Texto: Nacho Abad Andújar.
Se dice pronto, y suena aún mejor: tres campeones de España. El club de lucha de Rivas alberga en sus filas a los mejores competidores del país en tres de los siete pesos en que se divide la grecorromana, una de las dos especialidades de este deporte de agarre: la otra es la libre olímpica.
El trío de ases lo componen Alber Baghuyam, armenio nacionalizado español, de 29 años y campeón en 60 kg; Daniel Díaz, de 19, el más fuerte en 66 kg; y Andrés Bernardino, de 35, y triunfador en 96 kg. Ellos representan actualmente la cúspide de una entidad deportiva fundada en Madrid en 1988, pero que en 2007 se trasladó a Rivas y que ya cuenta con 101 inscritos.
La culpa de que la ciudad cuente con el club de lucha más representativo de Madrid, y el tercero del ránking nacional, la tiene Óscar Sánchez Silva, de 44 años, y actual seleccionador nacional que ha dirigido al equipo español en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y en siete mundiales. Este luchador (quedó 12º en Seúl’88 y fue cuatro veces campeón nacional de grecorromana en 82 kg) se mudó a Rivas hace ocho años. Y al cuarto se plantó en el despacho del entonces concejal de Deportes, Raúl Sánchez, y pidió un espacio para entrenar. Y se le concedió. Después de pulular por diversas instalaciones municipales, sus pupilos anidan ahora en el pabellón del colegio Las Cigüeñas (Casco Antiguo).
«Cuando empezamos en Rivas teníamos casi tantas colchonetas como chavales», recuerda con humor. Hoy superan la centena. Y al tiempo que forman a niñas y niños desde los seis o siete años, apuntalan la carrera de luchadores juveniles y compiten con los senior en la cumbre nacional, pero siempre en grecorromana.
Alber Baghuyam aspira a representar a España en Londres 2012. «Creo que podría estar entre los diez mejores», asegura
La diferencia entre esta modalidad y la libre olímpica la explica el presidente del club, Andrés Bernardino, otro exluchador: «La primera consiste en derribar al contrario e inmovilizarlo en el suelo sin el uso de las piernas. La segunda permite utilizar todo el cuerpo, lo que incluye las piernas, para derribar». El sistema de puntuación es idéntico. Un punto si se derriba al contrario; dos si se le gira de espaldas al tapiz; tres si el contrario cae de espaldas; y cinco para las proyecciones (movimientos de agarre y derribo) de gran amplitud con caída de espaldas. También figura la victoria por tocado: el atacante consigue que los omoplatos del adversario toquen el suelo, aunque la técnica para evitarlo es el puente. Cada combate se divide en tres períodos de dos minutos.
El mérito del club ripense se amplifica cuando se contempla el pasado reciente: «Llevábamos siete años sin entrar en el podio nacional. 2011 ha sido una temporada estupenda», subraya el director técnico. El presidente lo corrobora: «De los siete pesos en que se divide el campeonato de España, hemos conseguido los tres oros mencionados y el bronce de Karlos Díaz, en 84 kg».
El horizonte se recorta, además, con el sueño olímpico. Alber Baghuyam aspira a representar a España en Londres 2012. «Creo que podría estar entre los diez mejores», calcula el campeón nacional en 2010 y 2011 en 60 kg. Vive en España desde hace siete temporadas. Y en su país, la lucha es un deporte muy popular. «Como aquí el fútbol», dice. Combate en un tapiz desde los seis años. En Armenia fue campeón cadete y júnior, y bronce sénior el año que voló para Madrid.
JOVEN TALENTO
Daniel Díaz, de 19 años, ha pasado de promesa a realidad. Este año se ha proclamado campeón júnior y sénior en 66 kg. Empezó a los 13. Y su meta la sitúa en los Juegos de 2016. «Éste es un deporte que ejercita fuerza, habilidad, resistencia y coordinación. Requiere mucha inteligencia, pues has de ser muy selectivo con tus acciones», sintetiza Díaz.
El otro campeón nacional, y por dos veces, es Andrés Bernardino, un luchador de 186 cm, 86 kilos, y 35 años que, a partir de ahora, puede competir en la categoría de veteranos. Su reto inminente pasa por repetir título nacional y por despuntar en el próximo mundial de veteranos. Los tres son el espejo en el que se mira la joven cantera, la misma que entrena los martes y jueves en el colegio Las Cigüeñas.
Competidores del Club de Lucha de Rivas
