Cuando el municipio carecía de un centro para niños y niñas con discapacidad, Juan Carlos Corrales, que conocía de cerca esta circunstancia, se movió para convencer de la pertinencia de dotar a la ciudad de un espacio para estos menores que, hasta el momento, tenían que desplazarse fuera de Rivas para estudiar.

Comenzó una activa movilización recogiendo firmas y reuniéndose con diferentes responsables políticos y administrativos.

Tiene claro que es necesaria una mayor implicación de los progenitores en la formación de sus hijos e hijas así como «una mayor colaboración con las instituciones en la mejora de su educación».

Su tenacidad se plasmó en realidad en 2008 con la creación del centro de educación especial María Isabel Zulueta, pero ahí no terminó su compromiso con la educación de calidad.

Hoy en día continua con una presencia activa en el AMPA del centro y participa en reuniones y asambleas de madres y padres donde recoge propuestas que después defiende ante el organismo educativo responsable en la región.

«Era necesario disponer en Rivas de un centro de educación especial»

También puede atribuirse a este padre coraje la realización del primer campamento urbano para menores con discapacidad. Juan Carlos demanda la intervención de todos los miembros de la comunidad educativa, «hay que apoyar en todo lo posible», sostiene.

Resta mérito a su gesta para dárselo al trabajo colectivo. «Fue una tarea compartida con muchos padres y madres que hemos luchado hasta la extenuación para que este centro de educación especial fuera posible».

También recogió una de las estatuillas de los premios Julio Pérez en su categoría, momento que aprovechó para reivindicar la universalización de una educación «gratuita y de calidad».