- Texto: Irene Piedrabuena// Fotos: Luis García Craus
Cuatro alumnos del IES Antares pensaron que la vida sería más sencilla para personas con movilidad reducida si se idearan unas zapatillas autoajustables. «Así no tendrían que agacharse para abrochárselas», explica Ana Doñoro, de 18 años.
Esta joven gestó la idea junto a sus compañeros Álvaro Marín, Francisco Gutiérrez y Alexis Horna durante las clases de la asignatura optativa ‘Fundamentos de Administración y Gestión de la empresa’ y la profesora les animó a presentarse al concurso ‘Premio a Jóvenes Emprendedores’ de la Universidad Nebrija de Madrid.
Estos galardones reconocen proyectos de empresa desarrollados por alumnado de bachillerato y formación profesional para fomentar el espíritu emprendedor entre estudiantes preuniversitarios. «Tuvimos que idear durante el curso el plan de empresa de nuestra idea; rellenamos todos los formularios para darnos de alta como empresa; realizamos entrevistas a vecinas y a vecinos por las calles de Rivas para estudiar la viabilidad de nuestro proyecto y a comercios para ver cómo han emprendido su negocio; hicimos un plan de financiación; de crecimiento y de marketing, incluso», enumera Ana.
«Me gusta mucho Rivas. Es todo muy feliz y verde. Cuando vas a otros barrios de Madrid no se respira lo mismo»
El resultado del trabajo se materializó en ‘ZAP’, nombre con el que bautizaron al proyecto. La Universidad Nebrija les seleccionó junto a otros 20 grupos de entre los 140 que se apuntaron de toda España. «El día de la final presentamos el proyecto en la feria jóvenes emprendedores. Cada grupo montamos un stand para presentar nuestra idea», explica Álvaro (19 años). El grupo ripense se coló en los últimos seis finalistas y tras exponer su trabajo ante el jurado y el resto de participantes ganaron el premio al ‘Proyecto más innovador’. «Estábamos muy entrenados para la presentación. La gente estaba muy nerviosa pero nosotros nos engrandecimos y nos quedó realmente bien», confiesa Ana.
La idea de la asignatura ‘Fundamentos de Administración y Gestión de la empresa’, que es el primer año que se imparte en el centro, es que el alumnado aprenda a realizar un plan de empresa real. «Hemos aprendido a crear una empresa entera, a tener más capacidad de emprendimiento y a saber mirar la viabilidad de un proyecto», se sincera Ana. «Yo me he dado cuenta de que los trámites y los procesos son muy complicados y que lo más importante es trabajar mucho, creer en tu proyecto y ser constante. No hay que darse por vencido si tienes una idea porque ya llegará el momento de despegar», añade Álvaro.
PLANES FUTUROS
El proyecto ‘ZAP’ gustó tanto que contactó con ellos una zapatería de Rivas y un grupo de personas afectadas por la fibromialgia por si en algún momento deciden ponerlo en marcha. Pero a Ana y a Álvaro les esperan otros planes. Ana acaba de terminar la selectividad y se marcha al País Vasco a estudiar ‘Artes culinarias’. Su sueño es a abrir un restaurante cinco estrellas Michelín en Japón.
«Me gusta mucho la cocina porque me parece un trabajo creativo: trabajas con colores, olores, puedes inventar y pones en prácticas muchas otras cosas. Por ejemplo, utilizas la economía para gestionar un inventario; la psicología para adivinar lo que le gusta a la gente e incluso nociones de química y biología», explica entusiasmada. «Mi abuelo me dice: ‘pero aparte de cocina, ¿no quieres estudiar algo de verdad?», relata risueña. «Para mí es algo vocacional y lo voy a hacer bien de verdad».
Álvaro se ha decantado por estudiar un ciclo formativo de Marketing para después hacer otros estudios relacionados con la economía. «Creo que en la universidad no aprobaría todas las asignaturas, año a año, y no tengo dinero para costearme los créditos», cuenta quien ya ha tenido su primera experiencia profesional.
CIUDAD DE PINYPON
Estos dos jóvenes ripenses, sensibilizados con la situación del país y la elevada tasa de paro juvenil, han votado por primera vez y lo han hecho en las elecciones europeas. «Estoy esperanzado en que la situación cambie, termine el bipartidismo y las cosas vayan a mejor», asegura Álvaro. Pero ambos saben que su futuro puede hallarse en la salida al extranjero. «En la carrera voy a realizar prácticas fuera y eso me tranquiliza un poco. No pretendo quedarme en España a trabajar», asegura rotunda Ana. «Rivas me parece una ciudad de los Pinypon. Estoy muy cómoda aquí y por eso quiero salir a ver otras cosas, porque sino me quedaría aquí toda la vida», confiesa.
Álvaro, que ha participado en el Foro Infantil y en las asambleas de Juventud desde su temprana edad , se siente identificado con su compañera y amiga Ana: «Me gusta mucho Rivas, es todo muy feliz y muy verde. Vas a otros barrios de Madrid y no se respira lo mismo. Vivir aquí durante la niñez y la adolescencia está muy bien, pero ya se me queda pequeña». A Álvaro también le gustaría irse a cualquier otra parte: «Salir a conocer mundo y vivir otras cosas, aunque sea a Castilla-La Mancha», bromea.