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10 años de Micro Abierto en Rivas: hablan sus protagonistas

El espacio para cantar y contar celebra su décimo aniversario: charlamos con algunas de sus voces más representativas.

10 años de Micro Abierto en Rivas: hablan sus protagonistas
Integrantes de Micro Abierto de Rivas, en el vestíbulo del centro cultural Federico García Lorca. MARIO FDEZ TREJO

Texto: Daniel Julián Díaz Sanz 

Micro Abierto aterrizó en Rivas en enero de 2012 de la mano del por entonces jovencísimo cantautor Pedro Pastor Guerra, que a sus 17 años importaba el formato de las sesiones musicales del madrileño café Libertad 8, donde él acudía regularmente con su guitarra. Pensó que la fiesta que se vivía en el templo capitalino de la canción de autor podría funcionar en su localidad. Y acertó.

La primera sesión ripense sonó el jueves 26 de enero de 2012, en el centro cultural Federico García Lorca, en la sala polivalente, ahora sala Marcos Ana: mismo espacio y casi misma fecha en la que diez años después volverán a citarse (sábado 22 de enero de 2022, 20.00) cantantes, instrumentistas y poetas que han pasado por este programa de promoción musical de la Concejalía de Cultura.

Micro Abierto venía a cubrir un hueco en la parrilla local tras la desaparición de espacios como ‘Los viernes de la música’, que luego se trasformaron en ‘Los viernes del Lorca’.

Ya por entonces la actividad vino a definirse como “una sesión abierta” (jam session) a la que pueden incorporarse cuantas personas quieran cantar o contar. Basta acudir con un instrumento o tomar prestado el de otro participante para componer a lo largo de una tarde un repertorio improvisado. Este espíritu se ha mantenido durante estos diez años.

Una década en la que han desfilado más de 100 formaciones diferentes: solistas, duetos, tríos, grupos, improvisaciones… Pero Micro Abierto no solo ha sido un espacio para la música, aunque se haya convertido en la disciplina artística preferente. Las tablas del escenario han acogido también poesía, perfomances o microteatro. El público de la primera época aún retiene en su recuerdo los añorados monólogos de Jesús Gimeno o la fantástica interpretación como agente del orden de Manu Escobar contra los abusos a las personas migrantes.

Porque el acento en lo social, lo comunitario y el compromiso ha configurado otra de sus señas de identidad. También se ha convertido en un espacio para la sensibilización con actividades contra la violencia de género, en el Día de los Derechos Humanos, por los derechos LGTBI o por la defensa de las artistas ante la libertad de expresión.

Conducido en las primeras temporadas por Pedro Pastor, músico hoy ya consolidado en el panorama nacional con varios discos editados, el programa se abrió después a nuevas voces que ejercieron de modo informal como conductores de cada sesión: Félix, Álex M, Ángel Agudo (Ciudadano Mundo) o Pepo.

Hoy, diez años después, cada sesión sigue siendo una sorpresa para la gente que llega cada último jueves al centro cultural Federico García Lorca y su sala Marcos Ana. Micro Abierto también se ha erigido en plataforma de artistas. En unos casos ha servido para empezar y darse a conocer. En otros, como espacio para disfrutar de talentos consagrados: Amparo Llanos (Amparanoia), Luis Pastor, Carlos Pina (Panzer), Alberto Pla (Boikot), La Otra, Salvador Amor o Manu Clavijo. Así como voces emergentes: La Vallekana Sound System, Víctor Lago, Multiversal, Los Pinreles, Matalauva, Yo no las Conozco o Mousa.

Otra virtud: su capacidad de proyección e intercambio. Recordadas son las participaciones de cantantes de Micro Abierto en las fiestas de los barrios de Rivas (Pablo Iglesias o La Luna), en galas solidarias en el auditorio del Pilar Bardem (por las personas refugiadas) o los especiales de la emisora online Espacio 4 FM en el escenario del centro de recursos juveniles La Casa+Grande.

Desde que se cumplieron cinco años del Micro, cada aniversario ha sido una fiesta diferente. Por los siete eneros se editó el disco especial ‘7 años de Micro Abierto de Rivas’, que recopilaba 20 actuaciones grabadas en directo. Por los ocho años se hizo un programa que reunió cerca de 40 actuaciones en más de tres horas de sesión.

LLEGA LA FIESTA
Y ahora llega la cita para festejar el décimo aniversario: un jolgorio sonoro para la noche del sábado 22 de enero, desde las 20.00 hasta las 23.30. Se aconseja puntualidad, pues el aforo estará limitado.

Como edición especial, la Concejalía de Cultura ha preparado varias propuestas para tratar de vivir una jornada inolvidable. Se regalarán 80 camisetas serigrafiadas, especialmente diseñadas para la ocasión, con el lema ‘10 años de Micro Abierto’: para las 80 primeras personas que lleguen.

