Ultraciclismo. Pedalear, por ejemplo, durante 24 horas sobre el asfalto de un circuito de coches. Es la pasión de la ripense Almudena Ruiz, que a sus 45 años se ha proclamado campeona de España de la modalidad en categoría relevo (más de 40 años) junto a su compañera Beatriz Manero, vecina de San Fernando de Henares. Aunque el maillot oro lo visten con matiz: fue el único dúo femenino inscrito en la competición en su categoría. La prueba se disputó en el circuito Ricardo Tormo de Cheste, en Valencia, el pasado 31 de julio. Y reunió a cientos de ciclistas de todo el país.
“Llevo mal la noche porque llevo mal el frío. El peor relevo fue entre las 23.30 y 00.30. Una de las vueltas no sé ni cómo la completé: medio dormida, medio despierta. Te mantienes en pie a base de beber café en las pausas”, relata tres semanas después de la paliza. Optaron por relevos de una hora: “Fue la táctica que empleé en 2019 y 2021, cuando competí en cuarteto mixto, y entonces funcionó. Pero para dúo es mejor intervalos de dos horas, así puedes descansar más entre turno y turno. Aunque no llegas a dormirte en los boxes, cierras los ojos en la colchoneta, te alimentas con más pausa e incluso disfrutas alguna ducha”.
A principios de julio también exprimió los pulmones en el circuito de Almería, en el las tierras desérticas de Tabernas. Y en solitario, ocho horas: un suplicio con 45 grados en pista y vientos de 40 kilómetros por hora. En el calendario de 2023 se atisba un desafío nuevo: el mítico circuito de Montmeló (Barcelona), para hacerlo de nuevo en dúo con Beatriz. Y en sueños, las curvas y rectas de Le Mans, el circuito donde nació el ultraciclismo, a imitación de las 24 horas automovilísticas.
Almudena Ruiz y su compañera Beatriz Manero, en un relevo en Cheste.
En este tipo de carreras, se vive con intensidad la convivencia en el box: “No solo con tu equipo y tu asistencia, sino con el resto de participantes. Se forma una minifamilia ese fin de semana. Creas lazos que se mantienen a lo largo del año, aunque seamos de diferentes ciudades. Y coincides en el resto de pruebas. Pásame un herramienta, préstame una colchoneta… La solidaridad y compañerismo son increíbles”.
WOMEN IN BIKE
Aficionada a las dos ruedas desde hace apenas cinco años, Almudena se convirtió en septiembre de 2020 en una de las líderes en Rivas del proyecto Women in bike. Se trata de la mayor comunidad de mujeres ciclistas del país. Auspiciada por la Federación Española de Ciclismo, fomenta este deporte entre las mujeres, creando quedadas y eventos sin afán competitivo que sirven de incentivo. La promotora ripense es Cristina García Pulido, que organizó la primera ruta en noviembre de 2018. Otra líder de la localidad es Amelia Vicente, presidenta en su día del club local Altillo Mountan Bike y trabajadora municipal.
“Ser líder de Women in bike consiste en transmitir la pasión por el ciclismo a las mujeres que te encuentras en tu vida y crear quedadas. A mí me gusta trabajar grupos de iniciación (15 o 20 kilómetros) para que se pierda el miedo inicial. Tanto rutas para bici de montaña (MTB) como de carretera”, explica esta vecina ripense desde 1997, cuando llegó con 21 primaveras del brazo de su familia, procedente del barrio de La Elipa.
“Queremos fomentar que las mujeres se apunten a ciclismo, seguimos siendo minoría y ni siquiera se pueden crear categorías en muchas pruebas porque no llegan suficientes participantes”. Lo que le sucedió a ella y Beatriz en el circuito Ricardo Tormo: la única pareja femenina inscrita en + 40 años.
En los boxes suele reinar el compañerismo.
Su amor por la bici se lo inoculó un primo cordobés, Mariano Moreno. Ella y su marido (Julián Hernanz, de 45 años) le acompañaron como asistencia técnica en otra prueba himalayesca: la Madrid-Lisboa, a la que Mariano concurrió en soledad sin relevos. Esa experiencia despertó un sueño en la ripense. Y en 2019 el trío decidió unir piernas, compitiendo en Cheste: la primera ultraciclista de Almudena.
Solo un par de años antes Almudena hizo su primera salida en bici. “De mi casa al auditorio Miguel Ríos y vuelta”. Las distancias se fueron ampliando. Su primera etapa seria: en MTB hasta el carril bici de San Martín de la Vega, bajando por La Marañosa. “Necesitaba salir sola con la bici y demostrarme que podía. Esa primera vez enviaba la ubicación en guasap a mi marido en tiempo real. Hacía fotos en cada cruce, se las mandaba por el móvil y él, que conoce los caminos, me guiaba”.
“Esa sensación de inseguridad es la que pueden tener algunas mujeres que no se atreven a dar el paso: por dónde voy, si pincho… Así que busqué gente con la que salir. Vi a Cristina García Pulido con sus quedadas de Women in Bike y me sumé. Fue una locura: yo había hecho como mucho 30 km y en esa quedada completamos 60 km desde Arganda a Chinchón. Acabé muerta, me dolían hasta las pestañas. Era un domingo electoral. Ese día ya no hice nada más: solo salí a votar a última hora a las 19.30 al colegio Hans C. Andersen. Pero fue tan bonito, tan satisfactorio: me esperaban en cada cruce. No estaba sola nunca. Y dije: esto es lo que yo quiero, lo que me gusta”.
BICITERAPIA
Ahora, esta supervisora en una empresa de informática y diplomada en Trabajo Social, se prepara para ser árbitra autonómica de ciclismo. “Para mí, la bici es biciterapia, un momento para ponerte en comunión contigo misma y conocer y relacionarte con otras mujeres vecinas”, sintetiza.
El entorno natural de Rivas, ya sea en carretera o por sus cerros y lagunas, ofrece escenarios para rodar. “Pocas sensaciones tan gratificantes como llegar a casa con los músculos doloridos pero habiendo acabado la ruta”. Y anima a sumarse a las quedadas de Woman in bike, y no solo a las jóvenes: “Cumplida una edad, con los hijos ya crecidos, dispones de más autonomía y tal vez estabilidad personal y emocional. Es un buen momento para aventurarte en esto de la bici”.
