El año 2020 ya es historia, pero nadie podrá olvidarlo. Muchos sectores sociales han tenido que reinventarse por la pandemia. El educativo, también. En un año tan difícil para la comunidad escolar, los Premios al Compromiso Educativo Profesor Julio Pérez han vuelto a reconocer la labor de personas, centros y entidades que se esfuerzan por seguir mejorando la escuela pública. Los galardones, creados hace 11 cursos, se otorgan tras superar las candidaturas tres etapas: el número de avales que certifican la trayectoria de las nominaciones presentadas, el voto popular que recibe cada una y la decisión final de la comisión permanente del Consejo Municipal de Educación, que elige entre las tres finalistas en cada modalidad. En esta edición han votado 2.083 personas, emitiendo 6.361 apoyos.
A continuación, conocemos las personas y centros educativos agraciados en esta ocasión, para conocer su labor y cómo se han desenvuelto estos meses.
PREMIO PERSONAL NO DOCENTE: ENCARNACIÓN ROMERO
Centro de educación especial María Isabel Zulueta
Encarnación Romero Castillo tiene 65 años y es auxiliar técnica educativa en el centro de educación especial María Isabel Zulueta, donde apoya al alumnado en autonomía personal, desplazamientos o habilidades académicas. Distinguida por su entrega, dedicación educativa y compromiso con la educación igualitaria y de calidad, tras muchos años en el oficio valora por encima de todo el factor humano de su labor: “La empatía y el trato cercano son fundamentales para la comunicación y el desarrollo de las personas con necesidades especiales”. Su tarea ha asumido nuevos retos en los últimos meses: “La pandemia nos ha dificultado bastante. Desde marzo, y hasta junio, hemos trabajado telemáticamente, y con nuestro alumnado es un tanto complicado”, afirma.
Durante los meses de confinamiento prepararon materiales manipulativos y vídeos para enseñar cómo desenvolverse en quehaceres diarios: pegarse una ducha, colocar la ropa o poner una lavadora, tareas importantes para que los chicos y chicas tengan una vida autónoma. “Se los mandábamos a las familias, estábamos en contacto con ellas y buscábamos hacerles más fácil el día a día”, cuenta.
No se esperaba el premio: “Lo movieron mis compañeras y compañeros, y eso ya era un premio. Cuando me lo dijeron, pensaba que era una broma”. Evidentemente, le ha ilusionado: “Te hace sentirte muy bien, estoy muy agradecida de que valoren de esa manera mi trabajo”.
Pero la mayor gratitud la recibe de su alumnado: “Te muestra un agradecimiento increíble con cualquier apoyo o trabajo que haces, te devuelve mucho más de lo que le das. Es muy gratificante”.
El uso político de la educación especial en las últimas semanas le ha molestado: “No me parece bien que utilicen como arma arrojadiza a un sector al que han tenido siempre desatendido. Se trata de personas con los mismos derechos a tener una vida digna y herramientas que las demás”. “Las leyes de educación siempre han anexionado la educación especial a otra cosa, pero ninguna profundiza para conocer el día a día de los centros. Y tenemos una ley de ratios desfasada, de hace unos 30 años, que no tiene nada que ver con cómo se veía y trabajaba la educación especial entonces y cómo se trabaja ahora”, finaliza.
PREMIO ALUMNADO: ALUMNADO 1º DE BACHILLERATO DEL IES DUQUE DE RIVAS
En la categoría correspondiente a alumnado, el premio se lo ha llevado un grupo de estudiantes de 1º de bachillerato del instituto público Duque de Rivas, por su participación en el concurso de disfraces del carnaval 2020 reivindicando la protección del planeta. Una de las alumnas, que en el presente curso ya estudia 2º de bachillerato, es Claudia Meyer Benet, de 17 años.
“El proyecto surgió cuando Mariano Pueyo, presidente del ampa del Duque de Rivas, vino a una clase para proponernos participar en el desfile del carnaval”, recuerda. Mucha gente se animó, y se pusieron manos a la obra porque el plazo que quedaba era de un mes y no había tiempo que perder. Entre más de 20 personas elaboraron una idea de disfraz cargado de referencias a la sostenibilidad, bajo la denominación “RRReduques”, que mezcla el concepto de las tres erres (reduce, reutiliza y recicla) y su centro educativo, el Duque de Rivas.
No esperaban recibir el premio: “Ha ido más lejos de lo que pensábamos y nos ha hecho mucha ilusión. Ha sido una sorpresa”. Comenta que, por la pandemia, no han podido emprender nuevos actos de concienciación, pero sí se esmeran en sus domicilios: “En mi casa reciclamos, intentamos no comprar productos con envases y llevamos unas bolsas a la compra para utilizar siempre las mismas”.
Claudia muestra su agradecimiento al ampa del centro por la ayuda brindada para materializar la idea. Y alienta a que la gente se involucre en proyectos similares: “Animo a todas las personas a que participen en iniciativas de este tipo, que requieren muy poco esfuerzo y son muy gratificantes”.
PREMIO FAMILIAS MARÍA CRUZ VENTUREIRA ‘CRUCI’
Instituto público Europa
“Destacamos su generosidad y entusiasmo para desempeñar cualquier proyecto en beneficio de la comunidad educativa”, se dice de María Cruz Ventureira Carrasco, de 48 años, en la candidatura que propusieron varios colectivos. Su iniciativa y ganas de hacer, le han hecho acreedora del premio en la categoría ‘Familias’.
