Fotografías: Mario F. Trejo, Paco Mariscal y P. de la Vega.
Víctor Manuel y Ana Belén llegan a Rivas en coche, a una zona que “aún era un descampado”, tal y como el propio Víctor Manuel explica en su entrevista en el último número de Rivas al Día. Era 1982. “Había muchísima gente y se notaba la ilusión de quienes empiezan una nueva vida”, apunta. Eran las fiestas de Covibar, y ese año además de Víctor Manuel y Ana Belén también actuaban en Rivas José Antonio Labordeta, Labanda y Claudina y Alberto Gambino. Presentó aquel concierto Carlos Tena. No solo eso, el día anterior, en el Gran Festival Flamenco, vecinos y vecinas disfrutaron de un cartel digno de los mejores festivales: José Menese, Enrique Morente o Carmen Linares. Con esta apuesta por el flamenco, siempre presente en la historia musical de Rivas, es fácil entender el éxito del Festival Rivas Flamenca, que este 2024 ha celebrado su 12º cumpleaños.
Rivas y música siempre han ido de la mano, y la historia de sus fiestas ha sido el mejor escenario. Todo comenzó en la finca de El Porcal, origen de la ciudad, donde la vida se organizaba en torno al campo. Eran los años 40 y 50, años de dictadura, escasez y necesidades, pero también de ganas de festejar, al menos una vez al año, recibiendo con limonada la llegada del 15 de mayo. Tal y como explica Agustín Sánchez Millán en ‘Rivas Vaciamadrid, mi pueblo’, en 1944 el ayuntamiento, ubicado en la finca, declara el 15 de mayo abonable y festivo. Desde ese año hasta la inauguración del Casco, en 1959, permanecen allí las fiestas, cuyo plato fuerte solían ser los festejos taurinos.
En mayo de 1960, el Casco reconstruido pasa a ser el lugar de los festejos. La plaza de la Libertad, calle de Miralrío y el parque San Isidro eran los espacios elegidos.
Vecinos como el ex alcalde Antonio Martínez Vera recuerdan con cariño aquellas fiestas cuando Rivas era un pueblo de escasos 500 habitantes. “Cada familia aportaba algo, y se dejaban las puertas de las casas abiertas”, describe. “Siempre hubo música, ‘española”, apostilla sonriendo Martínez Vera. Y baile en la plaza; el Ayuntamiento se ocupaba de las orquestas. También coplas de aire popular, como las de 1980 recogidas por Sánchez Millán en su libro: “Si San Isidro volviera, no cogería el arado, conduciría un tractor, llenas de grasa las manos [… ] no iría solo al trabajo, pues trabajando con otros, se hacen más fuertes las manos; […] no iría solo al terruño, pues yendo todos juntos consiguen lo que es más justo””.
Desde esos mayos de verbena, hasta el concierto de Celia Cruz en 1998, pasaron años. Rivas creció y alcanzó a finales de los 90 los 20.000 habitantes. Siendo así, ya se llenaban conciertos y la ciudad empezaba a disputar un lugar en el mapa cultural madrileño. Ese mismo año, en septiembre de 1998, el Ayuntamiento estrenaba su presencia en las fiestas de Covibar con una carpa municipal, “la discoteca más marchosa del sábado noche”, como puede leerse en el ‘Rivas al Día’ de ese mes, en el que se incluye una entrevista a una autora literaria que presentaba por aquel entonces su cuarta novela, Almudena Grandes, tras el éxito de ‘Malena es un nombre de tango’. Ese mismo año también pasó por Rivas Danza Invisible y se estrenó el Gran Lebowski.
Durante más de 30 años Rivas tuvo dos fiestas, las del Casco, en mayo, y las de septiembre, que en su origen se celebraban en la avenida de Covibar para luego pasar a la explanada junto al edificio de Tenencia de Alcaldía, “nueva manzana institucional” de la Rivas de 1998. Años después, en 2006, con Mago de Oz como cabeza de cartel y con 3.000 vecinos y vecinas más -porque la zona de Covibar que pertenecía a Madrid ya era Rivas-, los conciertos de las fiestas de septiembre se trasladaron a las instalaciones deportivas del Cerro del Telégrafo, en su estadio de atletismo.
