El taekwondista ripense Eduardo Lozano nunca olvidará la primavera de 2025. A uno de los acontecimientos más trascendentales de la vida (ser padre, por segunda vez) añadió la alegría consecutiva de proclamarse campeón en los Juegos Mundiales Máster, una suerte de olimpiada para deportistas veteranos, que este año reunió en Taiwán a 25.000 atletas de 108 países. Cinturón 6º dan, vallecano de nacimiento y ripense desde 2022, es profesor y director técnico del Club Taekwondo Kyoto, en Vallecas, además de responsable máster de la federación madrileña.
A sus 41 años, ha disfrutado de sus primeros juegos mundiales. Por la premura del momento familiar, solo pudo competir en la modalidad de combate, sin inscribirse en técnica (ejecución de movimientos que los jueces puntúan), al celebrarse en días diferentes. Su hijo nació el 16 de mayo. Y Eduardo voló a la isla asiática el 26. Y regresó con el oro el 29. Solo tres días de vivencia deportiva. “La paternidad me llamaba”, recuerda feliz una mañana de junio, ya con menos ajetreo.
“Pero la experiencia ha sido muy enriquecedora. Los juegos mundiales reúnen a deportistas de todo el planeta a partir de 30 años con una filosofía: promover la vida deportiva activa una vez alcanzada la madurez. Es un movimiento mundial muy potente. Y motiva ver a gente de 60 años compitiendo. Aunque en el caso del taekwondo el nivel es muy alto y participan medallistas absolutos”, repasa.
A sus 41 años, ha disfrutado de sus primeros Juegos Mundiales. Su hijo nació el 16 de mayo. Y Eduardo voló a la isla asiática el 26. Y regresó con el oro el 29.
Eduardo compite en la modalidad 40-45 años y menos de 68 kg. Se costeó el vuelo y la estancia en el hotel: “De España fuimos ocho luchadores. Compartimos momentos con las delegaciones de EEUU, Suecia o Colombia. Turismo poco pude hacer en tres días, un paseo corto por la capital, Taipéi”. Voló el 26 de mayo, se aclimató al cambio de horario y el 28 ya se colgaba el oro, tras derrotar en la final al competidor japonés.
No es su primer podio internacional. Ha ganado tres oros, una plata y un bronce en los Juegos Europeos Máster, sumando las modalidades de combate y técnica. Tampere (Finlandia, 2023), Tallin (Estonia, 2022) y Turín (Italia, 2019) lo han coronado entre los mejores del continente. Además suma tres campeonatos de Europa máster: Dublín 2019 (combate) y Montargis 2023 (Francia, combate y técnica).
Eduardo Lozano, en Taiwán, con su medalla de oro.
Ya en el tatami nacional, acumula todos los títulos estatales máster entre 2018 y 2025, excepto 2020 (que no se celebró campeonato por la pandemia) y 2021 (no pudo acudir por estar convaleciente tras un accidente de tráfico). En su época de sénior absoluto, acarició la medalla de bronce al quedar cuarto en el Campeonato de Europa por clubes de 2018, cuando tenía 34 años. Y asegura que su “mejor momento” ha llegado “a partir de los 30 años, mucho más que siendo joven”.
Eduardo pisó un tatami por primera vez a los tres años, cuando su padre le apuntó a clases en el colegio junto a su hermana. En 2009 abrió el club de Vallecas donde hoy imparte clases de este arte marcial de origen coreano, fundado oficialmente en 1955.
«El taekwondo te hace crecer en valores. Aprendes a perder. Y más importante aún, a saber ganar. Aquí no se levantan los brazos en la cara del contrincante cuando ganas. Al revés, lo saludas respetuosamente y reconoces su esfuerzo”.
A pesar de anudarse a la cintura ese 6º dan, resta importancia a los grados: “Como decía Bruce Lee, el cinturón solo sirve para sujetar un pantalón. Yo, por ejemplo, 6º dan, tengo un alumno de 7º dan”.
APRENDER A GANAR
¿Y qué aporta el arte de la patada? “Te hace crecer en valores. Te enseña compañerismo: aunque competimos solos, necesitamos un compañero para entrenar. Te enseña el respeto a ti mismo y a los demás. Autoconfianza: la mejor herramienta para defenderse es la confianza en uno mismo. También aprendes a perder. Y más importante aún, a saber ganar. Aquí, a diferencia de otros deportes, no se levantan los brazos en la cara del contrincante cuando le ganas. Al revés, lo saludas respetuosamente y reconoces su esfuerzo”.
