Mitad madrileña mitad bilbaína y con 48 mayos cumplidos, la ripense Ana Roldán es la nueva campeona del mundo de yudo en categoría 45-49 años y menos de 52 kilogramos. El oro lo luchó sobre el tatami de Abu Dabi, la capital de Emiratos Árabes Unidos, donde se celebró el Mundial máster. Roldán, que se anuda un cinturón negro 5º DAN y es una de las integrantes más experimentadas del Judo Club Rivas, acudió a la península arábiga como última campeona de España. Y derrotó en combate a sus dos rivales, una portuguesa (plata) y una italiana (bronce).
En edades veteranas [a partir de 30 años], la participación femenina no es abundante: “Tenemos que conciliar tareas familiares y de crianza con las laborales y deportivas. Se nos hace cuesta arriba, por eso no acudimos tantas luchadoras a las citas internacionales. Además, se añade el coste del viaje [lo paga íntegramente cada yudoca]. En cualquier caso, la experiencia ha sido estupenda. Si por fechas no se me complica mucho, en 2024 acudiré al Mundial de Las Vegas (EEUU)”, relata Ana dos días después de aterrizar en Madrid.
Vecina de Rivas desde 2001 y licenciada en Farmacia, trabaja en la botica familiar de Madrid. Su vocación laboral le viene de madre, farmacéutica también. El padre es informático. Y está casada con uno de los grandes referentes del yudo español: Paco Lorenzo, cuarto en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, cinturón negro 8º DAN, presidente fundador del Judo Club Rivas, varias veces campeón de España y de Europa y bronce en el Mundial máster de 2014.
La pareja tiene un hijo, de 20 años, que también practica yudo, y una hija, de 18, de quien la madre ha legado el gusto por la gimnasia artística. Sí, Ana, cuando sale de la farmacia, además de pisar tatamis también se ejercita en paralelas, barra, suelo y salto, en las mismas instalaciones que su hija, aunque en el grupo de adultos.
Roldán, que en mayo aspira a conseguir el 6º DAN, se calzó su primer quimono a los cinco años, en Bilbao, donde vivió la infancia con su familia
El trabajo lo compagina con su pasión por el arte marcial japonés: es profesora de adultos en el club ripense, donde imparte clases los martes y jueves, de 20.00 a 21.30, en el polideportivo municipal Cerro del Telégrafo. La entrevista se realiza un martes. Cuando se mantiene la charla y se le pregunta por el lugar donde guarda el metal, señala la mochila deportiva: “Esta tarde llevo la medalla a clase, para compartirla con la gente y celebrarlo con una pequeña fiesta”.

El equipo femenino del Judo Club Rivas, en junio de 2022, tras proclamarse campeón de la segunda división de la Liga Nacional. Ana Roldán, la primera de abajo por la izquierda.
El club lo integran 700 yudocas, de los que 425 cuentan con licencia federativa (105 corresponden a mujeres). En su escuela deportiva municipal, coordinada con la Concejalía de Deportes, se forman 411 niñas y niños. Y la pasada campaña mantuvieron dos equipos de competición femeninos (en 1ª y 2ª división estatal, en este último con Ana como titular) y uno en masculino (3ª división).
EN BUSCA DEL 6º DAN
Roldán, que en mayo aspira a conseguir el 6º DAN, se calzó su primer quimono a los cinco años, en Bilbao, donde vivió la infancia con su familia. El aire vasco lo lleva en los pulmones. “Me tira más aquello”, se sincera. El instituto y la carrera universitaria, en la Complutense, los cursó en Madrid, por traslado familiar. “El yudo es parte de mi vida. Mi grupo de amistades es de yudo. Mi marido es yudoca”, comenta.
Ha ganado tres bronces en Europeos en categoría veterana (2016, 2018 y 2019) y es campeona continental por equipos con Francia en 2016
Con tres bronces en Europeos en categoría veterana (2016, 2018 y 2019) y campeona continental por equipos con Francia en 2016 (rarezas de pasaporte que permite el yudo máster, porque Ana no tiene ningún vínculo con el país galo), Abu Dabi se ha convertido en su primer mundial. Y ha sido llegar y besar el oro. El esfuerzo, intenso: tuvo que perder tres kilos las jornadas previas a la competición para bajar de los 52 kg: “Estaba en 55 kg y me tocó dieta tres semanas, la última de ellas ya en Emiratos, lo que complicó un poco la cuestión alimentaria por las diferencia culturales [voló con antelación, aprovechando el viaje de los competidores españoles masculinos]. Y el día del pesaje, para no arriesgar, ayuné”.
YUDO, ¿PARA QUÉ?
Cuando se le pregunta, ¿yudo, para qué?, ni lo duda: “Enseña autocontrol, es un deporte de contacto y aprendes a estar con gente alrededor. Ayuda a no ponerte nerviosa cuando tienes gente cerca. Para las mujeres es una herramienta de autodefensa. Vas más segura por la calle, por ejemplo”.
«El yudo enseña autocontrol, es un deporte de contacto y aprendes a estar con gente alrededor. Para las mujeres es una herramienta de autodefensa»
Y recuerda una anécdota de juventud: “A mis amigas, sus padres les dejaban salir hasta más tarde por las noches si iban conmigo. ‘Ah, vais con Ana, que es yudoca’, se tranquilizaban”. Y más virtudes de este deporte olímpico de llaves y requiebros: “Ganas en reflejos. Y como deporte es muy completo y explosivo, te mantiene en forma. Y se suda mucho. He intentado hacer otros deportes y yo, al menos, no sudo tanto”.
Roldán prepara ahora el campeonato de España de 2023, que se celebra en diciembre en Pamplona, donde ya se colgó el oro el año pasado. Entre llaves y agarres, quiere revalidar título.