Doce niños y niñas palestinas disfrutan estos días en Rivas del Campo de Trabajo Inverso, una versión diferente del campo de trabajo por el que cada año una quincena de jóvenes ripenses viajan hasta Cisjordania (Palestina) para llevar el compromiso de Rivas con su causa y, entre otras muchas propuestas, sacar una sonrisa a la infancia palestina a través de la escuela de circo que Pallasos en Rebeldía organiza en el campo de refugiados de Aida (en Belén).
Esta nueva versión del campo de trabajo, que en 2024 cumple su décima edición, es importante porque permite continuar con el trabajo de años anteriores, explica Abraham Pavón, de Pallasos en Rebeldía. Dos chicos de 15 y 17 años llegaron a Rivas el 2 de junio para participar en la escuela de circo. El resto lo hizo el 22 de junio. Todo el grupo regresará a Palestina el 11 de julio. Se están alojando en la casa de Fundar en el Casco Antiguo y en el albergue juvenil del Área Social del Parque de Asturias.
La estancia en Rivas ha sido preparada meticulosamente: desde febrero, más de 50 jóvenes ripenses y varias organizaciones juveniles vienen diseñando la programación de este campo de trabajo inverso, que también pretende vincular a la juventud ripense con la lucha por los derechos humanos, en particular por la situación de Palestina. Durante su estancia en Rivas, la infancia palestina no solo mejora sus habilidades circenses sino que, por las tardes, participa en varias actividades lúdicas organizadas: una liguilla de fútbol sala, escalada, el visionado de una película, un encuentro de escuelas nacionales de circo o la propia Semana de la Juventud, que en este año llevaba por lema ‘Juventud por Palestina’.
“Lo habitual es ir a conocer la realidad de Palestina y ser embajadores de esta ciudad, una ciudad que nunca se olvida de Palestina. Pero este año la situación es diferente”, explica la alcaldesa, Aída Castillejo. “La causa palestina es la causa de los derechos humanos”, recuerda. La regidora destaca el compromiso de Pallasos en Rebeldía, que “lleva sonrisas donde más lo necesitan”. Y agradece la labor de tanta gente de Rivas que se ha volcado en la atención a estos niños y niñas.
Lajee Center es la entidad que trabaja desde el lado palestino, trayendo a España a esta docena de chicas y chicos. Mohamed Alazza es su director y lleva en la entidad desde que tenía diez años. Lajee Center organiza programas para la infancia y el resto de la población de los campos de refugiados. Alazza reivindica la importancia de la escuela de circo desarrollada con apoyo ripense: “Es la única de la ciudad de Belén y la primera creada en un campo de refugiados”. Un espacio de aprendizaje para la población adolescente, muchas veces “principal objetivo de los ejércitos de ocupación”. De las 5.000 personas que viven en este campo, la mitad son niñas y niños. “La escuela de circo es un espacio donde sentirse libres, porque no tienen sitios donde jugar en la calle”, recuerda Alazza.
UNA FORMA DE RESISTIR
Desde que se inició la ofensiva israelí sobre la franja de Gaza, han sido asesinados 16.000 niñas y niños palestinos [y más de 37.000 personas en total]. Niños como Amir, que se muestra “realmente feliz en Rivas”, que convive con la amenaza diaria del ejército de ocupación. Ahmad, de 15 años, vio cómo un francotirador asesinó a su hermano de 17 en la azotea de su casa.
“El circo es una forma de resistencia, nos hace sentir más fuertes en la lucha por nuestra causa”, apunta Rawand, una de las niñas que disfruta de la hospitalidad ripense. Para Yazan, “la decisión de entrar en la escuela hace cinco años ha sido la más importante, porque me ha permitido venir aquí”.