«Hago chistes para no cometer delitos»
Entrevista: Nacho Abad Andújar
Vasca, feminista y lesbiana. Es la respuesta de Irantzu Varela cuando se le pregunta por el título de su monólogo ‘Las tres cosas que soy y no parezco’. Con él actúa en Rivas en el festival Coñumor (sábado 14 diciembre, 22.00, La Casa+Grande, entrada libre, +16 años). Esta periodista, nacida en Portugalete en 1974, atesora una capacidad descomunal para comunicar. Y lo suyo es el feminismo. Basta con asomarse a sus vídeos, huracanes reivindicativos con mucha ironía y sarcasmo: ya sean los del microespacio ‘El tornillo’ (programa ‘En la frontera’, en Público TV) o los de la revista digital ‘Pikara Magazine’.
También agita desde la plataforma de aprendizaje, formación y creación feminista ‘Faktoria Lila’. Su verbo espabilado despeja nubarrones mentales y alumbra travesías de lucha. Reside en Bilbao. Y la entrevista se realiza por teléfono dos días después de las elecciones generales del 10 de noviembre.
¿Qué cuerpo le dejan los resultados electorales?
Hoy me he encontrado dibujada, en la persiana del local donde trabajo, una polla en torno al puño feminista con el número 52, el número de escaños de Vox. En lo general, me parece muy preocupante que el fascismo entre en las instituciones y luego doble su representación. En lo personal, estaba un poco más segura el sábado [antes de las elecciones] que hoy. Me lo han dejado bastante claro. Y ellos lo saben.
En el espectáculo que trae a Rivas habla de «señoros, fascismo y amor romántico»: ¿qué une a esas categorías?
El fascismo es claramente una cosa de señoros. Solo son fascistas las personas que están contentas con sus privilegios o personas que sin privilegios aspiran a tenerlos. Los fascistas suelen ser señores blancos heterosexuales contentos con sus privilegios. Hay excepciones: mujeres, personas racializadas o inmigrantes que se dejan engañar por los cantos de señoro porque, de alguna manera, quieren formar parte del grupo privilegiado.
¿Y el amor romántico?
Uno de los timos impuestos para que las mujeres obedezcamos el papel al que el sistema nos obliga: cuidadoras gratuitas y ‘satisfactorias’ de deseos y necesidades ajenas. Como dice Silvia Federici, cuando te quieren explotar en una fábrica, lo hacen con el salario; cuando te quieren explotar en casa, utilizan el amor.
Con humor, ¿el mensaje puede ser más radical?
El humor es un arma para decir algo que no puedes decir en serio, entre otras cosas, porque puede ser delito. Cuando hago un chiste, normalmente es porque se me ocurre un acto que sería delictivo. Hago chistes para no cometer delitos.
Se define como feminista radical: radical es ir a la raíz, a la esencia.
Feminista radical es un paso que dio el feminismo en los años 70, cuando planteó que las desigualdades que vivimos las mujeres no son cuestiones aisladas. Para atajarlas hay que ir a la raíz. Para atacar la violencia de género, hay que acabar con la desigualdad. Para acabar con la pobreza y la precarización de las mujeres, hay que atacar al sistema patriarcal. Para acabar con las discriminaciones que sufrimos la población femenina, hay que ir a la raíz de las estructuras que provocan esos problemas. Aunque el término me parece casi una reiteración: no se puede ser feminista superficial.
Sitúa el feminismo en una lucha global: o se combaten todas las opresiones o se conseguirá poco.
Es una lección aprendida históricamente. Quienes han luchado solo contra una forma de opresión -ya sea el capitalismo, el racismo o la colonización- no han conseguido acabar con las formas de opresión, porque es un sistema muy complejo que actúa de una manera compleja. No se acaba con las opresiones de una en una. La propuesta teórica y política más interesante contra el racismo, el fascismo y el capitalismo es el feminismo: ha descubierto que para acabar con la opresión de las mujeres hay que acabar con todos los sistemas que la necesitan y fomentan.
El feminismo, ¿es compatible con las barricadas, con tirar piedras?
Las feministas venimos hablando de autodefensa feminista desde hace décadas. El adiestramiento en la feminidad nos ha quitado la posibilidad de violencia como una estrategia de autodefensa. Si el estado y las instituciones no solo no nos protegen, sino que nos atacan, habrá que autodefenderse. Es una figura penal: la autodefensa legítima.
Quemar un contenedor, ¿es una forma de lucha masculina?
No se pueden analizar las cosas sacadas de contexto. ¿La violencia física es una forma de violencia machista? Depende quién la ejerza, cómo, contra quién y en qué contexto. ¿La guillotina es violencia? Sí. Y, sin embargo, los estados democráticos en torno a los que nos organizamos tienen su origen en una gente que inventó la guillotina. Las luchas en la calle, tal y como las conocemos ahora, están muy masculinizadas y tienen un trasfondo machista porque los movimientos sociales han entendido, solo hace poco, que el feminismo es fundamental y transversal. Las mujeres llevan inventando nuevas formas de luchas desde que la humanidad existe. Los hombres se han estado dando de hostias y matando entre ellos mientras las mujeres garantizábamos la supervivencia de la humanidad, y lo vamos a seguir haciendo.
Ser feminista y de derechas: no lo ve.
Eso es imposible. Ser feminista es estar en contra de todas las formas de opresión. Y ser de derechas es estar a favor de las formas de opresión: el enriquecimiento injusto a través de la plusvalía, llamado capitalismo, o la segregación de la gente en función de su origen étnico y geográfico, llamado racismo o Ley de Extranjería. Ser de derechas es estar a favor de las opresiones. Ser feminista significa estar en contra.
Al capitalismo le ha venido muy bien aliarse con el patriarcado, dos sistemas de dominación universales.
El patriarcado es previo al capitalismo. Y se lo pone en bandeja al capitalismo. Este necesita que las mujeres cuidemos gratis, garanticemos la supervivencia mediante el trabajo reproductivo gratuito y nos creamos que lo hacemos por amor. Sin eso, el capitalismo no dura ni dos días.
Mujer, feminista, activista… Cumple los requisitos para convertirse en blanco de la violencia machista en internet y redes.
Las compañeras de la revista ‘Pikara Magazine’, con quien comparto espacio, llevamos años viviendo violencia a través de las redes sociales. Y lo hemos denunciado. Siempre decimos que la violencia digital solo tiene de digital el canal. En los últimos meses, con la normalización del fascismo, hay un repunte de violencias más explícitas. Recibimos amenazas, también señalamientos a través de pintadas con la inacción de las instituciones. Tendremos que organizar estrategias de autodefensa. Ya han pasado de las redes a lo físico. ¿Qué será lo siguiente? ¿Cuándo se va a reaccionar? Yo ya he avisado a mis amigas: si un día me pasa algo, hay una concentración de protesta y no puedo estar, que le saquen una peineta a las instituciones que se pongan en la pancarta. No están haciendo nada, cuando nos están señalando y amenazando. En la puerta del local de ‘Pikara Magazine’ han escrito esta mañana: ‘La violencia no tiene género’. Esto lo dice la extrema derecha, y también los señores con traje que van de centro derecha: es un discurso normalizado. Y la responsabilidad la tienen la clase política y los medios de comunicación que han normalizado el fascismo. Y las 3,5 millones de personas que opinan que puede haber personas fascistas en las instituciones democráticas.
¿Quién es Irantzu Varela?
Una que no es ni más fuerte ni más valiente ni más osada que ninguna otra. Así que manden mimos y cuidados, por favor.