Una de las frases que mejor expresa el amor por los libros la pronunció Almudena Grandes en las páginas de la revista municipal ‘Rivas al Día’ en 2014: «No leer sería dejar de vivir». Ese anhelo por la lectura es compartido por quienes asoman con su testimonio en este reportaje. Y sintetiza lo que Rivas reivindica cada primavera con su Mes del Libro, cuyo evento estelar es la Feria del Libro, que este año se celebra del 19 al 21 de abril y por la que pasarán Christina Rosenvinge, Carla Antonelli, Rayden o Fetén Fetén.
Autoras, autores, editoriales, librerías y asociaciones literarias configuran un pequeño universo creativo donde comparten su querencia por las palabras: ya sea porque las escriben, recitan, leen, imprimen o distribuyen.
“Escribo porque respiro. Y como respiro tengo que escribir”, confiesa el novelista José Guadalajara y presidente de la asociación Escritores en Rivas. “Leer para crecer. Una infancia sin lectura es una infancia sin ilusión”, advierte la autora de literatura infantil Reyes Esteban. “Sin lectura no concibo la vida”, dice el editor Paco Márquez, de la ripense Ondina Ediciones. “Leer para vivir mil aventuras, a parte de tu propia vida”, sugiere Pilar Cuevas, copropietaria de la librería Las Hojas.
Es Rivas una localidad ya de 100.000 habitantes cuyo callejero y edificios evocan desde antaño la pasión literaria. Ahí están su centro cultural Federico García Lorca, con su sala Marcos Ana; sus cuatro bibliotecas municipales (José Saramago, Gloria Fuertes, Almudena Grandes y de nuevo Federico García Lorca) o los colegios públicos Dulce Chacón, Mario Benedetti, José Saramago, Rafael Alberti, Hans C. Andersen, José Hierro y José Iturzaeta. Sin olvidar las decenas de calles que portan nombres de autoras y autores. Incluyendo, por supuesto, el singularísimo barrio del cómic, retablo cumbre del callejero nacional con sus vías consagradas a Mortadelo y Filemón, Anacleto Agente Secreto o 13, Rue del Percebe.
“Escribo porque respiro. Y como respiro tengo que escribir”, confiesa el novelista José Guadalajara y presidente de la asociación Escritores en Rivas. “Leer para crecer. Una infancia sin lectura es una infancia sin ilusión”, advierte la autora de literatura infantil Reyes Esteban.
Si hay un espacio al que regresa quien anhela navegar entre palabras son las librerías. Quizá por la facilidad que ofrece vivir tan cerca de la capital (a tan solo 14 kilómetros de la Puerta del Sol), el acecho de las multinacionales de venta online (caminantes blancos: ‘Winter is coming’) o las dificultades propias del pequeño comercio, en Rivas nunca han abundado los establecimientos dedicados exclusivamente a la venta de libros, configurándose una cartografía urbana más proclive al negocio mixto de librería, papelería y juguetería.
LAS LIBRERÍAS
Situada en una esquina del barrio de La Luna, casi en los confines de la ciudad donde da la vuelta al aire, se alza una isla donde naufragar: la librería Las Hojas [solo venden libros]. Abierta en 2013 por el matrimonio Pilar Cuevas y José Luis Pacheco, vecinos desde 1992 procedentes de Moratalaz, son los últimos Robinson Crusoe de Rivas, tras perder el vuelo la mítica La Cigüeña, en Covibar.
– ¿Qué significa ser librera hoy en día, Pilar?
– Contacto con la gente. Hay quien te dice que es sinónimo de locura, que los libros están en desuso. Pero el personal sigue viniendo porque le gusta tener un libro entre las manos, leer sobre el libro físico.
– En nuestro caso –interviene José Luis-, ha sido más una ilusión que una necesidad. Nuestra vida estaba resuelta, ya jubilados. ¿Por qué comprar en una librería? Por la relación humana. Y porque les vamos a aconsejar. Puede que nos equivoquemos, pero en Amazon no te aconseja nadie ni se referencia sobre la calidad de una obra.