Se enteró de su nominación al recibir una carta del Ayuntamiento, pues la gente que propuso su nombre lo hizo a sus espaldas. Y no pensó que fuese a ganar el premio: “Las personas con las que competía son pesos pesados de Rivas, pero al final me lo dieron. Estoy muy contenta”. “La primera vez que colaboré [en el ámbito escolar] fue cuando un compañero de mi hijo, en el colegio Jarama, necesitaba un andador que no se podía costear. Montamos una gran campaña para que lo consiguiera”, rememora. Desde entonces, ha participado en muchas iniciativas, que ahora desarrolla en el instituto Europa: “Promovemos muchos proyectos, en el Día de la Mujer o el Día Contra la Violencia de Género, recogidas de alimentos o la problemática de la Cañada. Siempre con la intención de que todo funcione un poco mejor”.
Ese carácter participativo lo equipara al de la ciudadanía de Rivas, localidad donde vive desde hace 15 años y en la que ve mucha iniciativa: “En este centro hay mucha gente joven que responde muy bien, son un encanto y en cuanto les propongo algo, se animan”. Esa implicación, advierte, no sucede en todos los sitios: “Antes vivía en Madrid, y las cosas que hacemos aquí no se ven allí”.
¿Cómo afrontó una persona tan activa el confinamiento? “La pandemia la he disfrutado, entre muchas comillas, porque me compré una impresora 3D y me dediqué a hacer pantallas protectoras para el personal sanitario y las residencias”. Tarea que sigue realizando, pero para el instituto. “La pandemia me ha servido para participar en otros proyectos y pensar en cuestiones para las que normalmente no tienes tiempo. Todo esto servir para reflexionar”, concluye.
PREMIO CENTRO EDUCATIVO ESCUELA INFANTIL PLATERO
La escuela infantil Platero ha recibido el reconocimiento en la modalidad de centro educativo. Rosa Rubio González, de 55 años, es una de las docentes y asegura que el galardón les pilla por sorpresa. “No nos lo esperábamos. Todos los años he participado en la comisión permanente y tenía claro que a mi centro no lo podían nominar. Y justo cuando lo hemos dejado, porque ya era inviable dedicarle tiempo, nos lo han dado”, explica.
Les ilusiona recibir una noticia así en estos tiempos y tras 35 años de trabajo: “Comprobar que tenemos familias que nos valoran ha sido muy positivo, nos da mucho ánimo porque ha sido un año muy duro. La Comunidad de Madrid es nuestra administración titular y nos está poniendo muchas zancadillas, con órdenes contradictorias, algo agotador psicológicamente”.
La educación infantil de 0 a 3 años es clave para el desarrollo de la personalidad de las niñas y niños: “Sirve para que potencien todas sus capacidades en plena libertad, eligiendo lo que quieren hacer dentro de unos límites mínimos, sin obligarles a nada”. Denuncia que este ciclo educativo ha padecido un olvido histórico, y ella defiende su importancia: “Esta es la edad en la que se abre el celebro para empezar a adquirir todos los conocimientos en el futuro, por eso es muy importante”.
Destaca la satisfacción de ver cómo parte de su alumnado de hace décadas acude ahora al centro para llevar a sus peques: “Abrimos en 1985 y son muchas generaciones las que han pasado por aquí. A veces decimos que ya somos abuelas. Es muy satisfactorio para nosotras”.
Durante el confinamiento se enfrentaron al reto de la docencia a distancia, labor complicada porque trabajan presencialmente con los sentidos. Se organizaron con reuniones telemáticas y adaptaron los contenidos a través de una aplicación para que las familias los desarrollasen en casa. La vuelta de la infancia a las aulas les ha sorprendido gratamente: “Es increíble cómo se han adaptado. Ahora vienen andando, con más alegría que nunca y hasta extienden directamente las manos para que les pongamos el gel”.
PREMIO PERSONAL DOCENTE PILAR INAREJOS
Colegio Victoria Kent
María del Pilar Inarejos Garcilópez, de 59 años, es toda una institución en el colegio público Victoria Kent. Empática, divertida, dispuesta a ayudar y con un encanto especial: calificativos que la describían en su propuesta de candidatura.
Se percibe su felicidad por el reconocimiento, aunque se lo toma con humildad: “No me gusta figurar en nada, soy muy discreta. Pero estoy orgullosísima. Quería ser maestra desde pequeña y puedo decir que he cumplido mi objetivo”. Un detalle le ilusiona especialmente: le ha votado gente a la que dio clases hace mucho tiempo.
No se imaginaba que podría ganarlo: “Me llamaron y me contaron que estaba nominada. Mis compañeros y compañeras lo habían mantenido en secreto”. Fue una nominación surgida del ampa del centro: “Me halaga que sea un reconocimiento de los padres y madres del alumnado”.
Ligada a la enseñanza desde los 22 años, acumula 23 en este colegio. La cercanía con los chicos y chicas es una de sus señas de identidad, pero desde la exigencia: “Doy clases a 5º y 6º de primera. Mi lema es: si todas las personas nos esforzamos, somos capaces de llegar a la meta, aunque nos equivoquemos. Pero es necesario el esfuerzo, para llevar buena base a la secundaria”.
La relación estudiantil se mantiene con el paso de los años: “Mis exalumnas y exalumnos me saludan y vienen a verme. Eso me hace mucha ilusión”. También les da su teléfono una vez que acaban su periplo por primaria, porque no le gusta perder el contacto. Las materias que se imparten son muy importantes, pero los valores no le van a la zaga. “Son tanto o más relevantes que el contenido. Antes de saber mucho de matemáticas, lengua o inglés, tenemos que ser personas educadas y respetarnos. Los contenidos se van aprendiendo, el resto es básico”, finaliza Pilar.