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José Luis Corretjé: todos los cuerpos bailan

El periodista ripense José Luis Corretjé presenta el primer libro en español, al margen de textos académicos o manuales, sobre la danza contact improvisación (jueves 17 noviembre, 19.30).

José Luis Corretjé: todos los cuerpos bailan
El periodista ripense José Luis Corretjé, autor del libro 'Todos los cuerpos bailan'. L.G.C.

JUEVES 17 NOVIEMBRE / 19.30.
Biblioteca Gloria Fuertes. Entrada libre.

¿Recuerdan aquella secuencia de la película ‘American beauty’ en la que una bolsa de plástico danzaba mecida por el viento sobre la hojarasca urbana? Esa imagen poderosa sintetiza la filosofía de vida del ripense José Luis Corretjé, profesional del periodismo y apasionado de la danza. “Si tienes ojos para apreciarlo, el mundo baila a tu alrededor”, resume con motivo de la publicación de su libro ‘Todos los cuerpos danzan’, que presentará en la biblioteca Gloria Fuertes el jueves 17 de noviembre (19.30).

Se trata de la primera obra escrita en español, al margen de textos académicos o manuales de práctica, sobre la danza contact improvisación, una disciplina que en 2022 cumple 50 años y se articula sobre esas tres premisas: baile de contacto, con uno o varios acompañantes, y movimientos improvisados sin coreografías previas. Se puede bailar en silencio o con música. También en solitario, aunque lo suyo es el contacto.

Oriunda de EEUU, donde el bailarín Steve Paxton revolucionó el panorama de la danza contemporánea creando esta modalidad, las comunidades de contact van creciendo poco a poco en España. Y Corretjé, periodista y alumno devoto, ha querido contribuir a su vigorización, plasmando en un libro autoeditado de 200 páginas en qué consiste y cómo la viven sus parroquianos. El título recoge una frase de su maestra hispanobrasileña Cristiane Boullosa. Y el templo donde se practica en Madrid es el catedralicio edifico industrial de Tabacalera (calle de Embajadores), donde en una sala remodelada por las bailarinas y bailarines, y bautizada como Molino Rojo, convocan cada domingo sesiones de improvisación (jams). “A veces nos juntamos hasta 80 personas”, dice.

¿Pero qué es el contact? “Un gran invento, una práctica donde lo físico es central, a diferencia de otras danzas donde están más presentes las emociones o el movimiento de energía. El contact juega con la fuerza de la gravedad, el peso de la otra persona, el contacto físico y la escucha interna y externa. Se baila en solos, con parejas, en tríos, cuartetos o grupos, y en formato jam (jazz after midnigth). No hay coreografías, ni pasos repetidos y aprendidos para mostrar al público. Tampoco es una danza hecha para mostrarse en espectáculos, es un lugar de encuentro colectivo y de desarrollo personal de tu cuerpo en relación con otras personas a través de la piel. Algo casi revolucionario hoy en día, y más tras pasar confinamientos y pandemias, donde el contacto se restringió”, resume.

“El contact es un baile igualitario. No existe el juicio del tú no vales. Aquí, artísticamente, todo está bien”

Corretjé es viejo conocido de esta revista. Entre 2003 y 2018 fue jefe de Prensa, primero, y director de Comunicación, después, del Ayuntamiento de Rivas, ejerciendo de director de la publicación ‘Rivas al Día’. Hoy, a sus 57 años, coordina la comunicación de Plena Inclusión, el movimiento asociativo de las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo en España. Una potente confederación que apoya a 150.000 personas con discapacidad intelectual y sus familias y aglutina a 950 asociaciones (entre ellas las ripenses Aspadir y Fundar), 40.000 profesionales y 8.000 personas voluntarias.

SEGURIDAD Y AFECTO
Y a una mente y cuerpo pudorosos, ¿se le puede atragantar el contact? “A pesar del término improvisación, el contact tiene unos principios básicos, relacionados con el sentimiento y la seguridad. Para gente no acostumbrada al contacto físico puede resultar chocante en un primer momento o incómodo. Pero, cuando generas un ambiente de receptividad y seguridad, descubres que el contacto es una experiencia humana maravillosa, sentida desde que nacemos, con nuestras madres amamantándonos, generando seguridad y afecto. Todo se hace en un contexto de consentimiento, asegurando condiciones tanto de seguridad física como emocional, donde nadie haga nada que te pueda violentar”.

En diez años de práctica, Corretjé ha comprobado cómo se genera una comunidad “al intercambiar desde la confianza y del no juicio”, uno de los principios fundamentales del contact. “No te encontrarás a gente diciendo mira qué mal baila ese o qué bien lo hace. Artísticamente no existe el bien y el mal. Todo está bien”. Por eso, todos los cuerpos bailan, como también se titula su blog, donde publica relatos y poemas. “Da igual que peses 180 kilos o midas 1,40 m, tengas una discapacidad física o intelectual, seas un atleta o vayas en silla de ruedas. Con cada persona que bailas experimentas una sensación y generas una armonía difícilmente presente en otra práctica”.

