Durante 13 años estuvo al mando de la escuela infantil Hermanos Grimm, un centro dependiente de la Comunidad de Madrid. Pero la trayectoria de Henar Olea se vio interrumpida cuando le comunicaron su cese como directora, una decisión unilateral de la Consejería de Educación en 2008 que afectó a otros cinco centros infantiles.
Henar Olea denunció ante el juzgado de lo social de Madrid su cese y éste le dio la razón en mayo de 2010. La Comunidad recurrió esta decisión ante el Tribunal Superior de Justicia pero su recurso fue rechazado el pasado noviembre.
La primera sentencia obligaba a la Comunidad de Madrid a reponer a Henar Olea en su puesto con todos los derechos jurídicos y administrativos.
Aún así, se terminó la trayectoria de Henar en el Grimm, un centro que vio nacer y que, mientras se construía, repartía octavillas con los albañiles para informar sobre la necesidad de abrirlo cuando antes.
La carrera profesional de esta profesora comenzó hace 21 años y hoy en día se desarrolla en el CEIP José Hierro, donde, desde su rol de educadora, continúa promoviendo los valores por los que ha sido distinguida por la comunidad educativa de Rivas.
Su trayectoria comenzó en un momento en el que los centros de infancia daban un paso cualitativo, dejando su rasgo de simple guardería para convertirse en lugares donde se educaba a los niños y niñas. Comenzaba a primar la preocupación por obtener recursos educativos necesarios para el pleno desarrollo de los y las menores y, en ese contexto, empezó Henar su militancia en la educación de calidad.
«Los logros se consiguen con un gran equipo y a través de los años»
Por unanimidad, las trabajadoras de la escuela infantil Grimm propusieron a su antigua jefa como candidata a los galardones Compromiso Educativo Profesor Julio Pérez. De ella han destacado el tesón con el que desarrolló el proyecto educativo en el centro y el impulso que dio a la creación de espacios de participación basados en la toma de decisiones consensuadas.
Tal vez por ello cuando Henar recibió la estatuilla en la categoría de docente, no le tembló la voz a la hora de brindarla a su equipo: «Es una labor colectiva». A Henar le sucede lo mismo que a otros valedores de la educación: les cuesta admitir reconocimientos individuales por lo que consideran «un trabajo de grupo».