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Texto: Nacho Abad Andújar / Fotografía: Jesús Pérez / Reportaje publicado en el ‘Rivas al Día’ de junio de 2012
Kareem Abdul-Jabbar, seis veces campeón de la NBA, se retiró a los 42 años. El mejor jabalinista de todos los tiempos, el checo Jan Zelezny – tres oros olímpicos y otros tantos mundiales-, hizo su último lanzamiento con 40. El guardameta italiano Dino Zoff, campeón del mundo en 1982, dejó los guantes a los 41. Y el marchador Jesús Ángel García Bragado, de 42 años y campeón mundial de 50 km en 1993, completará en Londres sus sexta participación olímpica. Los cuatro ejemplifican la certeza de que pasados los 40 hay vida deportiva. Un hecho que acreditan, en Rivas, el medio fondista Jesús García y el yudoca Ángel Luis Ruiz.
El primero, con 43 años [ahora tiene 44], se ha colgado la medalla de plata en el Mundial de Atletismo de veteranos, en la media maratón por equipos (21 km). El segundo, cinturón negro, con 50 primaveras, ha ganado el bronce en el Open de España en la categoría 50-54 años. Atleta y yudoca, blasones del deporte veterano local. Jesús García (171 cm y 64 kg) es ingeniero aeronáutico, vive en la ciudad desde hace 15 años y galopa sobre el asfalto desde su época universitaria. En otoño de 2011 decidió inscribirse en el mundial de veteranos, que se disputaría en abril de 2012 en Finlandia.
«Ha sido mi primera cita internacional. Nunca antes había participado en un evento de estas características. Quería quitarme el gusanillo de representar a mi país», cuenta una tarde de mayo este integrante del club Paris y que suele entrenar por Rivas y San Fernando tres o cuatro días a la semana con carreras que duran 60 minutos. En los mundiales para curtidos no se exigen marcas: basta con inscribirse y disponer del dinero para pagar el vuelo, el alojamiento y la manutención, que en el caso finés, superó los 1.000 euros.
García corrió la media maratón (40-44 años) con el madrileño Juan Antonio Cuadrillero, que finalizó primero, y el gaditano José Ruiz, sexto. El ripense, menos experimentado, cruzó la meta 28º, parando el crono en 1h 31min 50seg, algo lejos de los 80 minutos que tardara en completar la distancia en épocas de juventud, hace 15 años, cuando el cuerpo tenía otras velocidades. En cualquier caso, el tiempo del mundial supone su mejor registro en los últimos cinco años: un ejemplo de superación. Y las tres marcas de los corredores ibéricos permitió al terceto subir al podio, más abajo que los finlandeses pero por encima de franceses.
«NO NOS CONOCÍAMOS AL LLEGAR»
Los tres llegaron a Jyväskylä, a 300 km de Helsinki, la capital finesa, sin conocerse. Dos días antes de tomar la salida decidieron inscribirse como equipo español: el mínimo de componentes para formar escuadra son tres dorsales. Y de ahí, al éxito, al segundo escalón del cajón. ¿Qué se siente allí arriba? «Un subidón. Es increíble. Una pasada», le cuesta concretar a quien ha consumado ya 10 maratones (seis en Madrid, tres en San Sebastián y una en Barcelona) y completa tres o cuatro ‘medias’ al año.
Reconoce que con su odisea nórdica ha saciado su apetito, pero medita apuntarse al Europeo en pista cubierta de San Sebastián, en marzo de 2013. «El viaje es más económico, y la ciudad me encanta. Pero no hay media maratón, solo pruebas de 3.000 y cross de 5.000. Y yo soy un corredor de más fondo». «Pero iré», aventura. La ciudad donostiarra es su Ítaca particular: »Una de mis abuelas era de allí. Al morir, con 100 años y cinco días, dejó en herencia a sus hijos el dinero que ganó en vida. Mi madre me dio mi parte para que me lo gastara en algo que me hiciera ilusión. Y sin pensármelo, me apunté al Mundial de Finlandia». Así pues, próximo destino: bahía de La Concha.
EL DULCE TATAMI
El otro triunfador añejo de la ciudad, el yudoca Ángel Luis Ruiz, se colgó en Vitoria el bronce en el Open de España para Veteranos, equivalente al campeonato nacional. Ripense desde 2004, pequeño empresario y cinturón negro desde 1980, compitió en la categoría 50-54 años en menos de 81 kg. Él roza ese peso y mide 170 cm. Ruiz cayó en semifinales con el que luego sería campeón, el vasco Pedro Guerra. Como en el caso del atleta Jesús García, ha degustado las mieles de la gloria en su primera gran participación deportiva veterana. «No me esperaba el bronce. Llegué a Vitoria pensando: ’Ángel Luis, tú no estás preparado para esto». Y sí lo estaba.
De joven concurrió a varios campeonatos de Castilla [aún no existían los de Madrid], pero nunca se clasificó para uno de España. «Ahora he podido resarcirme», se sincera. Y aún paladea el sabor del compañerismo vivido: «Te encuentras con gente del pasado, con la que competiste o entrenaste. Y acabas conviviendo en un ambiente muy sano». Madrid se trajo de la capital alavesa cinco oros, dos platas y cuatro bronces.
Ángel Luis Ruiz preparó el viaje con otros dos yudocas de la ciudad, pero una lesión en los dedos de Óscar Morales y la incompatibilidad laboral por fechas de José Miguel Hurtado, le dejó como a Gary Cooper en la película de Fred Zinnemann: solo ante el peligro.
CON AÑOS SE PUEDE
Los tres meses previos al Open se entrenó con esmero sobre el tatami. El veneno por competir en una cita nacional se lo inoculó José Luis Barbat, de 74 años, que le habló de su próxima participación en el Open de España: «Si él podía hacerlo, yo también». Y vaya que si pudo, tercero en un evento con «rivales muy solventes»: se inscribieron agentes «que habían participado en las Olimpiadas de Policías y Bomberos».
Este monitor de yudo desde 1983, y árbitro autonómico desde 2012, ya ha sido juez en tres torneos regionales. Feliz por su bronce y por la segunda Europa League ganada por su Atleti, Ruiz pertenece al Judo Club Rivas, entidad que dirige Paco Lorenzo, 8º DAN, olímpico y referente nacional.
A Ángel Luis, el yudo le ha enseñado mucho: »El mejor yudoca es el que se levanta más veces, no el que más medallas gana. Aplico en mi vida los valores aprendidos en este deporte: la honestidad, la ayuda al compañero, el respeto por el contrario y la consideración hacia tu maestro». El suyo fue José Luis de Frutos, primer yudoca español en ganar diploma olímpico (Montreal 1976).
Tanto Ángel Luis como el atleta Jesús García se han convertido en medallistas pasados los 40. Lo que no les dio la juventud, lo han alcanzado ellos en el otoño temprano de su vida.