VIERNES 22 ABRIL / 20.30.
Carpa biblioteca Gloria Fuertes.
Entrada libre hasta completar aforo.
Marwan (Madrid, 1979) será uno de los protagonistas de la próxima Feria del Libro de Rivas. Estará en la carpa de la biblioteca Gloria Fuertes, donde presentará su último poemario, ‘Una mujer en la garganta’, en el que cada poema encierra “una manera de entender el amor o la vida, cercana a la empatía”. Atiende a esta entrevista desde un hospital de Nueva York, recién operado de una fractura en el brazo.
Lo primero es preguntarle cómo se encuentra, después del percance sufrido en Nueva York.
Lo cierto es que me siento mejor. Es el comienzo del camino para recuperarme. Sé que voy a tener un par de meses duros, los primeros por la operación y luego por la rehabilitación, pero con confianza de recuperarme del todo y de que el brazo quede intacto, porque la verdad es que el destrozo que me hice fue bastante grande.
Estará en Rivas presentando su último poemario, ‘Una mujer en la garganta’, que arranca con un epitafio. ¿Cuánto tienen de usted estos versos?
Decía Sabina que uno siempre, en las canciones o en los poemas, sale un poquito maquillado y destaca esas cualidades que uno quiere que sean destacadas sobre el resto. Evidentemente, es un poema que me representa mucho. Y por eso lo utilizo para abrir el libro, porque me definía mucho como persona en lo emocional, en lo vital, en mis valores. Tiene mucho de mí, pero un poquito de maquillaje sí hay.
De alguna manera, cada verso tiene una mujer detrás. Al menos, una forma de entender o de vivir el amor.
Sí, no estoy seguro de que cada verso tenga una mujer detrás, lo que sí tiene es una sensibilidad. Como bien dices, es una sensibilidad relacionada con la ternura en general, con una manera de entender el amor o la vida, cercana a la empatía. Aunque también tengo mis versos en los que me he permitido sacar partes más rudas, cuando hablo de los poetas que me insultan, por ejemplo. Pero sí, es un libro que tiene mucho amor.
En ‘Apátrida’ denuncia la existencia de los legisladores de la poesía. ¿Cómo hay que escribir para ser un poeta aceptable?
Ante esto creo que hay que responder con una pregunta: ¿quién se puede atribuir el valor para considerar quién es o no es un poeta aceptable o quién puede andar repartiendo carnés de poeta por el mundo? Me parece algo, como mínimo, sorprendente.
Hay también una reivindicación a su generación, esa de la que dicen que nunca vivió una guerra.
Sí, principalmente es a la generación más joven que la mía, esa generación que vive emparedada entre la crisis de 2008 y la crisis económica actual provocada por el covid, que hace que en España seamos un país con un 50% de paro [juvenil] y que planteé unas expectativas muy poco halagüeñas para la juventud. Cuando constantemente les decimos a los jóvenes ‘no habéis tenido que luchar por nada, no habéis sufrido por esto o lo otro, no habéis vivido guerras’, pero vemos lo que han vivido con este covid, verse encerrados a unas edades en las que uno necesita una afirmación continua y contacto continuo con la gente, o la expectativas laborales que les hemos legado las personas más mayores, me parece que hace que sí estén viviendo su guerra, aunque sea de otro modo. Lo cierto es que no se divisan, precisamente, paisajes hermosos para ellos en el futuro. Es lo que planteo en el poema ‘Covid-19’
Su padre es palestino viene de un territorio donde la violencia es parte del paisaje. ¿Cómo viven ese conflicto desde la distancia?
Siendo hijo de palestino, tanto desde la distancia como cuando he tenido oportunidad de ir a Palestina, que ha sido en numerosas ocasiones, vivo el conflicto con mucha amargura, con mucha impotencia, viendo cómo los soldados y los colonos israelíes campan a sus anchas por territorio palestino, lo ocupan, derriban casas, matan a palestinos, encarcelan a jóvenes sin juicio previo… Se vive con mucha impotencia, y más teniendo en cuenta el doble rasero en el mundo de las guerras. Cuando nos pillan más cerca o son rubios o de piel blanca los que sufren la guerra, nos afecta mucho más que cuando son de ojos rasgados, de piel color aceituna o piel marrón. Hay un cierto clasismo a la hora de ser empático con las guerras, una cierta aporofobia también, miedo a los pobres, que hace que te indignes más. Cuando ves que el problema palestino lleva tantísimo tiempo instalado y nadie de la comunidad internacional interviene en condiciones, y cuando de repente surge otra guerra en otro país e interviene todo el mundo y todo el mundo apoya, el panorama es bastante desolador. A mí me produce bastante desaliento.
En su poemario, también le canta a Madrid, la capital del insomnio.
Siendo madrileño es imposible no haberle cantado alguna vez a Madrid en un poema o en una canción. Hace unos años ya le hice una canción, que es la que compartí con Jorge Drexler, una de las favoritas de la gente y también mías. Aquí quise dedicarle este extensísimo poema sobre este Madrid que nos arrebata y nos mata a partes iguales, que nos zarandea y nos acuna, tan expresivo, tan jovial, tan nocturno, tan loco.
¿Se siente más cómodo como poeta o como músico?
Cómodo me siento en las dos, pero si me preguntas por mi identidad, me siento más músico que poeta. Es donde llevo más bagaje. Y la música, al escribir canción de autor, siempre me ha permitido ser poeta en mis canciones. En cambio, en la poesía, no puedo ser cantante, cuesta más. Me siento más identificado con la etiqueta de músico que con la de poeta, aunque si me ponen esta última, bienvenida.
Distingue dos tipos de miradas en eso tan genérico que llaman la sociedad. ¿Hay más ojos con “un trallazo de luz” o más ojos como “lagos de codicia”?
Sí, es así. Decimos que la sociedad está muy mal, pero en la sociedad hay muchos tipos de personas y mucha gente de mirada amable, solidaria y empática hacia los demás, hacia las problemáticas ajenas, hacia la mejora de las condiciones de vida de todos. Y eso no hay que olvidarlo. Cuando hablamos de sociedad, normalmente solemos referirnos a los asuntos más negativos, pero lo cierto es que también hay muchos positivos. Evidentemente, cuando hay que hablar de sociedad, toca hablar de esos otros, de quienes pretenden que todos los derechos y las libertades sean para ellos, no para el resto. Pretenden acaparar y gobiernan para servirse en lugar de para servir. Eso también está en la sociedad.
¿Estaba preparado para su éxito como poeta o, al igual que en su poema, no estaba preparado para asumir tanta felicidad?
Estaba totalmente preparado porque ya me iba muy bien como músico. En Madrid, por ejemplo, llenaba salas de más de mil personas y tenía un bagaje en los escenarios. Tenía muchos oyentes fuera donde fuera. Más que preparado para el éxito, no esperaba que mis libros fuesen a tener ese éxito. Fue absolutamente inesperado y todavía me sigue sorprendiendo.