José Luis, lector voraz desde la adolescencia que “pasaba los días recorriendo librerías”, acumulaba muchos libros. Tantos que compraron este local para almacenarlos. Fue en 2008, cuando la crisis económica mundial. Con unos pequeños ahorros. “Y que si ponemos una puerta, que si abrimos una ventana, que si pintamos una pared… Y decidimos transformar el local en librería. Y abrimos en julio de 2013”, rememora Pilar, que ya atesoraba experiencia laboral en alguna feria del libro.
El nombre de Las Hojas es evidente: “Son una parte fundamental de los libros. Y, al mismo tiempo, de los árboles y vegetales, que a su vez sirven para elaborar el papel de los libros”, explica José Luis, ex profesor universitario de Estadística y Epidemiología.
Para quienes pasan mañana y tardes entre libros, ¿lecturas, para qué? “Para vivir mil aventuras a parte de tu propia vida. Es escuchar a gente con la que nunca podrás hablar. Jamás conoceré a Paul Auster, pero lees sus libros y tienes una idea de cómo es. Y personalmente te hace crecer”, responde Pilar. Un libro que le marcó: ‘Opiniones de un payaso’, de Heinrich Böll. Otro más reciente: ‘Los nombres propios’, de Marta J. Serrano.
“El clímax de leer un libro en una sola tarde empezó a los 15 años -repasa José Luis-. Recuerdo ‘El horror de Dunwich’. Me lo leí en una noche de verano. No porque me diese miedo, sino porque me metí de lleno. Los libros te ofrecen la posibilidad de conocer gente que ni siquiera existe”, confiesa este devoto de Julio Verne y Rudyard Kipling.
Con el paso del tiempo, Las Hojas se ha convertido en santuario lector. Un puerto donde buscan abrigo quienes pasan página. Aquí echan raíces cuentacuentos, presentaciones y clubes de lectura.
Para quienes pasan mañana y tardes entre libros, ¿lecturas, para qué? “Para vivir mil aventuras a parte de tu propia vida. Es escuchar a gente con la que nunca podrás hablar. Jamás conoceré a Paul Auster, pero lees sus libros y tienes una idea de cómo es»
Una cuota importante de las ventas procede de la literatura infantil y de obras feministas. Últimamente se vende mucho ‘Las malas costumbres’, de Alana S. Portero, o la saga infantil de Daniela Pirata. También cuentan con un “grupito fijo” entusiasmado con la novela negra. “Clientes muy exquisitos”, advierte José Luis.
Y si alguien no encuentra lo que busca, se trabaja por encargo. Bajo petición también atienden Alberto Bayo Villamil y Marta Torrijos Garrido, ambos de 35 años y pareja propietaria de la librería papelería Laura. En los soportales de una de las plazuelas típicas del barrio de Covibar, resiste también este local, que abrió Laura, la madre de Alberto, en 1994. Al jubilarse, traspasó el negocio al hijo: 2014. El establecimiento festeja 30 años de vida en Rivas este 2024. Pero papelería Laura es mucho más antigua: abrió en el barrio del Pilar en 1965.
– ¿Lo más bonito de ser librero?
– La gente. Poder estar con el barrio y conocer sus historias. Conocemos a nuestros clientes, sabemos sus nombres.
– ¿Lo más complicado?
– Que no sabes lo que va a pasar el mes que viene. Lo que le sucede al pequeño comercio en general. No podemos prever ventas.
– ¿Y qué aporta una librería al barrio?
– Como cualquier comercio, vida. Y en el caso de las librerías, es una forma de acercar un poco de cultura a cada plaza.
“Laura trabajaba mucho más con papelería. Al entrar nosotros, hemos metido más librería, que es lo que nos gusta. Sobre todo infantil e ilustrado, donde hay mucha variedad. Mucho libro infantil te reeduca siendo ya adulto, y son de una calidad que en nuestra infancia no existía”, sintetiza Marta.
La librería papelería Laura también participa, como años anteriores, en la Feria del Libro: “Es una buena oportunidad para darnos a conocer más allá de Covibar”, comenta Alberto.