Y añade: “Cuando bailas con alguien que no ha bailado jamás, puedes tener un placer o disfrute similar al hacerlo con alguien muy experto. Y eso solo pasa en el contact. No sucede en la rumba, el chachachá o bailes de excelencia como el tango o la salsa, donde a la gente experta le gusta emparejarse con perfiles de su nivel. El contact promueve un principio de no jerarquía y horizontalidad. Es un baile igualitario. Puedes danzar con quien no ha bailado nunca y sentir la escucha y su receptividad, y no el juicio y el desprecio del tú no vales”.

Presentar el libro en una biblioteca de Rivas alegra el ánimo de un lector voraz y usuario calenturiento de la red municipal: “Me he visto series enteras como ‘The wire’ alquilando los DVD en las bibliotecas. Todos los meses acudo para coger prestados libros. Con la renovación de la García Lorca y la apertura de la Gloria Fuertes podemos disfrutar de espacios culturales fantásticos. Y el personal municipal, casi todo mujeres, atiende con profesionalidad”.

El libro le está permitiendo viajar por la geografía española: Pamplona, Donostia, localidades de Madrid… En el horizonte, un sueño compartido por la pequeña comunidad ripense de contact: conseguir en la ciudad un espacio para convocar sesiones las mañanas dominicales. Ya tienen el título pensado: vermú contact.

