BENJAMÍN PRADO + REBECA JIMÉNEZ
SÁBADO 22 ABRIL / 20.30.
Carpa de la Feria del Libro (junto a la biblioteca Gloria Fuertes). Entrada libre.
El escritor Benjamín Prado (Madrid, 1961) se sube al escenario de la Feria del Libro de Rivas con el espectáculo ‘Agitado y mezclado’, que comparte con Rebeca Jiménez (sábado 21 de abril, 20.30). Pupilo aventajado de Rafael Alberti y coautor de algunas de las mejores letras de Sabina, Prado asegura haberse convertido “en el escritor que está siempre en todos los saraos musicales”. Confiesa su carácter “peleón” y defiende la poesía como “un espacio casi sagrado” en un mundo que va “a mil por hora”.
¿Cómo surge este espectáculo?
Llevo mucho tiempo juntando mi profesión de escritor con una de mis aficiones de toda la vida, la música. Siempre tengo un disco dándome vueltas allá donde estoy. Con los años, me he ido juntando con músicos amigos para escribir canciones, compartir lecturas, aparecer como invitado en sus conciertos y también hacer espectáculos conjuntos. Esto empezó hace muchísimos años con Coque Malla y su banda, y desde entonces lo he seguido haciendo con Pereza, Rubén Pozo y Rebeca Jiménez, Leiva, Shuarma y Elefantes… De alguna manera, me he convertido en el escritor que está siempre en todos los saraos musicales sin saber muy bien cómo.
¿Es una forma de darle salida al roquero que lleva dentro?
No creo que lleve ningún roquero dentro, los que sí que creo que llevan una gotita de rocanrol dentro son mis poemas. Empecé a escribir poesía hace muchísimos años bajo el magisterio de Rafael Alberti, que fue como un segundo padre para mí y es el poeta más musical de la historia de la poesía española. Me imagino que algo tiene que ver con eso y con la afición por la música. Y también con que cuando empecé aquella gira con Coque y su banda descubrí que era una manera estupenda de llevar la poesía a donde no se la esperaba. Tenía la sensación de estar poniendo una bandera en la luna.
Para un seguidor de Dylan como usted, no sé si este show tiene algo de la ‘Rolling Thunder’ de los años 70.
Para un escritor es divertido meterse en este mundo precisamente porque es un mundo ajeno. A todos nos divierte meternos en camisas de once varas de vez en cuando y hacer cosas que se salen de lo tuyo. Sí, para mí es bonito vivir este mundo de carretera, de furgoneta con banda, ensayos, pruebas de sonido…
En todo caso, lo que puede parecer un espectáculo musical tiene a la palabra como principal protagonista.
Quédate con la palabra espectáculo. Para mí es muy importante que esto se entienda como lo que es: un concierto. No son dos cosas distintas, no es uno leyendo poemas y otro poniéndoles detrás una base musical ni lo contrario. Es una tercera cosa, que es de lo que se trata. Es la misma idea que tengo cuando escribo canciones con un amigo, como con Joaquín [Sabina]. La idea es que no sea ni las canciones que escribirías tú solo ni las que escribiría yo solo, sino una tercera cosa. Esto es un poco lo mismo, un espectáculo completo donde hay poesía y música. Un espectáculo que se puede hacer con una cantante como Rebeca, una magnífica escritora de canciones. Hace tiempo que hemos montado este espectáculo que es una pasada. Tenemos una banda superlativa, lo mejor de cada casa.
Poeta, novelista, ensayista… ¿En qué género literario se encuentra más cómodo?
Nunca lo he pensado, ni de mí ni de mis autores favoritos. Cuando yo decía que me encantaba como escribe Cortázar, significaba que si salía un libro suyo yo lo iba a comprar, ya fuera un libro de relatos, una novela, un ensayo, teatro o poesía. A mí me pasa una cosa, y es que siempre escribo a partir de una idea que tengo que tener muy clara, saber exactamente qué quiero decir, qué quiero que le pase a quien lo lea, cómo empieza, cómo acaba, cuál es la estructura… Pero nunca me ha pasado que se me ocurra una idea y dude qué hacer con ella. Por algún motivo misterioso, la idea viene con el género. No sé por qué, no te lo sabría explicar. A veces me pregunto, ¿será que a lo mejor un verso, ya en sí mismo, es un verso de poema o es un verso de canción porque quiere él y no porque quieras tú?
¿Se puede decir que le gusta dar todas las batallas?
El que no las da ya las ha perdido. La peor manera de no hacerlo es no intentarlo. Sí soy peleón y tengo un sentido de la justicia y de las desigualdades. Y como tengo la suerte de que se me escucha, porque me dedico a esto, intento aprovecharlo para aportar un grado de sentido común, que ya no es que sea el menos común de los sentidos, sino que está en vías de extinción como los leopardos.
¿Qué aporta la poesía a estos tiempos de polarización y de tan poco sentido común?
Un espacio para la calma, para la reflexión, para el entendimiento de uno mismo. Yo tengo la teoría de que todos los libros son libros de autoayuda. En momentos determinados te salvan, te distraen, te iluminan, te hacen pensar, cuestionarte algunas de tus propias ideas. Un mundo como en el que vivimos, donde todo va a mil por hora, donde mucha gente se conforma con los titulares de cada cosa y vivimos el grado más bajo del saber, que es el estar enterados de todo un poquito pero de nada en profundidad, cualquier espacio que te ayude a la reflexión, y la poesía es uno de ellos, es un espacio casi sagrado.
¿En qué episodio de la actualidad le gustaría introducir a Juan Urbano?
Los episodios de Juan Urbano tienen una actualidad tramposa, lo mismo que tienen una investigación tramposa, porque una cosa va retroalimentando a la otra. Partiendo del convencimiento de que las cosas que ocurren provienen de alguna parte: de la idiosincrasia de los países, de los asuntos sin resolver, de las injusticias a las que no se termina de poner coto. Vienen de cosas que ocurrieron en el pasado, de gente que manipuló la realidad, y hay que investigar mucho. Que no sea todo vivir de la actualidad, de los titulares y de las novedades, porque la cultura es mucho más que eso.
De momento, en ‘Los dos reyes’, le lleva al Sáhara y Marruecos.
Muy actual también. Es curioso, porque cada vez que saco una novela de Juan Urbano, pasa algo que la pone de actualidad. El día antes de que esta novela entrara en la imprenta se conoció la carta del presidente Sánchez a Mohamed VI y llamé a la editora para que me dejara un día y se me ocurriera una frase que meter, porque si no iba a parecer un chiste. Al pueblo saharaui lo han abandonado España y el resto del mundo. Le dieron la espalda Franco y el emérito y le ha dado la espalda el actual Gobierno también. Nadie habla del muro que construyó Marruecos para separar al pueblo saharaui de su tierra. No existe y de esa invisibilidad vive la monarquía alauita, que es una dictadura.