¿Qué aporta una librería al barrio? «Como cualquier comercio, vida. Y en el caso de las librerías, es una forma de acercar un poco de cultura a cada plaza»
¿Y qué cuota de negocio se llevan los libros? “Vendemos más libros que mochilas, pero el porcentaje de ganancia es más pequeño”, responde Alberto, quien lanza una botella con mensaje para que lo recojan navegantes: “Si quieren un trato personalizado, amable y cercano, que cuenten con las pequeñas librerías de sus barrios”.
QUIENES ESCRIBEN
Roberto Español, de 48 años y vecino desde 1983, es uno de los autores que escriben lo que llega a las librerías: libros. En su caso, novela. Con cinco títulos ya publicados, es autor de la saga ‘El caballero de Carehen’ y de los thriller ‘El cristal entre las cenizas’ (2016), que alcanzó el número uno de ventas en Amazon en la primavera de 2017, y ‘El legado del pintor’ (2023), que ha viajado a las ferias de libro de Londres y Frankfurt y ha recibido el premio Sello Talento de la editorial Caligrama.
– ¿Escribir para qué?
– Para vivir. No concibo la vida sin la literatura.
– ¿Y leer?
– Para evadirse. Sin lectura, la vida sería oscura y plana.
– ¿Le gusta más leer o escribir?
– Una no funciona sin la otra. No te fíes nunca de ningún escritor que te diga que le gusta más escribir que leer, eso es imposible.
– ¿Vivir sin escribir o vivir sin leer?
– Se puede vivir sin escribir, pero no se puede vivir sin leer.
Las frases de Roberto recuerdan las que Almudena Grandes pronunció en la entrevista citada al inicio del reportaje: “Siempre digo, en broma, que si me pagaran por leer, a lo mejor, no escribiría. Me gusta mucho escribir, pero me gusta mucho más leer. Cuando publiqué mi primer libro [‘Las edades de Lulú’], un periodista me preguntó: ‘Si te dieran a elegir entre vivir sin escribir o vivir sin leer, ¿qué elegirías?’. Y yo respondí: ‘No lo sé. Me lo tengo que pensar’. Me lo pensé y llegué a la conclusión de que elegiría vivir sin escribir. Porque, aunque es mi vocación y siempre he querido escribir, creo que podría ser feliz haciendo otras cosas. Pero, para mí, no leer sería dejar de vivir”.
Roberto tiene una empresa de ingeniería biosanitaria, con la que cualifica y valida procesos de esterilización microbiológica. Ahí es nada. Viaja mucho por Europa. Y escribe todos los días. Tolkien (‘El Señor de los Anillos’) supuso un antes y un después en su vida de lector. Y John Grissam dentro del thriller, el género que ahora cultiva.
Roberto Español: «Algunos pasajes de mis novelas están inspirados en lugares del municipio. En la última, ‘El legado del pintor’, dos asesinatos se producen en la ermita del Cristo de Rivas y la Cañada Real»
¿Condiciona o influye de algún modo Rivas a la hora de escribir? “Algunos pasajes de mis novelas están inspirados en lugares del municipio. En la última, ‘El legado del pintor’, dos asesinatos se producen en la ermita del Cristo de Rivas y la Cañada Real. Ahora estoy con una nueva novela, ‘La ciénaga’ [quiere publicarla en 2025], y meteré algún pasaje por las lagunas”, adelanta este autor que también filma cortos (con ‘Loop’ y ‘Martin-a’ ha ganado sendos premios en los concursos locales del Festival de Cine de 2023 y 2024). Se declara encantado de vivir en Rivas. “No viviría en otro sitio. Es casi perfecta. Lo tenemos todo: tranquilidad, servicios, cercanía a Madrid, naturaleza… Si como escritor pudiera dedicarme cien por cien a ello, sería el olimpo”.
LAS ASOCIACIONES LITERARIAS
De la vida literaria ripense afirma que es “muy boyante”: “Hay talento creativo, con diferentes niveles de calidad y complejidad, pero con obra para todos los gustos”. Lo dice quien es integrante de la asociación Escritores en Rivas, cuyo presidente es el novelista e investigador medievalista José Guadalajara, hoy con 66 años y una vida laboral en las aulas como profesor en el instituto público Duque de Rivas.