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MARTES 22 / 16.30-20.30 (Intervención de Magdalena Piñeyro, 18.50).  Sala Pedro Zerolo del Ayuntamiento. Plaza de la Constitución. Entradas: hasta el miércoles 16, por correo a sensi.igualdad@rivasciudad.es (asunto ‘Jornada’). Uno de los ejes que aborda la campaña municipal contra las violencias machistas, que este año reflexiona sobre las identidades que aumentan la vulnerabilidad en estas situaciones de violencia, tiene que ver con el aspecto corporal. Toda mujer es susceptible de padecer violencias machistas. Pero ciertas identidades enfatizan la forma de recibirlas y la salida a las mismas. Lo saben bien las mujeres cuyos estándares corporales se alejan de la estricta belleza normativa impuesta. Magdalena Piñeyro, (Montevideo, 1986), es una de ellas. De niña empezó a recibir mensajes negativos sobre cuerpo. En la calle, en el colegio y hasta en los dibujos que veía en la tele. Todos esos estímulos le afirmaban que ella no encajaba en un mundo diseñado sobre parámetros casi inaccesibles. Estaba gorda. Y la sociedad le exigía que cambiara para ser aceptada, con todas las consecuencias nefastas para su desarrollo y autoestima. Así fue creciendo esta activista contra la gordofobia, licenciada en Filosofía y que reside y trabaja en Tenerife como técnica de igualdad. Fue una de las fundadoras, en 2013, de la plataforma Stop Gordofobia, ideada en el marco de las luchas del 15M tinerfeño, y que tuvo una intensa actividad de denuncia en redes sociales. Hoy, Piñeyro, autora de 10 gritos contra la gordofobia (Vergara, 2019) y Stop Gordofobia y las panzas subversas (Zambra, 2016), combina su trabajo con charlas, talleres y conferencias para sensibilizar sobre gordofobia y otras discriminaciones. Y a Rivas llega el martes 22 para hablar en la jornada ‘Violencias machistas e identidades: racismo, edadismo y estándares corporales’. ¿Qué significa ser activista? El activismo está definido como acciones individuales o colectivas, cotidianas, pequeñas o grandes, que sirven para transformar la sociedad y eliminar desigualdades, discriminaciones, injusticias y opresiones. Hay acciones que van más a lo macro como pedir leyes y medidas políticas concretas, que en este caso sería que la discriminación gordofóbica se considere un delito de odio, o un delito de discriminación en el ámbito laboral o que hubiera leyes que regularan la discriminación que sufrimos y que exigieran que hubiera transporte público adaptado a personas gordas o mobiliario en los hospitales. Pero también hay activismo en las acciones cotidianas, no tan visible pero igual de importante, como poner límites a nuestras familias cuando nos hace comentarios, sentarse al lado de una persona gorda. Intentar incluir a las personas gordas en tu trabajo y cotidianidad. O intervenir si hay ‘bullying’ [acoso] en la escuela, dejar de hacer comentarios gordofóbicos, intentar no hacer apología de la cultura de las dietas, no comentar los cuerpos de los demás. Todas estas actividades que vamos incorporando en nuestras vidas son igual de importantes que las demás para ir poco a poco transformando nuestra sociedad. ¿Cómo arrebatar al adjetivo gordo y gorda la categoría de insulto? ¿Hay que dejar los eufemismos? Sí, es importante dejar de usar eufemismos e importante usar esas palabras como un adjetivo más, como la descripción de un cuerpo como la haríamos con alto, delgado, bajo, rubio o moreno. Quitarle el peso que tiene, usarla con cariño, amor y afecto pero, también, respetando los procesos porque no todas las personas gordas están preparadas para ser definidas como gordas. Una cosa es que yo me defina como gorda cuando ya estoy preparada y otra es que yo se lo llame a una persona que tiene una herida con esa palabra, que tiene que sanar y luego ya podrá nombrarse de esa manera.
"La cultura sigue resistiéndose a la inclusión de las personas gordas"
¿Qué referentes de personas gordas encontraba en los productos culturales que veía de niña? ¿Alguno protagonizaba valores de esos que son deseables socialmente? No recuerdo muchos, y eran como siempre los personajes malos o los ridículos. Pienso en Úrsula, de La sirenita, me acuerdo de la señora de Tom y Jerry, de un ratón gordo del que se reían en la serie de las ardillas, de ‘Charlie y la fábrica de chocolate’. Personajes que siempre estaban ridiculizados y maltratados. Nunca sentí que mi cuerpo tuviera un espacio para la referencia positiva y eso tiene graves consecuencias para las infancias.  ¿Esa situación, en el campo de los referentes mediáticos, ha cambiado algo? No han cambiado nada, aunque cada vez hay más inclusión en determinadas publicidades o ya hay personas gordas haciendo series o películas y encontramos espacios donde se nos nombra de otros lados. Pero son excepciones, no es la norma y creo que queda tiempo para ello. Creo que los medios de comunicación y los productos culturales siguen resistiéndose a la inclusión de las personas gordas lejos de estas representaciones humillantes y ridiculizantes. Acciones habituales como ir en autobús, en avión o a la peluquería, ¿pueden convertirse en un momento de estrés  para las personas gordas a la hora de enfrentarse al tamaño de los asientos? ¿Cómo se viven estos momentos? Me pasó el otro día: me tuve que bajar de un tren porque no cabía en el asiento en un viaje de cuatro horas. Es realmente estresante viajar, o ir a un sitio a comer, porque no cabemos en las sillas y te ves en la situación de tener que pedir otra o irte del sitio. Y como toda la vida nos han educado para sentir vergüenza sobre nuestro cuerpo, pues da más vergüenza aún nombrar y visibilizar ese ‘ey no quepo’ delante de todo el mundo. Es muy humillante. Recibimos mucha presión sobre nuestro cuerpo y mucho estrés porque, además, en aviones, trenes o incluso autobuses sentimos que incomodamos a las personas que están a nuestro lado o cuando caminas por el pasillo, y que tu cuerpo es un incordio cuando lo que es un incordio, y una incomodidad, es ese medio de transporte no adaptado a nuestro cuerpo.
"Nunca sentí que mi cuerpo tuviera un espacio para la referencia positiva y eso tiene graves consecuencias en la infancia"
La cómica Carolina Iglesias alguna vez ha comentado los problemas de vestuario en televisión, donde la ropa rara vez supera la talla 36. Incluso en tiendas convencionales, la ropa de mayor talla no suele ser la más bonita precisamente. ¿Es esta industria una forma de opresión? La industria de la ropa forma parte de la opresión. Muchas personas gordas no conseguimos ropa, no podemos vestirnos y esto a veces ha sido tildado como un aspecto consumista de nuestra reivindicación, pero no hablamos de consumismo sino de un derecho básico como es el de tener una chaqueta cuando hace frío, un chubasquero cuando llueve o un traje de baño para ir a la playa cuando hace calor. La ropa es un derecho básico que también es vulnerado. En el servicio médico, con cualquier síntoma ¿es el peso lo primero que miran? La opresión gordofóbica se manifiesta también en consultas médicas en las que cualquier síntoma es asociado a la gordura, y lo que nos recomiendan como 'solución' es hacer dieta y bajar de peso. Esto vulnera nuestro derecho básico a la asistencia sanitaria, a la salud y al acceso a una atención de calidad porque muchas veces hay muchas negligencias, algunas que acaban incluso con la vida  de personas gordas. Esto es grave y hay que denunciarlo y visibilizarlo. En Stop Gordofobia nos llegaban numerosas denuncias de personas que les habían diagnosticado tarde un cáncer, asma,  una necrosis en el fémur o piedras en la vesícula y en los riñones. Cuestiones que deberían haber sido atendidas de inmediato se retrasan hasta diez años en ser diagnosticada porque hay médicos que, si lo que tienen delante es una persona gorda, su gordofobia les impide investigar ese cuerpo como lo hacen con las personas delgadas para buscar qué es lo que causa determinados síntomas. Incluso la propia gordura a veces es un síntoma de algún desajuste hormonal o de otras cuestiones y aún así tampoco se investiga. El lipedema [enfermedad progresiva del tejido graso que conlleva un acúmulo de grasa patológica], por ejemplo, es otra enfermedad no investigada y se limitan a humillarnos, silenciarnos y obligarnos a hacer dieta.    

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