyan académicamente a menores.
Por su parte, la red de Voluntariado se traduce, por ejemplo, en reforzar las clases de inglés a alumnado de colegios. «Vamos a empezar en el José Hierro por las tardes con unos 100 estudiantes de nuestro instituto», anota Hervás.
Esta misma actividad la realizan en el centro de educación especial Mª Isabel Zulueta desde hace cuatro cursos con cerca de 70 jóvenes.
«El alumnado ha crecido y ha dejado de ser un agente pasivo de las medidas que le aportábamos, para alcanzar cada vez más protagonismo en la gestión y resolución de las cosas que pasan», resuelve el director sobre un perfil de jóvenes que han adquirido los valores de la participación.
«Es una cultura. Todo se educa. El chico no surge con esa capacidad organizativa, y si le animan, le forman, le dejan espacios y escuchan sus propias iniciativas la participación va en aumento», apunta.
PRIMERA TUTORÍA GAY DE ESPAÑA
En los años 90, el profesor José Joaquín Álvarez era un joven activista por los derechos del colectivo LGTB. Militaba en el Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid (COGAM) y pronto asimiló que había cierta contradicción entre su lucha en las calles, por un lado, y la ausencia de acciones en el ámbito educativo, en el que trabajaba, por otro.
«Me limitaba a decir que yo era homosexual y activista LGTB, pero nada más, y empecé a sentir que no era razonable mirar hacia otro lado», recuerda. «Era muy consciente que había alumnos transexuales y homosexuales que crecían sin el apoyo del entorno educativo, sin programas específicos. Y pensaba que podía sensibilizar a la población escolar sobre esta realidad».
Bajo esa premisa, un día de claustro escolar en el instituto Duque de Rivas y «contra todo pronóstico», Joaquín alzó su voz en el espacio de ruegos y preguntas para plantear la importancia de «trabajar la diversidad afectivo sexual».
Según guarda en su memoria, trazó en aquel momento una problemática ante sus compañeros: «Había una parte del alumnado carente de referentes, algo que les llevaba a una situación de clara vulnerabilidad, de secuestro emocional».
Así, José Joaquín propuso una serie de charlas, talleres y la puesta en marcha del programa Tutoría de Atención a la Diversidad Afectivo Sexual, la primera de estas características en todo el país, que echó a andar en el curso 2005. «Contamos con el apoyo del AMPA [Asociación de Padres y Madres de Alumnado], algo fundamental para que comenzara el proyecto», explica el docente, de 56 años y 36 dedicado a la enseñanza.
Desde entonces, la iniciativa se ha consolidado, ha mejorado el clima de convivencia del instituto público y logra que jóvenes del colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales, Bisexuales e Intersexuales (LGTBI) sientan que su hecho identitario «está reconocido y es respetado y querido en el entorno escolar, con el apoyo de muchas personas ‘H’, heterosexuales».
«Se trata de hacer del centro escolar un espacio para la empatía y el respeto hacia lo diferente; donde chicos y chicas no se sientan amenazados por la homofobia, una de las lacras más asentadas en los centros de secundaria», advierte, e ilustra con un dato estremecedor: «El índice de suicidios en adolescentes homosexuales y transexuales es tres veces superior que en heterosexuales».
Para acabar son esta tradición de condena, la tutoría organiza encuentros periódicos de soporte emocional enfocados al empoderamiento y a la socialización de estudiantes no heterosexuales: talleres de educación afectivo sexual y prevención de la violencia homófoba, jornadas sobre cultura gay, lésbica y transexual en las que participan destacados representantes del movimiento LGTBI o la celebración de efemérides como el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos.
Para esta próxima cita cuentan con el compromiso del juez Baltasar Garzón para ofrecer una conferencia en el instituto sobre los delitos de odio.
DESAYUNOS POR LA DIVERSIDAD
Cada martes, a la hora del recreo, una treintena de estudiantes del centro, en su mayoría LGTBI, en compañía de profesorado y con la coordinación de José Joaquín, participa en el Desayuno por la diversidad. Se trata de una actividad de socialización que les invita a compartir vivencias.