– ¿Qué aporta una asociación literaria como la suya a la vida cultural ripense?
-Como otras asociaciones de música o cine, incrementamos el valor cultural y artístico de la ciudad.
La entidad, creada en 2010, agrupa actualmente a 24 escritores: novelistas, poetas, dramaturgos, ensayistas… Y fue el germen que unió el talento disperso de autores que no se conocían: “Cuando trabajaba en el instituto Duque de Rivas, se me ocurrió crear una red de escritores en la ciudad. Establecer un vínculo de unión entre quienes nos dedicábamos a la escritura. Ese fue el germen. Conocer a los escritores de Rivas con los que no tenía relación”.
“Somos una asociación con mucha vitalidad. Hemos conocido a muchos escritores y lectores que vienen a nuestras actividades, incluso de fuera de Rivas. Se ha creado una especie de neurona literaria que ha ido formando un tejido cultural”, relata este admirador de joyas latinoamericanas como ‘Pedro Páramo’ (Juan Rulfo) o ‘Cien años de soledad’ (Gabriel García Márquez). Ya más actuales, entre otros, ‘Canto yo y la montaña baila’, de Irene Solá.
Responsables del programa literario Palabras en Vuelo, que un lunes al mes llega a la sala Marcos Ana (poeta) del centro cultural Federico García Lorca, la asociación acaba de editar el libro ‘Rivas, esas historias desconocidas’.
“El fondo de todo el libro es Rivas. Hacemos un recorrido histórico por la localidad. Desde los orígenes hasta la actualidad. Incluso superándola en una perspectiva de futuro. Los escenarios son ripenses. Los ripenses que lo lean sentirán los relatos muy cercanos. Y encontrarán su propia identidad. Se pueden llevar una sorpresa”.
Las historias se ambientan en lugares reconocibles como el centro cultural Federico García Lorca, la ermita del Cristo de Rivas, el monolito, el metro, el ya desaparecido palacio de Vaciamadrid de Felipe II o el yacimiento carpetano del parque Miralrío, con sus 2.500 años de antigüedad.
EL CRONISTA DE RIVAS
Y si de historia se habla, cómo no evocar la figura del cronista de este municipio: Agustín Sánchez Millán, fallecido en 2016, ripense por los cuatro costados que vino al mundo en la finca agrícola de El Porcal en 1925 y que recopiló la historia local en su libro ‘Rivas Vaciamadrid, mi pueblo’. Hijo de madre y padre obreros del campo, como a él le gustaba decir, vivió toda su vida en Rivas, menos el año y medio que la familia huyó cuando las balas de la guerra civil silbaban por los páramos de la ribera del río Jarama.
Las líneas del frente se establecieron en las inmediaciones de la finca ripense donde residían (batalla del Jarama, febrero de 1937). “Cuando vimos lo que pasaba, cerramos las casas y salimos con lo puesto y poco más”, relató en su última conversación con esta revista, en mayo de 2016.
De vuelta al presente, surge otra pregunta para el presidente de Escritores en Rivas, José Guadalajara: ¿qué tal anda Rivas de vida cultural? “Es uno de los núcleos culturales más importantes de la Comunidad de Madrid, incluso de España. Constantemente hay actividades culturales. Es muy de agradecer esa apuesta por el cine, el teatro, la literatura o la música”.
El novelista asegura que escribe porque respira: “Y como respiro tengo que escribir. Tengo la necesidad de hablar y dialogar con el tiempo. La literatura es conversar con el pasado, presente y futuro. Y esa necesidad me lleva a escribir novelas”. Del oficio de escribir, asegura que “cuesta trabajo. No es relajado. Requiere mucho esfuerzo”. Y de su pasión por la lectura deja esta frase: “Los libros se convierten en epidermis de José Guadalajara a los 18 años. Cuando uno descubre la lectura, es un camino que ya no puede dejar de recorrer. Escritura y lectura están tan vinculadas en mi persona que no puedo decir que me oriente más a una u otra”.
