En la lejana Mongolia, a 10.300 kilómetros de distancia del parqué del pabellón del Cerro del Telégrafo donde tantas veces encestó en su infancia, Paula Real Bermúdez ha debutado con la selección española de baloncesto sub 23. Fue el pasado 13 de septiembre, en la modalidad 3×3 y en un escenario muy apetecible para cualquier deportista de los aros: la fase final de la Liga de Naciones. A diferencia del baloncesto clásico de cinco contra cinco, el 3×3 se juega en una única canasta y con tres integrantes por equipo. Inspirado en la práctica callejera, en Tokio 2020 ya fue deporte olímpico.
A sus 19 años (tendrá 20 recién cumplidos cuando lea este reportaje), Paula fue de las jugadoras más jóvenes del torneo, donde se midió a rivales cuatro años mayor que ella. Con sus 188 centímetros de altura, excelente tiro exterior de tres y atinada en el robo de balones gracias a la extensión de sus brazos, según ella misma describe, formó parte del equipo español que acudió con cuatro jugadoras a Ulan Bator: la ripense (que esta temporada jugará en el Canoe), Andrea Hernangómez (con dorsal en Leganés y hermana de los internacionales Willy y Juancho), Alba Sánchez-Ramos (Leganés) y María Roters (Tenerife).
«Vivir una fase final es brutal. Y en mi primera internacionalidad. Nunca había estado convocada con la selección. Imagínate la emoción. Y luego esa mezcla de nacionalidades compartiendo hotel y autobuses al pabellón»
España no pudo pasar de la fase de grupos: ganó a Jordania pero cayó ante EEUU, a la postre campeona, y Francia. Un grupo fortísimo. Pero la experiencia, vestir la roja por primera vez, queda para el recuerdo: «Vivir una fase final es brutal. Y en mi primera internacionalidad. Nunca había estado convocada con la selección. Imagínate la emoción. Y luego esa mezcla de nacionalidades compartiendo hotel y autobuses al pabellón, el buen rollo que se respiraba dentro y fuera de la cancha. Ha sido increíble”, relata Paula cinco tardes después de aterrizar en Madrid.
DESPUÉS DE UN AÑO EN EEUU
La charla se produce la semana previa al inicio del curso universitario: estudia para ser profesora de primaria con mención especial en Educación Física, en la Universidad Rey Juan Carlos, en el campus de Fuenlabrada. Tras vivir un año universitario en EEUU, esta exalumna del colegio público Hans Cristian Andersen ha regresado a España. Con el Canoe se estrena esta temporada en la Liga Femenina Challenge, la segunda categoría estatal.
Formada en la cantera de la Agrupación Deportiva Parque del Sureste, cogió su primer balón con ocho años, en la escuela municipal de baloncesto del colegio: “Mi inicio es curioso, porque también practicaba voleibol. Y me gustaba más. Pero mi entrenador me animó a seguir en baloncesto. Decía que tenía cualidades y buena coordinación. Y le cogí el gustillo”. Y tal fue el placer que hoy despunta como una de las promesas de los aros ibéricos.
Lanzadora exterior, su altura le concede polivalencia para jugar de 3 o 4 (ese 1,88 m en femenino es una talla ya de ala-pívot). Paula reconoce que tiene margen de mejora en las penetraciones: “No me gusta mucho el contacto. Pero si me tengo que pegar, me pego. Si hay que defender duro, me aplico”.
Para el recuerdo, el telefonazo de la seleccionadora, Anna Junyer, convocándola. “Ya me llamaron para ir con la sub 21 a principios de verano, pero no pude acudir porque tenía que hacer la EBAU y un viaje personal. Cuando se presentó esta nueva ocasión, no lo dudé”. Y fue un estreno total: “Ni María Roters ni yo habíamos jugado antes en el 3×3. Se juega mucho más rápido, con posesiones de solo 12 segundos. No puedes parar. En cuanto te relajas, te meten un triple. Es muy físico, con jugadoras muy duras”. El partido dura 10 minutos, pero quien llegue a 21 puntos gana. El triple suma dos puntos; la canasta de dos, uno. Y cada tiro libre, un punto también.
Su familia respira baloncesto. La madre jugó con Estudiantes en Liga 2. El padre, en Primera Nacional. Y sus dos hermanos, en Uros de Rivas: el pequeño, Álex (16 años), también conoce los vestuarios de Real Madrid y Canoe.
A pesar de caer en la fase de grupos, y con el condicionante de dos debutantes en la modalidad, “se hizo un campeonato muy solvente”, sostiene Paula. En categoría sénior, España es subcampeona de Europa 2023, con Vega Gimeno, exjugadora del Rivas Ecópolis, luciendo medalla de plata.
Cuando se le pregunta por un referente, cita a la estadounidense Diana Taurasi, tres veces campeona de la WNBA y seis de Euroliga. Del baloncesto nacional, le gusta Alba Torrens, a quien se parece físicamente: ambas pueden jugar de 3 o 4 y miden casi lo mismo.
UNA FAMILIA DE BALONCESTO
Ahora queda ver cuál es la progresión de Paula. Su familia respira baloncesto. La madre jugó con Estudiantes en Liga 2. El padre, en Primera Nacional. Y sus dos hermanos, en Uros de Rivas: el pequeño, Álex (16 años), también conoce los vestuarios de Real Madrid y Canoe.
Paula cierra así un verano que no olvidará, rindiendo honor a su apellido, colmando un sueño muy Real: la fase final de una Liga de Naciones. Y que vengan muchas más.