«La idea es que perciban que en el instituto no sólo se acepta su realidad, sino que se les protege y se les quiere. Un modo de expresar afecto en la vida puede ser con una invitación. Si cada semana el centro les invita a zumo y galletas les ratifica en la idea de que son queridos e importantes, algo que fomenta su autoestima», aporta el promotor de esta iniciativa.
La labor de la tutoría LGTBI se extiende y, este curso, el Duque de Rivas cuenta con el compromiso del instituto Profesor Julio Pérez y de la Ciudad Educativa Municipal Hipatia de incorporar este programa educativo.
Además, José Joaquín traslada el taller ‘Amar no puede costar la libertad ni la vida’ a otros institutos de la región. «En todos los centros escolares hay adolescentes LGTBI. No trabajar esta realidad y la no implicación de las autoridades escolares y del profesorado en general les genera un gran sufrimiento», asegura. «Hay una falta de compromiso y de sensibilidad hacia esta realidad que se invisibiliza por sistema», lamenta.
Este proyecto del Duque de Rivas acumula un premio anual de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) y una mención honorífica de la Organización de Estados Americanos a través del Premio Derechos Humanos.
APRENDER PARA ENSEÑAR
El profesor de Física y Química de Las Lagunas Fernando de Prada se vale de pensadores clásicos para refrendar sus fórmulas de éxito dentro del aula. Como aquella de Séneca: «Largo es el camino de la enseñanza por medio de teorías; breve y eficaz por medio de ejemplos». «Mi filosofía es buscar el asombro del estudiante y generarle así un deseo de conocimiento, de saber más acerca del porqué ha sucedido ese fenómeno que se está estudiando», apuntala.
Así, al más puro estilo Federico Luppi en ‘Lugares comunes’ (2002), cuando reclamaba a su alumnado, futuros docentes, «pónganse como meta enseñar a pensar, que duden, que se hagan preguntas (¿). Despierten entre sus alumnos el dolor de la lucidez. Sin límites; sin piedad», De Prada convoca a los suyos a la satisfacción de la curiosidad.
Para ello, parte de su trabajo consiste en escudriñar fórmulas que generen sorpresa en el laboratorio, donde imparte sus clases derrochando dosis de creatividad e ingenio. «Einstein decía que a veces la imaginación es más importante que el conocimiento. Es cuestión de buscar nuevas formas que expliquen conceptos complejos. A lo difícil se puede llegar a través de lo fácil. Siempre puede simplificarse lo complejo sin que pierda su naturaleza», defiende.
Pero, ¿cómo seguir asombrando a su ‘público’ con éxito desde 1989, cuando comenzó en Las Lagunas? «Tienes que asombrarte tú mismo. Para ello, siempre estás indagando experimentos o actividades que llevar a clase y ponerlas en práctica. Después hacemos los proyectos, como algunos de los que han sido premiados, y vamos a ferias científicas donde muestran al público lo aprendido y se cierra el ciclo del aprendizaje. Cuando el alumno enseña es cuando realmente aprende, y además sirve para generar vocaciones científicas», arguye.
Todo lo ensayado en clase es fruto después de concursos, demostraciones y premios, como el ‘Finde Científico’, donde Las Lagunas acude desde hace tres ediciones, o la Feria de la Ciencia de Bellas Artes.
«El año pasado participamos en el concurso de vídeos científicos del Museo Príncipe Felipe de Valencia y el trabajo que mandaron los alumnos fue finalista», anota. En 2012 se hicieron con el galardón Salvador Senent, de la Real Sociedad Española de Química, por la actividad ‘El Museo del Prado como recurso didáctico en Química’.
En 2015, el proyecto ‘La termografía infrarroja’ les hizo ganador del primer premio del concurso Ciencia en Acción. La última distinción ha llegado de la Real Sociedad Española de Física ¿ Fundación BBVA 2016, en la categoría de Enseñanza y divulgación, a Fernando de Prada por sus «numerosas, variadas y originales contribuciones a lo largo de los años a la didáctica de la física», según el fallo del jurado.
