Texto: Pau Llop.
El milenario acueducto de Segovia debió de ver pasar cientos de veces a aquella estudiante. Ella quería ser periodista y, por equivocación, acabó matriculada en Publicidad, «pero enseguida me enamoré de esto». Marta Gutiérrez, mostoleña de nacimiento, universitaria segoviana y ripense -«yo me jubilo en Rivas», asegura, pese a que sólo tiene 41 años-, es la CEO (directora ejecutiva) de la agencia de publicidad SrBurns, que en la reciente edición del Festival Iberoamericano de la Comunicación Publicitaria se hizo con un ‘Sol de bronce’.
Ella y su equipo lo lograron por la campaña ‘El puente de los collares’, una acción de street marketing para concienciar contra el abandono de las mascotas y que consistió en llenar el puente peatonal sobre el Parque Lineal con más de 800 collares de perro y gato.
«Fue una idea proactiva, es decir, surgió del equipo en SrBurns y se la propusimos a nuestro cliente, Royal Canin, que quedó entusiasmado. Los enamorados atan candados a los puentes como símbolo de su amor, y los collares representan aquí, por contra, el abandono», explica.
«El motivo de que todo haya sido en Rivas es que el propio cliente tenía ya una buena relación con Mascoteros Solidarios y con Los Cantiles», detalla Marta en su casa, donde nos recibe.
Esta campaña «low cost» -la califica-, que tuvo un gran impacto en medios y recibió a principios de junio el prestigioso galardón en el festival celebrado en Bilbao, vino a sumar enteros a uno de los atributos identitarios de Rivas, el referente a ‘ciudad amiga de los animales’.
Aunque pueda sonar extraño a algunas personas, las urbes dedican esfuerzos a construir su propia marca. Hasta no hace mucho, y sigue siendo así en entornos rurales, la mayoría de las personas completaban su ciclo vital en un mismo lugar. Hoy, mucha gente puede escoger dónde vivir en función de muchas más variables que sus raíces familiares. Y los municipios compiten por «atraer a los mejores vecinos, que conciten a su vez actividad comercial», asegura Marta.
Al mismo tiempo, hacia adentro, «las ciudades tratan de generar un sentimiento de ‘orgullo de pertenencia’, que aparte de fomentar la cohesión social y construir un relato compartido, «abre todo tipo de oportunidades de negocio que, a su vez, retorna a la ciudad en forma de impuestos que revierten en más y mejores servicios públicos», explica.
En Alcobendas, por ejemplo, existe una aplicación móvil llamada CebrApp que avisa al peatón que va mirando el móvil de que se acerca a un cruce peligroso. «Cada año resultan heridas o incluso mueren muchas personas por caminar sin levantar la vista del móvil. Esta idea, que también surgió dentro del equipo de SrBurns, me gusta especialmente porque es tecnología ayudando a prevenir los peores efectos de la tecnología».
Aunque su descripción parezca una figura literaria, esta app, «que no es ni un anuncio de televisión o una cuña de radio, ni un banner, comunica tanto o más que cualquiera de ellos y contribuye al atributo de ciudad segura y preocupada por sus ciudadanos». Marta empezó trabajando para Contrapunto, una de las grandes agencias de publicidad tradicionales españolas, a raíz de un máster en marketing directo en el que ya destacó.
Hoy lo hace en una agencia digital e innovadora. Por el camino de la digitalización, «mi mayor apoyo han sido los compañeros y compañeras más jóvenes», explica Marta, que dirige una compañía que ella define como «una chica joven»: el 65% de la plantilla está formada por mujeres y la media de edad es de 28 años. «Lo que más me gusta de mi trabajo es que cada día aprendo de ellos y ellas nuevas técnicas, formatos y tendencias y de los mayores, la experiencia y el bagaje».
POR UNA AMIGA
En su camino profesional, Marta ha andado y anda, y en el personal, cambió el cochinillo por Valdebernardo, y, hace once años, convencida por una amiga «muy, muy fan de Rivas», anduvo un poco más al este para convertirse en ripense. «Estoy encantada, de verdad. Sobre todo estoy muy contenta con la educación. Para mí es muy importante la educación pública y tengo claro que en Rivas es una prioridad. Lo he podido comprobar con mi hija, que ha estudiado en el CEIP Los Almendros y en el IES Las Lagunas».
Esta ejecutiva publicitaria desconecta «totalmente» los viernes por la tarde y comienza entonces su vida familiar de fin de semana en la ciudad, «donde no faltan actividades, aunque hay espacios como el auditorio Miguel Ríos que se podrían aprovechar más». Convencida de quedarse definitivamente en Rivas, recuerda que tan importante decisión fue fruto de la publicidad más antigua del mundo, el boca-oreja. Y se responde: «Sí, pero para que la boca le diga a la oreja, tiene que haber habido un buen trabajo de comunicación detrás».·