Muchos nominados, pero sólo unos pocos se llevaron la estatuilla con forma de estrella que, desde el año pasado, hace entrega el IES Julio Pérez en honor al docente fallecido en 2009 y que da nombre al galardón. En la tarde del jueves, tuvo lugar la gala de entrega de los II Premios al Compromiso Educativo que subrayan la labor de los valedores de la educación pública.
El evento comenzó con la plantación de un árbol en el jardín Julio Pérez. Desde hace un año, cuando se crearon los galardones, el alumnado del centro público acondiciona la zona ajardinada que hay en la parte trasera del edificio. «Cada año haremos un homenaje a alguien o algo y, este año, es para la más necesitada: la educación pública«, sostuvo el director del IES, Juan Carlos Hervás, delante del árbol recién plantado.
El recuerdo del director fallecido quedó patente en las palabras del grupo de alumnas que explicaron su trabajo en el jardín. «Fue dura su perdida», lamentó Andrea, alumna mediadora.
CIUDAD EDUCADORA
Ante un público de una 100 personas, los galardonados fueron subiendo al escenario a recoger sus estatuillas, nombrados por el maestro de ceremonias, Jaime Velasco, profesor y secretario del IES Julio Pérez que, con su faceta cómica, arrancó las carcajadas del público.
En la categoría de padre/madre se distinguió el tesón de Juan Carlos Corrales en su batalla por lograr un centro público de educación especial. «Luchamos por dotar a la ciudad de una escuela que era necesaria», sostuvo emocionado Juan Carlos, miembro del AMPA del centro María Isabel Zulueta.
Sara Ros, estudiante del IES Europa, se llevó la estatuilla del alumnado por su participación activa en el Foro Juvenil y en el Consejo Municipal de Educación. «Este premio es de todos mis compañeros», agradeció.
Por su «dedicación y compromiso con los valores de la educación pública», según la propuesta de las trabajadoras de la escuela Grimm, Henar Olea Arranz vio reconocida su carrera como profesora. «Es un trabajo de muchos años y hay un gran equipo detrás», subrayó la galordonada en la categoría de Docente.
El homenaje más caluroso se lo llevó Dionisio Maroto Arias, conserje del centro de educación primaria Dulce Chacón. Sus 25 años de carrera se vieron ayer reconocidos públicamente. Sin embargo, Dionisio canalizó su éxito con perplejidad. «Hago lo mismo que he hecho siempre y en todos los centros por los que he pasado», comentó tras recoger la esatuilla.
Rescatar nombres propios del colectivo en el que se sumergen en pro de la educación es uno de los objetivos a lograr con la entrega de los premios. Así lo explicó el edil de educación Pedro del Cura.
El alcalde José Masa puso fín al acto subrayando el carácter de la «ciudad educativa» y «educadora» que es Rivas, y asegurando la continuidad del compromiso que mantendrá el municipio con la educación pública.
