‘SALVE REGINA’
SÁBADO 26 OCTUBRE / 21.00.
Carpa Arribas Circo. Entrada libre, hasta completar aforo.
Un día se encontraba ideando una obra sobre la violencia de estado, pero no afloraban las ideas. El proceso creativo se estancaba. Y de pronto, una catarsis la desbordó artísticamente y parió al personaje que tantas alegrías le está dando.
Ella, la persona real, es Ángela Palacios (1984), una riojana narradora de historias desde las tablas del teatro. Dramaturga, directora, actriz… Y la otra, su personaje, Regina, una mujer que ha llegado a esa edad en que la sociedad vuelca sobre las mujeres toda la presión de la maternidad. ¿Ser o no ser madre? Esa es la cuestión que Ángela desgrana a golpe de humor, ironía y de espejos. Esos en los que a veces hay que mirarse para encontrar caminos de salida. Y ella, a través de Regina, nos coloca uno para reflexionar sobre ese momento crucial en la vida de tantas mujeres pero también de muchos hombres, como es el asunto de la descendencia. Para deconstruir ideas e identificar qué nos hace felices, si lo que queremos o lo que la sociedad impone como verdades escritas en mármol. ‘Salve Regina’ es la creación de Ángela Palacios y Paloma Remolina que llega al festival Coñumor el sábado 26 de octubre, a las 21.00, en la Carpa Arribas Circo.
Hora y media de humor y reflexión colectiva sanadora con toda una reina de estética pop, colorida y tan excéntrica como real. El público se transformará en una sala de terapia grupal con la risa como mejor método de curación. Tomen asiento
¿Es una obra para todo tipo de público?
Por un lado ocurre lo que suele pasar con el arte en general: las mujeres van mucho más al teatro que los hombres. Eso ya de por sí se da. Pero los hombres que van se sienten identificados porque la obra no habla de cosas que nos pasan solo a nosotras. Habla de algo universal y humano que es la descendencia y el sentido de la vida. En los hombres es distinto pero ese planteamiento de tener hijos o no lo tenemos todas y todos. También vienen muchas mujeres que ya son madres o están fuera de la edad fértil y lo agradecen porque se sintieron así y les resulta balsámico que alguien cuente esto y además con humor.
‘Salve Regina’ nace de inquietudes personales. ¿Cómo afrontó esa decisión de ser o no ser madre?
Al principio no quería hablar del tema porque era un lugar de muchísimo dolor. Es verdad que el teatro siempre me ha salvado y es lo que más me ha servido para superar dudas o dolor. De hecho, estaba haciendo una obra sobre la violencia de estado, nada que ver. Pero en el proceso creativo, con Paloma Remolina (directora de ‘Salve Regina’ y coautora), no salía nada. Estaba en medio de la vorágine que es tomar esa decisión, y lo que salía en las improvisaciones cuando yo me abría en canal era ese tema [maternidad sí o no]. Llegué a un punto en el que dije, ‘vale, lo asumo, vamos con esto’. Habíamos estado unos meses bloqueadas y, en cuanto ya tomé la decisión de ir a ello salió el chorro creativo, y fue un desahogo que convertí en algo medicinal, atravesando antes oscuros caminos.
«Reivindico mucho dar a la risa el valor que tiene. Hay que ser muy valiente para poder reírse de una misma»
¿Y cómo fue de reparador el resultado? ¿Para qué le sirvió esta obra?
Para poder mirar el tema con perspectiva y distancia. Y antes que eso, para asumir que eso estaba ahí y que tenía que abordarlo. Muchas veces no queremos mirar cuestiones que nos causan dolor o miedo aunque estén llamándote a la puerta. Y en una tercera fase, para liberarme de todas esas creencias e imposiciones y llegar a una resolución. La obra me ha ayuda mucho pero no ha sido lo único. Con el proceso creativo he podido desahogarme y no sentirme sola. Que es por eso que la obra se vuelve balsámica con el resto de la gente, porque al compartir lo que te pasa ves que no eres la única que está mal y que no entiende nada.
Sobre la puesta en escena, ¿qué simboliza ese carro de la compra lleno de bebés?
Es uno de los elementos que más me gusta y no sé cuánto llega a todos los significados que tiene. Fue casual porque comencé la obra hablando de violencia de estado y yo iba a hacer de alguien que vive en la calle, y lo imaginé con un carro de la compra para llevar sus cosas. Pero después, cuando cambiamos, el carro se quedó porque vivimos en una sociedad materialista, mercantil, capitalista donde la maternidad se ha convertido en un producto. Yo compro un niño y no solo con el horror de la gestación subrogada, también con todas las clínicas que son un negocio de la fecundación in vitro. Y el negocio es algo incompatible con traer vida.
«Vivimos en una sociedad materialista, mercantil, capitalista donde la maternidad se ha convertido en un producto»
¿Regina es una reina, al final, por que asume el poder sobre su vida?
Me encanta que lo digas así. Sí, y además es un poco una propuesta, que comienza con una terapia de grupo en la que a Regina le ha tocado contar su vida, y el público es partícipe, son pacientes de Matilde, la terapeuta y se propone eso, que todas tomemos las riendas y nos liberemos. Más allá de la maternidad, hablamos de liberarnos de aquello que nos han dicho que nos iba a hacer feliz. Igual a uno le dijeron que sería feliz si lograba ser médico. Regina dice ‘a la mierda’, se libera de todo lo que le han hecho creer, y quiere ser libre.
¿Desde el humor entran mejor los mensajes?
Sí. El humor es un arma poderosísima, Reírse de nuestras debilidades y fragilidades es el estado más iluminado de nuestra conciencia, cuando ya te puedes reír de eso que tanto te duele. Y me encanta el humor para poder tomar al público. Me río contigo y nos hacemos hermanas y hermanos, confías en mi y te lanzo el mensaje que nos libera, que igual duele pero ya confías y podemos tocar un lugar de dolor a través de la risa. Eso es increíble. Y en el arte esta minusvalorado. Lo más elevado es la tragedia. Con lo difícil que es hacer reír. Yo reivindico mucho que le demos el valor que tiene la risa. Hay que ser muy valiente para reírse de una misma.