José Guadalajara: «Escribo porque respiro. Y como respiro tengo que escribir. Tengo la necesidad de hablar y dialogar con el tiempo. La literatura es conversar con el pasado, presente y futuro. Y esa necesidad me lleva a escribir novelas»
Y lanza un ruego a quien competa: ”Ya que tenemos tantas calles literarias, que se acuerden de poner el nombre de Escritores en Rivas a una”.
La otra asociación literaria con sede en Rivas, pero también de alcance nacional, es Verso Abierto, creada en 2021 y con querencia por la poesía. Raquel Sánchez-Muliterno, de 49 años y vecina desde 2008, es una de sus representantes. Esta psicóloga y técnica de producción editorial, natural de Albacete, es amante de los versos.
– En esta vida, ¿poesía, para qué?
– Para el desahogo. Casi para poder sobrevivir, porque las emociones tienen que tener una válvula de escape.
Verso Abierto surgió para “difundir la poesía, en particular, y la literatura, en general. Y crear una comunidad de referencia donde compartir inquietudes. Somos un entramado de apoyo, una suerte de networking donde se encuentran sinergias, recursos y consejos”.
Transcienden el territorio ripense y ya agrupan a más de 220 socias y socios, una cuarentena ripenses. “La gran mayoría escribe, pero no es un requisito imprescindible”, explica Raquel. Y alude a las dificultades que azotan a los versos: “Es un género complicado. A muchos lectores no les atrae tanto como la novela. Se vende menos. Y si se vende menos, se publica menos. Publicar poesía es muy quijotesco. La idea atrapa más que el negocio”.
El esfuerzo de Verso Abierto se manifiesta en el amplio abanico de propuestas que despliegan. Imparten talleres formativos mensuales a través de la Escuela de Creación Literaria EscriVAs. Y también en centros educativos (el instituto Profesor Julio Pérez los ha disfrutado) y en centros de mayores. Han organizado un certamen nacional de poesía infantil, juvenil y sénior, con más de 200 participantes este año. Editan libros: cuatro han visto la luz y el quinto está en camino. Se dejan ver por ferias del libro: Alcalá de Henares o Rivas, en Madrid; Valencia de Don Juan (León), Trujillo (Cáceres), Expoesía en Soria, Cartagena o Murcia son otras playas donde han encallado con sus libros y autores.
Raquel Sánchez-Muliterno: «La poesía es un género complicado. A muchos lectores no les atrae tanto como la novela. Se vende menos. Y si se vende menos, se publica menos. Publicar poesía es muy quijotesco. La idea atrapa más que el negocio»
También han lanzado el Programa de Ayuda a la Edición (PAE): préstamos de 500 euros para que un autor pueda publicar, que los devuelve en ocho meses sin intereses. Y organizan recitales poéticos y un encuentro nacional de poetas de carácter anual (este 2024 en Chinchilla, Albacete).
LAS EDITORIALES
Para tener un libro entre las manos es necesario imprimirlo. Decidir qué texto merece la inmortalidad de plasmarse en hojas es tarea de editores como Paco Márquez, responsable junto a su mujer, la novelista Elena Muñoz, de Ediciones Ondina, fundada en 2017.
– ¿Qué anima a alguien a crear una editorial?
– En el sustrato está la pasión por la lectura –asegura Paco.
– ¿Lo mejor del oficio?
– Cada vez que llegan libros de imprenta es una alegría. Y cuando hablas con un autor y tiene ya su libro en las manos. Su sonrisa, sus palabras de felicidad. Esa satisfacción no se puede cuantificar. Esa felicidad del autor no la cambio por nada.
– ¿Y lo peor?
– Decir no a alguien. En cuanto se acabe esta entrevista, tengo que hacerlo con una persona. Y cuesta muchísimo.
Pero Paco, 64 años ya a sus espaldas y más de 40 de experiencia en el mundo editorial, ve el costado bueno del rechazo: “Decirle no a alguien también es ayudarle, explicarle dónde puede mejorar. Si lo camuflas, esconder la verdad, es no ayudar”.