De la física en los parques de atracciones y en el deporte a la química de los cuadros de museos o a la pirotecnia. La innovación académica protagoniza estas clases, y la estimulación que proporcionan los premios y las actividades prácticas suponen un acicate a la hora de estudiar la materia, según reconoce el alumnado.
«Me acuerdo del experimento y de lo explicado por el profesor, lo utilizo como ejemplo y es más fácil», asevera Camelia Medues, de 17 años. «Los experimentos sirven de refuerzo visual de lo que aprendemos día a día en clase», añade María Leal (17 años).
Para Alberto Maqueda, de 16 años, estas clases le ayudan a entender «lo que puede pasar en una situación real, y se hace más fácil así el estudio de la teoría». Camila, María y Alberto ratifican que la parte experimental es su preferida, y reconocen un aumento de su interés por la física y la química. «No sabía que en todo puede haber procesos químicos, desde la oxidación del hierro a algo tan simple como respirar», confiesa Camila.
«Me sorprende la cantidad de cosas que no sabemos y que se pueden explicar con experimentos muy sencillos», se sincera María. «Me gusta saber qué le ocurre a un cuerpo o a ti mismo cuando estás sometido a una fuerza o movimiento», añade Alberto.
La próxima actividad divulgativa que protagonizará el alumnado de Física y Química de Las Lagunas será la I Semana de la Ciencia de Rivas, con la participación de otros centros y organismos educativos.
AULAS ABIERTAS
La Fiesta de la Educación Pública; el Programa Municipal de Apoyo a Centros Escolares (PAMCE) o las actuaciones del proyecto Includ-ed, que cuentan con dos de las primeras comunidades de aprendizaje de la región, en la escuela infantil Grimm y en el colegio Mario Benedetti.
El municipio aglutina numerosas experiencias que elevan la calidad educativa. Desde la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnado (FAPA) de Rivas, Ana Lillo repasa otras: «Tenemos los Premios [al Compromiso Educativo] Profesor Julio Pérez; el Consejo Municipal de Educación y un movimiento de las AMPA muy fuerte».
«Todo esto favorece que Rivas empiece a responder al reto de la educación innovadora, que es lo que ahora mismo prima y se necesita para que nuestros niños y niñas crezcan y respondan bien a los retos del futuro», defiende la FAPA ripense.
«Detrás hay un profesorado de corazón que entiende que no sólo los conocimientos son importantes, también las actividades, y por ello se abren a que la comunidad entre e intercambiemos esa riqueza de conocimientos», añade.·
Escuela de motivación
De las escuelas infantiles a los institutos, distintas iniciativas reflejan una forma distinta y motivadora de de enseñar. Aquí, otros ejemplos.
Actuaciones Educativas de Éxito ¿ Includ-ed
Este programa europeo se realiza desde hace seis años en el municipio. Participan 16 centros y más de 200 docentes, junto a 600 personas voluntarias. Más de 3.500 estudiantes se benefician de sus acciones.
Includ-ed plantea una forma interactiva de enseñar, con aulas abiertas y la participación voluntaria de toda la comunidad educativa.
Aprender profesiones desde la ópera
El colegio Mario Benedetti, distinguido por desarrollar métodos pedagógicos innovadores, comprobó en 2013 la capacidad de una iniciativa artística para mejorar el rendimiento. Una treintena de jóvenes de 4º de Primaria ensayó las distintas profesiones que congrega el montaje de una ópera: desde carpintería a regiduría o dirección de escena. Este curso preparan una nueva edición.
Un coro para integrar al alumnado
60 niños y niñas de 14 nacionalidades formaron parte del coro del colegio Dulce Chacón el pasado curso: una iniciativa cultural que aúna disciplina y trabajo colectivo para mejorar individualmente y en conjunto. El resultado, al final del curso, tiene que ver con una mejora de la convivencia.