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Texto: Nacho Abad Andújar
A sus 26 años, el ripense Miguel Ángel Cortés se ha proclamado campeón de la Copa de España de Velocidad de motociclismo en la categoría reina: Open 1000 cc, la de mayor cilindrada. El campeonato, disputado entre abril y octubre, constaba de seis carreras. Y Cortés, que cabalga sobre una Kawasaki ZX 10R, las ganó todas: Alcarrás (Lleida), Jerez, Albacete, Alcañiz Motorland Aragón (Teruel), Cheste (Valencia) y Navarra.
El joven ripense llevaba cuatro años sin rodar sobre el asfalto por falta de presupuesto. Y su regreso ha sido triunfal: se ha subido a lo más alto del cajón en todas las pruebas. La victoria le anima a encarar nuevos retos: la próxima temporada quiere disputar el Campeonato de España de Velocidad (CEV), equivalente a la primera división del motociclismo nacional (la Copa de España sería la segunda).
«Para dar ese salto, necesitamos un patrocinador fuerte», se sincera Cortés la tarde del 16 de diciembre en el recinto ferial Miguel Ríos, donde se le ha citado para realizar este reportaje. Si ese dinero llegara, se propone, además, litigar en alguna carrera del mundial de Superbikes para motos de serie (inferiores a los prototipo que conducen pilotos de élite: Carlos Checa o Toni Elías en 2013, por ejemplo). Al mundial acudiría como piloto invitado con una ‘wild card’ (carta de invitación). Pero en el deporte de las dos ruedas, todo depende del pecunio.
«Correr la Copa de España, la categoría más económica, exige un presupuesto que oscila entre 100.000 y 150.000 euros», explica Cortés. Además del equipo [en el caso de Miguel Ángel integrado por una decena de profesionales], hay que pagar desplazamientos y alojamientos. Sólo la moto, aunque de serie y a la venta en el mercado, cuesta aproximadamente 16.000 euros. A los que se suman otros 16.000 en mejoras para competir, según comenta el piloto.
«Lo más importante es quitarle peso. La hemos rebajado de los 191 kg originales a 176». 210 caballos empujan su motor (30 menos que los de una moto GP). Y con ella, Cortés alcanzó los 308 km/h en el circuito de Motorland. «¿Qué se siente a esa velocidad? Gusto, felicidad».
«Lo que más me gusta de ella, además de cómo suena, es su potencia. He pilotado varias de 1000 cc y me quedo con ésta. Pero para conducirla tienes que estar físicamente al cien por cien», comenta. Tal es la exigencia física para llevarla que, en la primera carrera de la Copa (Alcarrás), acabó «desfogado». «Pensé que no completaba las 20 vueltas», confiesa el piloto de la escudería EMS Racing y Motos Cortés.
ÁNGEL NIETO
La segunda denominación del equipo hace referencia al concesionario de motos de su padre, también llamado Miguel Ángel y expiloto que corrió en el equipo de Ángel Nieto en los años 70, el Fundador Marlboro. El padre recuerda especialmente una carrera, la del mundial de 1979 en el circuito del Jarama. Compitió como piloto invitado: «Ángel Nieto rompió su moto y fui el primer español clasificado. Hice séptimo». Su hermano Javier era su mecánico y el de Ángel Nieto en España.
Hijo, padre y tío. ¿De dónde les viene la afición? Del abuelo del joven Miguel Ángel, Nicolás Cortés, que abrió un taller en Madrid y desde él extendió a la familia su pasión por el motociclismo. Sus dos hijos (uno como mecánico y otro como piloto) siguieron sus pasos, que ahora perpetúa el nieto.
EL NÚMERO 55
«Me subí a una moto con dos años y medio. La primera carrera en minimotos la disputé con ocho», dice el vigente campeón de la Copa de España, que luce el número 55 en su máquina. «El 5 es mi número favorito. Lo llevo desde que empecé». Como sucede en estos casos, el casco es de diseño personal: «Luce la bandera de Madrid -porque apenas existen pilotos madrileños-, el número 55, el logotipo de Motos Cortés y mi mascota, un perro que ya falleció», describe este enamorado de Valentino Rossi. «Me fijo mucho en sus trazadas».
RIPENSE DESDE LOS TRES AÑOS
¿Los puntos fuertes de Miguel Ángel? «Es muy trabajador y se deja aconsejar mucho. Si algo no sale bien, lo machaca y machaca hasta que lo consigue», asegura el padre de una familia que vive en Rivas desde 1990.
Su preocupación ahora es encontrar financiación para correr íntegro el Campeonato de España de Velocidad, que la próxima temporada pasa a denominarse de Europa porque incluirá carreras fuera del país, y disputar alguna carrera del mundial de Superbikes.
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Una buena forma física y una dieta estricta
Correr carreras de motos exige tener una buena forma física. Mover una máquina de 176 kg a las velocidades que se alcanzan en competición no está al alcance de cualquiera. En las categorías que disputa Miguel Ángel Cortés, la temporada se prolonga de abril a octubre. Y él se prepara a conciencia.
Trabaja en el concesionario de motos de su padre. Entra a las 9.30. Y a las 14.30, durante las dos horas de la comida, aprovecha para ir al gimnasio. De 16.30 a 20.00, vuelta al trabajo. Y cuando llega a Rivas, sale a correr a pie: «Hay que tener buen fondo, hacer mucho ejercicio cardiovascular y seguir una dieta estricta». En una carrera los pilotos pueden perder entre uno y tres kilos. Miguel Ángel llega a los circuitos la tarde del jueves. El viernes se pone la moto a punto en los entrenamientos libres. El sábado, más entrenos para decidir la parrilla de salida. Y el domingo, la carrera.