Cristina Rota (La Plata, Argentina, 1945), una de las figuras docentes más representativas del arte dramático hispanoamericano, recibe en el auditorio Pilar Bardem de Rivas homenaje de reconocimiento de parte de sus compañeros y compañeras profesión.
El acto se celebra el viernes 30 (20.00), el mismo día en que Rota cumple años. La entrada es libre y gratuita (sólo hay que solicitar una invitación antes del miércoles 28 en el correo cultura@rivasciudad.es). El auditorio se ubica en la calle de la Fundición, s/n (junto al Ayuntamiento y frente al polideportivo municipal Cerro del Telégrafo; salida 12 de la A-3 desde Madrid).
La elección de Rivas no es casual. En la ciudad ripense, la actriz, productora y profesora abrió en 2013 una escuela de danza y artes escénicas para jóvenes de 4 a 21 años.
Tras 55 años en la profesión y 37 impartiendo clases, su familia, amistades y alumnado preparan un acto de reconocimiento por su 70 cumpleaños. Impulsado por sus hijos, el actor Juan Diego Botto, y sus hijas, las actrices María Botto y Nur Levi, el homenaje girará en torno a sus recuerdos y sus luchas. Contará con la participación de grandes actores y actrices que se formaron como tales en su escuela: Natahalie Pozas, Goya Toledo, Marta Etura, Raúl Arévalo o Secun de la Rosa.
¿Y por qué en Rivas? Su hija María Botto contestaba así en la revista ‘Rivas al Día’ de enero, que edita el Ayuntamiento: «En Rivas es donde mi madre desarrolla uno de los proyectos que más ilusión le hacen: la escuela de danza y artes escénicas para niños, niñas y jóvenes». «Rivas es, además, una ciudad que genera muchos proyectos sociales interesantes e innovadores. A ella le hace mucha ilusión que Rivas quiera celebrarla», resume María Botto.
Cristina Rota ha pasado más de la mitad de su vida en España, donde llegó en 1978 tras exiliarse de su Argentina natal, país sumido entonces en la dictadura militar. Precisamente, la faceta combativa es el marco desde el que Rota se sitúa para «tomar partido», reivindicar «la ideología» y defender la cultura como una herramienta transversal a la vida.
En Lavapiés, un barrio tan plural como ella, levantó los cimientos de su revolución interpretativa en 1978. «¿Qué pasaría si animáramos al actor a generar pensamiento, conceptos?», se planteó en el origen. Cerca de cuatro décadas después, las respuestas se enmarcan bajo el paraguas del Centro de Nuevos Creadores, que incluye, además de la escuela, la sala Mirador: un espacio que acoge obras con mensaje social y político.
EL ACTO
El hilo conductor de lo que se narre sobre el escenario del Pilar Bardem se inspira en el libro autobiográfico ‘Les diré que te recuerdo’, una obra en la que se desprende la figura de una mujer comprometida con su tiempo, que no entiende el arte ni la existencia sin la presencia de la política.
«A veces pienso que su influencia se percibe no sólo en lo que ha dado al barrio de Lavapiés, sino de un modo más amplio en la escena teatral madrileña. Cuando la sala Mirador echó a andar se decía que el teatro estaba muerto», recuerda María Botto. «Si miras bien, muchas de las pequeñas salas alternativas que hoy funcionan en Madrid las llevan antiguos alumnos suyos. De todos modos, la dimensión del cambio que ella protagonizó en parte se verá con el paso de los años», subraya su hija y actriz.
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PERFIL
Una vida consagrada a defender la vida
Corría el año 2003 cuando la familia Botto cenaba en un restaurante para celebrar el decreto que ponía fin a las leyes argentinas de obediencia debida y punto final. La ceremonia familiar festejaba así el inicio de un proceso de memoria y reparación para las víctimas de la última dictadura militar en Argentina. Cristina Rota (La Plata, 1945), cumplía por entonces un cuarto de siglo en España, lugar al que llegó huyendo de la represión militar que asolaba su país.
Tras la desaparición de su compañero, el también actor Diego Fernández Botto, embarazada y con dos hijos pequeños del brazo, Rota puso rumbo al exilio y emprendió una vida partida por el destierro. El dolor, aún así, no pudo con ella, y la actriz, directora, productora y profesora de interpretación se sacudió la pena y el victimismo ¿concepto que detesta-, y construyó su nueva andadura apegada a la militancia en los derechos humanos, reivindicando la memoria como herramienta para elaborar «un futuro sano», tal y como ha defendido, y cortar así «la cadena de horrores».
«Las dictaduras te obligan a pensar y a sacar conclusiones. No hay que quedarse en el sentimentalismo ni en la recreación del dolor», manifestó por entonces en una entrevista a ‘El País’.
Tras 55 años en la profesión y 37 impartiendo clases, su familia, amistades y alumnado preparan un acto de reconocimiento por su 70 cumpleaños. Impulsado por sus hijos, el actor Juan Diego Botto, y sus hijas, las actrices María Botto y Nur Levi, este homenaje girará en torno a sus recuerdos y a sus luchas. Precisamente, esta faceta combativa es el marco desde el que Rota se sitúa para «tomar partido», reivindicar «la ideología» y defender la cultura como una herramienta transversal a la vida.
En Lavapiés, un barrio tan plural como ella, levantó los cimientos de su revolución interpretativa en 1978. «¿Qué pasaría si animáramos al actor a generar pensamiento, conceptos?», se planteó en el origen. Cerca de cuatro décadas después, las respuestas se enmarcan bajo el paraguas del Centro de Nuevos Creadores, que incluye, además de la escuela, la sala Mirador: un espacio que acoge obras con mensaje social y político.