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Educación que potencia la ciencia 

Rivas cuenta ya con dos centros educativos pertenecientes a la red STEM: el colegio Hans Christian Andersen y el instituto Europa.

Educación que potencia la ciencia 
Profesoras y una alumna del colegio público Hans Christian Andersen. PACO MARISCAL

STEM es un acrónimo que engloba ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (en inglés: Science, Technology, Engineering and Mathematics, de ahí las iniciales) y que da nombre a un programa tutelado por la Comunidad de Madrid que busca que el alumnado de infantil, primaria, secundaria y bachillerato fortalezca e impulse sus capacidades en estas materias.

En Rivas ya hay dos centros de estas características: el colegio Hans Christian Andersen, que fue elegido el pasado curso porque ya venía implantando una metodología STEM con su proyecto Planeta Rivas, que pretende mejorar y conservar el entorno a través de la ciencia, y el instituto Europa, que acaba de ser designado hace algunas semanas por su proyecto de ahorro energético con el que, a través de su instalación solar de 71kwh, obtienen hasta el 75% de la energía que consumen.

Para conocer mejor el funcionamiento de este programa, dos responsables del centro de infantil y primaria explican los entresijos en este reportaje. “Se trata de potenciar las disciplinas que estén relacionadas con la tecnología, la ingeniería y las matemáticas de una manera integrada, teniendo en cuenta el uso del método científico”, expone Ana Cecilia Valdés, coordinadora del proyecto STEM en el colegio Hans. Para acceder a este programa, la Comunidad de Madrid lanza una convocatoria y los distintos centros se presentan bajo el compromiso de impulsar una serie de actividades que motiven al alumnado en esas materias.

Alumnado del instituto público Europa, con una de sus profesoras, en en tejado del centro donde se despliegan paneles solares.

Alumnado del instituto público Europa, con una de sus profesoras, en en tejado del centro donde se despliegan paneles solares.

 

Margarita García Soto, directora del colegio, cuenta cómo fue el proceso para alcanzar esta denominación: “Había que cumplir una serie de requisitos y elaborar un plan de centro teniendo en cuenta varios parámetros y las implicaciones que suponen para todo el claustro y el alumnado”. “Previamente ya participamos en algunas iniciativas que iban en esa línea como el ahorro de energía en nuestras instalaciones”, comenta.

ASIGNATURAS ADAPTADAS
La inmersión científica incluye también al personal docente, puesto que deben adaptar sus contenidos a esta nueva metodología: “Las asignaturas se adaptan para intentar que ese método esté integrado de forma constructiva, manipulando y experimentando para que los chicos y chicas vean aplicaciones prácticas en las clases”, indica Ana Cecilia. También existen actividades en las que se integran las familias, con la idea de que la formación sea transversal y niños y niñas se beneficien de un ambiente propicio para desarrollar sus capacidades.

Esto supone una reinvención del papel del profesorado, tal y como explica Margarita: “La labor de la persona docente no cambia, sino que evoluciona. Se trata de hacer al alumnado mucho más activo y participativo, entonces la misión no es únicamente impartir el conocimiento sino ejercer de guía y mediador para aportar a los chicos y las chicas los materiales necesarios para su aprendizaje y mejora”.
Estimular al alumnado es esencial en este método, algo en lo que hacen especial hincapié al nuevo profesorado que llega al colegio: “Lo más importante es hacerles pensar y que comprueben las cosas de forma efectiva. Si se plantea una pregunta y alguien da su hipótesis, hay que experimentar y ver si se cumple. Si es así, perfecto. Si no es correcto, no nos quedamos solo con eso, tenemos que hacer otro experimento y comprobar cuál es la hipótesis correcta”, dice Ana Cecilia.

DESPERTANDO VOCACIONES
El liderazgo y el empoderamiento de la mujer en la ciencia es otro de los ejes, como precisan ambas: “Se ha visto la diferencia que todavía existe entre el número de mujeres y de hombres que ejercen en este ámbito en las últimas décadas y se busca acercar ese campo a las niñas y jóvenes para que lo conozcan de primera mano y se despierte la vocación que algunas llevan dentro”.

El reconocimiento como centro STEM viene acompañado de una dotación económica de 3.000 euros que, como expone Margarita, han sido destinados a la compra de material educativo: “Hemos comprado elementos de magnetismo, juegos de matemáticas manipulativas o recursos de robótica”.
Aunque la cuantía asignada es limitada, el Hans Christian Andersen utiliza recursos propios con la intención de ir modernizando paulatinamente todas sus aulas y favorecer así una enseñanza más interactiva y que permita un mayor desarrollo de los conocimientos.

MAYOR INTERÉS EN LA CIENCIA
Aunque aún no hay datos específicos puesto que el programa se está implantando desde hace poco tiempo, sí que perciben un mayor interés por las materias: “El alumnado siempre tiene interés en la ciencia, pero siendo nativos digitales, cuando las cuestiones se plantean de forma manipulativa se motivan mucho más. Lo hemos percibido en algunas pinceladas de programación o robótica que ya hemos puesto en práctica”, relata Ana Cecilia.

Es probable que en el futuro la puesta en marcha del proyecto STEM tenga su reflejo en un mayor número de matriculaciones en carreras ligadas a estas modalidades. Y seguramente muchos centros busquen en próximas convocatorias adherirse a este plan que apuesta por la ciencia.

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