En ese estadio volvió a cantar en 2008, entre otros, Enrique Morente, 26 años después de aquel concierto de 1982 que abre este reportaje, y de la mano de Muchachito Bombo Infierno. Muchos de los niños y las niñas que pueden verse en las fotos de los ochenta estarían ahora en la primera fila de los conciertos. Ese año Rivas acogió el III Foro Social de Migraciones y la ciudad “volvió a ser la capital mundial de la diversidad humana”, como apuntaba el número de septiembre de la revista municipal. Por aquel entonces Rivas contaba con 65.000 habitantes y lanzaba un mensaje contundente: ‘Rivas, el mundo te mira’. Más de 500 voluntarios y voluntarias hicieron posible este Foro, en el que muchas familias ripenses pusieron sus casas a disposición como alojamientos solidarios.
Durante años las fiestas fueron creciendo musicalmente. En 2002, con el lema ‘Vive tus fiestas’, Ketama y Celtas Cortos amenizaron la noche ripense. Ese año se estrenaba un nuevo espacio para niños, niñas y jóvenes, ‘Amanece ke no es poco’, donde padres y madres practicaron su “paciencia con las colas”, tal y como se recoge en ese número de la revista municipal. Era una Rivas sin continuidad en su trama urbana, con las urbanizaciones a un lado y el Casco a otro. Son muchos los vecinos y vecinas que recuerdan como ‘cruzaban el campo’ para ir a las fiestas del pueblo. Ese mismo 2002 Rivas contaba ya con nueve colegios y cinco escuelas infantiles.
En 2003, “La calle se llena de fiesta”, tal y como puede leerse en el cartel de ese año. Tocó Seguridad Social. En 2004 “Rivas fue una fiesta”, titulaba ‘Rivas al Día’. Fue el año de Los Secretos y el de la “novedad” de Mojo Proyect. También tocó Sober. Ese mismo año se reformó la glorieta de Rivas Oeste para mejorar la conexión con la A3, tal y como se conoce hoy.
En 2006, además de Mago de Oz, también pisó Rivas, en el escenario del Bardem, Pablo Milanés, y la vuelta ciclista a España, que pasó por el municipio. En 2007 Loquillo y Sabino Méndez fueron los protagonistas, y se celebraba el X Concurso de Pop Rock de Rivas, por el que pasaron, entre otros, Vetusta Morla, grupo con el que se inauguró en 2009 el auditorio Miguel Ríos. En ese mismo 2009 y en ese mismo auditorio, que es hoy lugar de referencia musical para todo el país, actuó Amaral. “Nos dejaremos la piel en el concierto de Rivas”, explicaba en esta misma revista.
15 AÑOS DE AUDITORIO MIGUEL RÍOS
El auditorio ocupó 9,5 de las 38 hectáreas del nuevo parque que el Ayuntamiento construyó sobre el antiguo vertedero en el que Madrid capital depositó sus basuras durante once años, entre 1967 y 1978. El propio Agustín Sánchez Millán apunta en su libro ese 1967 como “un año nefasto” para Rivas, por la instalación de dicho vertedero en la finca El Campillo. El Ayuntamiento de Rivas de aquella época no autorizó la instalación, pero el acuerdo “fue revocado por presión de organismos oficiales”, tal y como recoge Sánchez Millán.
Se invirtieron más de 26 millones de euros en la descontaminación del vertedero y 24 millones de euros en la obra del auditorio. “¡Abajo la basura, arriba la música!”, puede leerse en la portada del reportaje de ‘Rivas al Día’ de septiembre de 2009, en el que se recoge el éxito de unas fiestas en las que miles de vecinos y vecinas acudieron para conocer el nuevo recinto ferial y el flamante auditorio Miguel Ríos, en el que se congregaron más de 26.000 personas para los conciertos de Amaral, Vetusta Morla y Chambao.
También sonó ese año Bebe y su ‘Pa’fuera telerañas’, que volvió a la ciudad cinco años después de aquel otro histórico concierto que sitúo a Rivas como referencia en el mapa cultural español y por la defensa de la memoria democrática. Son muchas las personas que recuerdan lo que significó en 2004 el homenaje a los republicanos y republicanas que sufrieron la Guerra Civil española y la dictadura franquista. 741 abuelos y abuelas de toda España y del extranjero se reunieron en Rivas Vaciamadrid el 25 de junio de 2004 para romper el silencio y ayudarnos a recuperar la memoria.
