Rivas ya tiene su nadador con medalla nacional en aguas abiertas, una modalidad que huye del agua tranquila de la piscina para zambullirse en la corriente de un río, ría o mar. Se llama Unai Álvarez González, tiene 17 años y, en el cauce del Guadalquivir a su paso por Sevilla, ganó sus dos primeros metales en un campeonato de España.
Vecino ripense desde 2019 y criado en Vallecas, donde heredó el gusto familiar y del barrio por la música roquera de Ska-P o Rosendo que escucha para concentrarse antes de cada competición, se colgó el bronce el 4 de mayo en categoría júnior 1, que exige completar 7,5 kilómetros. Un día después, sumaba una plata en el relevo 4×1500 (mixto), ya en categoría absoluta.
A diferencia de la natación en piscina, en aguas abiertas los competidores nadan en pelotón sin la referencia de calles individuales, al estilo de una carrera ciclista o una prueba de fondo en atletismo. Esa aglomeración, con sus toques y rebufos, más la corriente, condicionan la prueba y la forma de plantearla. Y el enredo se complica cuando, como sucedió en la ciudad hispalense, se lanzan al agua nadadores de varias categorías: absoluta, júnior 2 y júnior 1: una patulea de brazos y piernas chapoteando.
“Iba con expectativas de hacer medalla, porque quiero meterme en el Europeo júnior que se celebra en julio en Viena”, confiesa Unai una noche de mayo, mientras regresa a casa en el coche de su padre, tras salir de un entrenamiento en la piscina de su club, Gredos San Diego, centro donde también estudia.
«En aguas abiertas, progresas en grupo. Si coges rebufo, a la cadera de quien va delante, avanzas más cómodo y con ritmo más alto. La salida es fundamental, para llevar la ola del que te precede»
“Durante la prueba, al estar mezclados nadadores de diversas categorías, no tenía ni idea de cuál era mi puesto real. Me cerraron en la salida. Y traté de seguir a los primeros, de categoría absoluta y que nadan 10 kilómetros a un ritmo infernal”, prosigue. Cuando alcanzó la meta, supo que subiría al podio al mirar a la orilla, donde su gente celebraba el tercer puesto: “Pensaba que había quedado más atrás. Al ver que era bronce, di un golpe en el agua de alegría”.
La natación en aguas abiertas tiene su misterio. Unai lo explica bien: “En piscina nadas solo en tu calle. Tus referencias son las calles de al lado. Vas más a tus sensaciones y a lo que tienes que hacer. En aguas abiertas, progresas en grupo. Si coges rebufo, a la cadera de quien va delante, avanzas más cómodo y con ritmo más alto. La salida es fundamental, para llevar la ola del que te precede. Si consigues una buena posición, aguantas hasta que lanzas un sprint final y te la juegas. Es un mundo completamente diferente al de piscina”.
Para impedir agarres de tobillo (a veces, a escondidas de la mirada de los jueces, se producen comportamientos no reglamentarios para desquiciar al contrario), los nadadores se untan vaselina en las extremidades, con la que también evitan roces corporales. “Con vaselina en el tobillo, desincentivas que te los cojan, porque la mano resbala y, además, se queda pringosa y patina en el agua. Y no queremos que la mano resbale, sino que haga de pala y cargue la mayor cantidad de agua para progresar la mayor cantidad de metros”.
ESTRENO EN SEVILLA
Tras estrenarse en 2023 en aguas abiertas también en Sevilla, Unai se ha inscrito esta temporada a varias pruebas de la Copa de España 2024: se lanzará al agua en Cervera de Buitrago (Madrid, río Lozoya), el puerto de Barcelona, la ría de Navia (Asturias) o el mar de Zarautz (Guipúzcoa). Santurtzi (Bizkaia), Benicarló (Valencia) o Ponteareas (Pontevedra) son otros destinos de la temporada.
«La plata conseguida en el relevo 4×1500, ya en categoría absoluta, es la primera ganada por un club madrileño (Gredos San Diego) en una disciplina que dominan entidades asentadas en comunidades costeras. Andalucía y Cataluña, principalmente»
Para tanto viaje, la familia cuenta con furgoneta propia, adaptada para acampar y dormir en ella. “Cuando podamos, iremos los cuatro [madre, padre y hermana]. En otras ocasiones, solo él y yo”, explican el padre, Óscar.
Unai nadó los 7.500 metros en una hora, 28 minutos y 4,2 segundos. La medalla de bronce le abre una puerta al Europeo: ahora tiene que hacer una marca mínima en piscina en 1.500, 800 o 400 metros y que el seleccionador nacional, con potestad para elegirle o no, le convoque. Su sueño es zambullirse en las aguas del Danubio de la capital austríaca.
La plata conseguida en el relevo 4×1500, ya en categoría absoluta, es la primera ganada por un club madrileño en una disciplina que dominan entidades asentadas en comunidades costeras. Andalucía y Cataluña, principalmente.
Cuando se le pregunta qué le motiva más, si piscina o aguas abiertas, donde es un recién llegado (2023), no duda: “Aguas abiertas, muchísimo más. La sensación de ir en grupo y luego meter un cambio te da empuje y mucha motivación”. En piscina acumula nueve oros autonómicos en varias distancias, estilos y categorías, cinco platas y dos bronces.
REFERENTE, UNA NADADORA
Cuando se le pide un referente, menciona a su compañera de club Candela Sánchez, subcampeona del mundo júnior en 2022 y novena en el último mundial absoluto de Doha (Catar), donde otro ripense, Hugo González de Oliveira, ganó el oro mundial en 200 espalda. “De Candela me encanta la disciplina con la que trabaja y sus ritmos exactos: si se le escapa una serie en tiempos la iguala en la siguiente, lo tiene muy medido todo”, comenta este madrugador, para quien el despertador suena a las 5.00 de la mañana tres días por semana para lanzarse a la piscina de entrenamiento a las 6.00. Nada como empezar el día con un buen chapuzón.