Paco y Elena también vienen de Moratalaz. Y son ripenses desde 1987. “Trabajamos mucho con autores noveles. Gente joven o de mediana edad que salta de la autoedición a una primera obra con editorial, que comprueban que la distribución por cuenta propia es difícil”, explica Paco. Precisamente para encauzar mejor las ventas, Ondina Ediciones se coordina con dos distribuidoras: una en Madrid y otra en Barcelona: “Es imprescindible trabajar con ellas. Al principio íbamos a librerías de reconocido prestigio y nos decían que solo trabajaban con distribuidas. La de Madrid tiene la sede en Rivas: Maidhisa”.
La editorial es una cooperativa. Paco coordina las áreas. Elena se responsabiliza del proceso de edición: valora los originales que llegan (también Paco) para decidir si son publicables. En este proceso también cuentan con colaboradores externos de valoración. Si el original supera el corte, se pasa a la fase de edición y corrección del texto. Ahí es Elena quien se relaciona con el autor y coordina el trabajo con maquetadores y correctores para que “el proceso sea lo más perfecto posible”. Uno de los hijos se encarga de la publicidad y comunicación. Y el otro de la parte administrativa.
¿Lo mejor de ser editor? «Cada vez que llegan libros de imprenta es una alegría. Y cuando hablas con un autor y tiene ya su libro en las manos. Su sonrisa, sus palabras de felicidad. Esa satisfacción no se puede cuantificar. Esa felicidad del autor no la cambio por nada»
Entre tanto libro -han editado más de 100 en seis años de vida-, Paco no se cansa de leer: “Pasar un par de días sin haber leído algo me enrarece”. Señala que últimamente cobra impulso la literatura infantil: “Sobre todo desde que empezamos a publicar en tapa dura”.
LITERATURA INFANTIL
Literatura infantil escribe Reyes Esteban, de 42 años, enfermera pediátrica y vecina desde 2008, aunque conoció Rivas en su época estudiantil: vivía en Leganés pero estudió dos cursos en el instituto ripense Europa. “Rivas y su gente me conquistaron ya en mi época de instituto, en 1999. Por eso me vine a vivir aquí”.
– ¿Por qué escribe para la infancia?
– Soy una mujer de acción-reacción. Según siento, ejecuto. Y creo que la infancia va de eso, vive en ese momento. Tal cual lo vive, lo expresa.
– Escribir, ¿para qué?
– Para gritar al mundo que hay otras maneras, otras personas, otras historias que deben ser escuchadas.
Reyes aclara que ella es una “escritora aficionada. Una enfermera a la que le gusta escribir”. Ha publicado dos libros: ‘Soy pequeño y ya feminista’, con ilustraciones de David Rovira Ripoll y que ya ha presentado en la biblioteca Gloria Fuertes, y ‘Siempre juntas’, ilustrado por Bárbara Rodrigo.
Su primer título surgió al ser madre primeriza: “Fue una revolución, por todo lo que conlleva en lo personal, lo social y lo político. Con mi primer hijo [tiene cuatro] viví situaciones que me impactaron [entre otras, violencia obstétrica]. Siempre fui muy proactiva en manifestarme, reivindicar y promulgar el feminismo. Al tener un hijo varón se me cayó la estructura: de alguna manera no quería desempoderar a mi hijo en una sociedad que le empodera. Pero mi hijo tenía que saber que hay un feminismo. Y escribí el libro, con la palabra feminista en la portada, para cuestionar los roles establecidos, transformándolos en una manera de vivir participativa, divertida y abierta al cambio”.
Reyes Esteban escribe para la infancia: «Soy una mujer de acción-reacción. Según siento, ejecuto. Y creo que la infancia va de eso, vive en ese momento. Tal cual lo vive, lo expresa»
Y explica lo de llevar la palabra feminismo a la portada: “Esa palabra debía estar tatuada en primera plana para suscitar debate en los hogares, para que las niñas y niños, al leerlo, se cuestionen y pregunten a sus madres y padres”. Su segundo libro, ‘Siempre juntas’, lo escribe en línea con su profesión: “Trabajo en una UCI pediátrica donde acompaño situaciones de duelo. Una pareja amiga perdió a su hija y me recoloqué como enfermera. Y conté la historia desde ese lado”.