En 2010 las fiestas de mayo en el Casco inauguraban un mercado de oficios y disfrutaban de sus tradicionales fuegos artificiales. En septiembre, en las otras fiestas municipales, Pereza, Macaco e Ismael Serrano llenaban de nuevo el Miguel Ríos. En ‘Rivas al Día’ se entrevistó a Serrano, que hacía referencia a aquella huelga general de 2010, en la que la ciudadanía debía “recuperar el protagonismo”. Alababa también el cantautor a Rivas como “ciudad de referencia en Madrid, con iniciativa cultural y en el ámbito de las políticas sociales”.
Comenzaba la legislatura de 2011, tras las elecciones municipales de mayo. Ese mayo de plazas llenas por el ‘No nos representan’ en el que el 15M pasó a ser algo más que la festividad de San Isidro. En Rivas actuaron, en las fiestas de septiembre, Maldita Nerea, Dover y La Frontera. Fue un año difícil, de mucho menos presupuesto, con políticas europeas y nacionales de recortes y austeridad. El Consejo de Fiestas se fortaleció como espacio de participación vinculado a las fiestas, y con mucha negociación y trabajo, tuvo un papel clave en las decisiones que se fueron tomando, con un presupuesto para los festejos recortado a la mitad. Se consiguieron acuerdos con las cerveceras para proveer todo el mobiliario de fiestas, que antes pagaba el Ayuntamiento, y se tomó la decisión de empezar a cobrar entradas a los conciertos más importantes. La situación económica obligaba a diseñar un nuevo modelo de fiestas que mantuviera el nivel con mucho menos presupuesto.
Y así se llega a 2012, año en el que por primera vez las fiestas de septiembre no se celebran, tomándose la decisión de unificarlas al año siguiente en mayo. Entre las razones, la construcción del Miguel Ríos y del nuevo recinto ferial, que se inauguró en 2009. Desde que el nuevo recinto se convirtió en el epicentro de las dos fiestas, el formato de ambas fue volviéndose más análogo y entonces, en esa legislatura se decidió unificarlas respetando la festividad original de mayo. Se suspendieron las de septiembre de 2012 y ya a partir de 2013 se celebraron unificadas en las ‘mayores’ de mayo, potenciando a su vez en septiembre los festivales culturales y las fiestas de barrio, como las de Pablo Iglesias y La Luna, de formato más pequeño.
Y desde esa unificación en 2013 hasta hoy, 11 años después, las fiestas no han parado de crecer: del 2014 al 2020 pasaron por Rivas, entre otros muchos, Melendi, La Unión, Siniestro Total, Celtas Cortos, Estopa, Rozalén, Leiva, Hombres G, Rosendo, Banda Bassotti, La Raíz, Love of Lesbian, Mala Rodríguez o Ana Torroja.
Llegó la pandemia y las fiestas de 2020 no pudieron celebrarse. En 2021, una vez suavizadas algunas restricciones, el Ayuntamiento decidió celebrarlas en septiembre. Fueron unas fiestas atípicas con muchas medidas de seguridad sanitaria, en las que tocaron Robe Iniesta y Zahara. No se podían hacer colas y el acceso a las casetas se hacía por turnos y cita previa.
En 2022, con Rozalén, Kiko Veneno y Ciudad Jara, las fiestas volvieron a mayo y a la normalidad. En 2023, las últimas celebradas, Leiva y Nena Daconte, entre otros, hicieron bailar a ripenses y forasteros.
Este 2024, el Ayuntamiento vuelve con una apuesta cultural y de ocio que sitúa de nuevo a Rivas en el mapa de eventos más importantes de la Región. Rodrigo Cuevas, Arde Bogotá, Ginebras o el Festival Solidario Grimey por Palestina son solo algunos ejemplos. Unas fiestas a la altura de una ciudad que siempre ha entendido la cultura como una herramienta para la democracia. Y unas fiestas que, a su vez, no pierden la esencia de lo que fueron, un lugar de encuentro y casas abiertas, donde Rivas se vive en su mejor versión. Disfruten de las fiestas porque son suyas.•