Texto incluido en el reportaje ‘Crecer entre afectos seguros’.
Texto: Patricia Campelo.
Llega un momento en la vida del bebé, que suele situarse en el entorno de los 2 o 3 años, en el que debe preparar la mochila vacía que completará con las nuevas experiencias del colegio o escuela infantil.
Momento temido por las familias que practican la crianza respetuosa, ya que sus preceptos no suelen ser incorporados en los centros educativos y se corre el riesgo de deshacer el camino emprendido.
Aquí entra en juego la iniciativa puesta en marcha por cinco madres ripenses: Fab-criando en tribu. Soraya Sánchez, psicóloga y educadora, autora del blog La mamá de Pequeñita, ha sido la última en sumarse, aportando la visión de la crianza con apego seguro: «Cómo comunicarnos con los niños y niñas o cómo hacer que la educación sea respetuosa», enumera.
Para lograrlo, cuentan con las herramientas del método diseñado por la doctora y pedagoga María Montessori, que propició una renovación educativa a principios del siglo XX. «Montamos talleres para acercar a las familias esta metodología que consiste en una forma de aprender manipulando. Montessori elaboró materiales con los que aprender jugando de manera autónoma, sin que dirija un adulto», aclara Soraya.
En el colegio público José Iturzaeta ya arrancó este proyecto de la mano de Eva Díaz, autora del blog criaramarvivir.blogspot.com. El objetivo que buscan estas madres es formar a las familias en la metodología Montessori, ofrecer a la infancia participar en talleres que luego puedan llevar a casa y mostrar al profesorado ese método manipulativo para ejercerlo en el aula.
Desde la óptica de la crianza respetuosa, Soraya trata de reforzar algunos principios como una educación «sin castigos ni premios», con «respeto» y «relaciones más horizontales». «No es nada nuevo, pero se ha ido perdiendo», lamenta. Y en Fab-criando entienden esta forma de educar como una filosofía de vida. «No es sólo un método pedagógico porque implica una forma de ser dentro de la familia, como educar desde el respeto y la autonomía y no dirigir», plantea Soraya.
Bajo ese paraguas, se incluye un tipo de ocio diferente, así como reuniones entre madres, parejas y demás familiares para abordar asuntos concretos.
A SU RITMO
Uno de los elementos característicos de la crianza con apego es la adaptación a las propias necesidades y ritmos del bebé. Quienes así lo practican, defienden que la escolaridad temprana no acabe con los beneficios logrados.
«Cuando llegan al cole, el método va en contra de lo que hemos estado haciendo en casa: no premiar o decirles que no todo el rato porque queremos que su motivación sea interna y no se les genere una forma de ser dependiente de los demás», defiende Soraya. «Los colegios repiten patrones que en el mundo de hoy no sirven. Ahora hay que ser creativo, necesitamos que piensen por sí mismos, y si está todo tan teledirigido al final se coarta la libertad», añade.