Quien además de escribir también ilustra sus libros infantiles es Alicia González, 53 años y trabajadora social en el Ayuntamiento de Rivas. Alicia presentará su última obra, ‘Garabato’, en la Feria del Libro.
– Me considero más ilustradora que escritora. Cuando pienso en un libro, lo pienso en imágenes.
– Participa en la Feria del Libro, ¿qué supone es ese evento para una autora?
– Los libros son mi voz. Un evento como ese es una forma de conectar con la gente. Los libros son conexiones.
Alicia dará a conocer su libro con una intervención inicial de cuentacuento.
– El público infantil es exigente. Si se aburre, lo expresa, ¿no?
– Exigente y cristalino. Es lo más sincero que hay. Tienes que trabajar mucho para merecer su atención.
Alicia González autora de literatura infantil: «El público infantil es exigente y cristalino. Es lo más sincero que hay. Tienes que trabajar mucho para merecer su atención»
Su nuevo álbum infantil cuenta la historia de una ilustradora, la propia Alicia, y el personaje que dibuja, Garabato, que cobra vida y le pide que dibuje amistades con quienes jugar. Y las figuras creadas componen un mundo creativo: GarabatIndia: “El lugar donde todo aquello que imagines y dibujes puede hacerse realidad”, detalla. “Es un libro que trata dos temáticas: por un lado, la imaginación que permite crear tu propio mundo; por otro, es una invitación a construir puentes y no muros”, explica.
Alicia sostiene que los libros infantiles “son bombas de construcción masiva, un tándem mágico entre texto e ilustración que puede impactar por el ritmo y las imágenes. El público adulto debería releer cuentos y acercarse a la nueva literatura”. Otros libros de Alicia son ‘La caja de los recuerdos’, ‘Litera tura, la doctora de los libros’, ‘El hospital de Litera Tura’, ‘Simón, corazón de camaleón’ y ‘El jardín de Violeta’.
LAS BIBLIOTECAS
Y si hay un lugar donde se levantan pórticos de libros son las bibliotecas. En un reportaje sobre lecturas y literaturas no pueden faltar. Para la foto de portada se ha elegido como emplazamiento la biblioteca Gloria Fuertes. Las bibliotecas también forman parte del ecosistema literario. Y se erigen en mucho más que un espacio de lectura o estudio. “Es un servicio público que garantiza el acceso universal, libre y gratuito al conocimiento y la información”, recuerdan desde la Concejalía de Cultura.
En Rivas, es uno de los servicios municipales mejor valorados, según las últimas encuestas de satisfacción ciudadana. Las cifras apabullan: 26.408 personas tienen el carné de biblioteca, uno de cada cuatro habitantes. En 2023 se expidieron 2.748, un 30% más que en 2022. Las cuatro bibliotecas públicas recibieron 269.258 visitas (un 17% más que el ejercicio anterior). Y atesoran un fondo bibliográfico físico de 89.670 títulos (libros y material audiovisual) y 23.033 obras en digital (ebooks, audiolibros y películas). En 2023, se hicieron 88.000 préstamos de materiales físicos y casi 14.000 digitales.
En Rivas, 26.408 personas tienen el carné de biblioteca, uno de cada cuatro habitantes. Solo en 2023 se expidieron 2.748, un 30% más que en 2022
En Rivas, además, se conciben como centros difusores de cultura: organizan presentaciones literarias, clubes de lectura y cuentacuentos.
FELICIDAD Y RESISTENCIA
Las bibliotecas de la localidad también evocan la figura de Almudena Grandes, con quien se abría este reportaje. Una lleva su nombre, la del Casco Antiguo. Y en la Gloria Fuertes, dos palabras tatuadas en la fachada de entrada (‘felicidad’, en rojo, y ‘resistencia’, en azul claro), obra del colectivo artístico Boa Mistura, sintetizan la identidad de Rivas. Dos palabras que proceden de la novela ‘Los besos del pan’, donde Grandes, del Atleti y republicana, dejó escrito: “No hace tanto tiempo, en este mismo barrio, la felicidad era también una manera de resistir”. Porque leer también es eso: un acto de resistencia y felicidad.