GALA CLAUSURA DEL FESTIVAL LESGAICINEMAD, CON SECUN DE LA ROSA
Sábado 1 noviembre / 20.00: proyección del capítulo 2 de la serie ‘Superestar’, de Nacho Vigalondo / 21.30: gala de clausura y karaoke queer.
Edificio Atrio: salón de actos.
Secun de la Rosa (Barcelona, 1969) es uno de los rostros más reconocibles del mundo audiovisual en España. Con tres décadas de carrera a sus espaldas, se ha convertido en un imprescindible del cine, la televisión y el teatro, donde no solo actúa, sino que también dirige y escribe. Estará en Rivas el sábado 1 de noviembre, en el marco del LesGaiCineMad, donde le será reconocida su trayectoria: “Me hace muchísima ilusión porque yo no soy una persona que esté siempre en la terna de los premios”, comenta a ‘Rivas Cultural’, donde repasa algunos de sus últimos trabajos con Nacho Vigalondo o Manuel Gómez Pereira.
Recibe el premio de honor del LesGaiCineMad en Rivas. ¿Cómo ha recibido la noticia?
Con muchísima ilusión, por supuesto, y sorprendido también. Yo estaba haciendo teatro y me llamó el director del festival. Pensé que sería para entregar un premio o para participar, pero cuando me dijeron que era para darme el premio de actor, imagínate. Me hace muchísima ilusión porque yo no soy una persona que esté siempre en la terna de los premios.
¿Es necesario todavía visibilizar al colectivo LGTBIQ+ a través del cine o del mundo audiovisual?
Por supuesto que sí. Todo lo que sea visibilizar minorías, todo lo que sea igualdad, todo lo que signifique que todos tenemos los mismos derechos y que el mundo está hecho para todos, siempre es necesario. Yo lo llevo a rajatabla desde mis inicios. Monté una obra que se llamaba ‘Radio Rara’ en el teatro Alfil y allí había toda una galería de personajes gay, lésbicos, trans… Te estoy hablando de finales de los 90 y casi que tuve que pedir de rodillas que me dejaran hacer la función aquí y allá. Con los años he descubierto lo difícil que resultaba y lo normalizada que tenía yo esa lucha o que a mí me dieran menos derechos. No hay que parar, amigo.
Ante el momento político que estamos viviendo, ¿cree necesario tener que volver a poner pie en pared ante derechos conseguidos y que parecían ya consolidados?
Te digo lo mismo que con los derechos del colectivo LGTBI. Creo que incluso más, porque venimos de un tiempo donde se luchó por una democracia, por derechos, por la igualdad… pero ahora el horizonte es muy negro. No quiero utilizar la palabra guerra, pero estamos hablando de un ambiente de ultraderechismo y de miedo que no sabemos muy bien hacia dónde va este mundo.
Ha hecho muchos papeles enmarcados en la temática LGTBI. ¿Qué tiene en cuenta a la hora de prepararlos?
Fui el primer actor que hice un texto en España de Copi, un dramaturgo argentino-francés al que quemaron el teatro porque tenía sida y era un luchador. Cuando hice su primera obra, ‘El homosexual o la dificultad de expresarse’, ahí viví muchas cosas. Desde los tiempos de ‘Radio Rara’, en cine o en televisión, cuando he tenido que hacer comedia, lo que siempre he tenido en cuenta es que su condición sexual era una cosa más. En personajes tan populares como Tony en ‘Aída’, una de las cosas más emocionantes que me han pasado es que el público a las diez de la noche se sentara y viera a un personaje al que querer, libre y feliz, al que no tenía por qué pasarle nada malo por su condición sexual.
«Fui el primer actor que hice un texto en España de Copi, un dramaturgo argentino-francés al que quemaron el teatro porque tenía sida y era un luchador»
No ha parado de trabajar en este 2025. Cine, series de televisión…
La vida del actor es muy curiosa. En 2020 y 2021 fue el covid, pasé después el 2022 y el 2023 terrible, porque estaba haciendo el monólogo de ‘Las piscinas de la Barceloneta’, pero pensaba: a ver qué pasa conmigo. Después he tenido la suerte de que no han parado de llamarme. Nacho Vigalondo para ‘Superestar’, que son palabras mayores, y luego ‘Aída y vuelta’, ‘Funeral de locos’ y hemos hecho la peli ‘Todos los lados de la cama’, con todo el equipo de Animalario en los años 90.
‘Superestar’ es uno de los fenómenos de la temporada. ¿Cómo ha sido interpretar a Leonardo Dantés?
Ha sido una experiencia increíble. Por una parte ha sido muy dura, porque he estado cuatro meses con el pelo rapado para poder llevar peluca. Yo hablo muy deprisa y casi agudo y Leonardo es como para dentro, muy despacio… Había que prepararlo desde el alma del personaje, porque en los 2000 habían sido considerados el hazmerreír, entre comillas. Lo digo con todo el amor del mundo, pero era lo que la sociedad estaba haciendo con ellos en la época de ‘Crónicas marcianas’. Había que hacerlo con mucha verdad, más de la que hubiera puesto en cualquier otro papel, porque en cualquier momento podía caer en la parodia, y aquí había mucha tragedia, mucho drama y mucha poética.
Visto con la perspectiva del tiempo, ¿no tiene la sensación de que aquel mundo se convirtió enseguida en un juguete roto?
Aquel momento de la televisión fue tan raro. La pregunta que flota en el ambiente es por qué hemos necesitado en televisión a estos personajes para reírse de ellos en plenos años 2000, que se supone que es el futuro. Quizás para disimular nuestra propia mediocridad.
Escribí hace poco ‘Los libros ardieron’. Me fascinó la historia de Juanita Capdevielle, una luchadora de la cultura en los años 30. Murió el mismo día que Lorca y, sin embargo, nadie había hablado de ella nunca
¿Y cómo ha sido trabajar con Nacho Vigalondo?
Me gustan mucho sus películas y su imaginario. Ha sido increíble, tiene mucho amor por los personajes y unas ideas muy especiales a la hora de filmar, siempre une fondo y forma. Es pura creatividad.
Este año ha trabajado también con Manuel Gómez Pereira.
Fue una especie de enamoramiento, porque no había currado nunca con él. Él llevaba mucho tiempo sin hacer cine, fue un rey de la comedia en los años 90. Le surgió hacer este remember de ‘El funeral’ y ha sido increíble, me lo he pasado muy bien con él y él se ha reído mucho conmigo.
¿Sigue haciendo y escribiendo teatro?
Sí, escribí hace poco ‘Los libros ardieron’. Me fascinó descubrir la historia de Juanita Capdevielle, una luchadora de la cultura en los años 30. Murió el mismo día que Lorca y, sin embargo, nadie había hablado de ella nunca. Era una mujer que ayudó a todo el colectivo de La Barraca y me apetecía escribir un libreto sobre ella, sobre cómo quemaron los libros antes de la Guerra Civil. Es una historia apasionante y estamos de gira por Galicia, porque ella era gallega, y la hemos traído a Madrid, al Teatro del Barrio.