Además, abrirá el programa un vídeo realizado especialmente por el departamento audiovisual del Gabinete de Prensa y Comunicación del Ayuntamiento, que recoge varios testimonios de participantes del programa así como imágenes de archivo.

SORPRESA
“Al ser una sesión especial, el elenco de actuaciones será una sorpresa para el público hasta última hora. No habrá la lista habitual para la inscripción de actuaciones, sino que estas serán previamente cerradas con los artistas invitados. Tres horas de música y emociones en las que todo puede pasar”, prometen desde Cultura.

 

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Micro Abierto, según sus creadores y protagonistas

Entrevistas: Nacho Abad Andújar / Fotos: Mario Fernández Trejo

Pedro Pastor, el impulsor

A sus 27 años, Pedro Pastor Guerra se ha consagrado ya en el mundo de la música, con cinco discos de estudio: el último se titula ‘Vueltas’ y lo ha publicado en 2021. Su primer trabajo discográfico fue un álbum de media duración: ‘Aunque esté mal contarlo’. Lo editó en 2012, el mismo año, pero unos meses después, que Micro Abierto fondeaba en Rivas.

La capacidad compositora de este trovador lo ha convertido en autor de melodías hermosas que se arremolinan en el oído de quien las escucha. Un invierno hace diez años, cuando era un adolecente que entonaba sus primeros versos, trajo a su ciudad la jarana que él, con apenas 16 noviembres en su guitarra, vivía cada martes en el café Libertad 8, de Madrid, donde gozaba la fiesta sonora del Micro Abierto. Le propuso la idea a la Concejalía de Cultura. Y hasta hoy. Pedro ya no tutela el Micro Abierto: al tercer año, sus compromisos musicales le impidieron seguir acompañando a la criatura que había creado. El testigo lo recogieron otros. Y la semilla que plantó creció: este año cumple diez eneros.

¿Cómo fue eso de traerse el Micro Abierto a su ciudad, Rivas?

No sé dónde surgiría el primer Micro Abierto del país, la primera chispa. Yo lo conocí en el café Libertad 8 (en Madrid). Lo presentaba Andrés Sudón, cantautor de Salamanca. Lo vi en Facebook a los 16 años y me dije: allá que voy. Y me enganché. Ya había cantado una vez en el Libertad 8 con Luis, mi padre. Pero entonces empecé a ir todos los martes a Chueca y presentarme en el café Libertad 8. Por aquel entonces, su escenario congregaba a muchos cantautores y cantautoras de todo el país que se venían a Madrid persiguiendo el sueño de este oficio: Rozalén, El Kanka, Chillón, Alberto Alcalá, María Peláez, Carmen Boza… Eso sería septiembre de 2011.

Y se lo propone al Ayuntamiento.

Tres meses después se lo traslado al Ayuntamiento de mi ciudad. Les dije lo que estaba pasando en Madrid, trasmitiendo lo interesante que podría ser replicar la propuesta y formato en Rivas: intervenir desde lo local para generar un espacio para que la chavalada pudiera presentar su obra, la obra que sea.

Porque ese el punto picantón de este espacio.

Eso es lo más interesante de Micro Abierto: mucha gente que no tiene posibilidad de subirse a un escenario y ser escuchado aquí tiene su espacio. Vienes y enseñas lo que haces  a un público diverso que no te conoce de nada. Es el primer acercamiento para mucha gente a un escenario. El primer portal. Yo nací en una casa donde la música está latente y patente [hijo de Lourdes Guerra y Luis Pastor, sobrino de Pedro Guerra y cuidado de pequeño en ocasiones por Bebe]. Me he subido al escenario gracias a eso. Pero para toda la gente que no ha tenido el privilegio que yo he podido disfrutar, y son músicos por su cuenta, un Micro Abierto supone una opción para probar si el escenario es lo que les gusta o no. Vivimos en un país donde mucha gente con 17 años pasa a estudiar una carrera universitaria  y ni siquiera se permite tener un tiempo sabático para poder descubrir cuáles son sus pasiones. Y como, además, en esta sociedad el arte está generalmente tan denostado, es muy difícil que quien tenga la pasión del arte pueda desarrollarla y hacer de eso su forma de vida. Por eso son tan interesantes los micros abiertos, espacios donde la gente pueda probar qué le despierta un escenario, si se sienten cómodos. Y, además, incentiva mucho la creatividad: te ayuda a estar componiendo porque coincides con gente que crea. Y eso es pólvora. Me acuerdo que cuando coincidí con esos talentos en Madrid me volví loco y empecé a componer canciones casi de una manera enfermiza. Quería llegar a ser igual de bueno.

Y no solo es para gente joven,  también para otra más veterana.

Es muy importante para la gente joven, pero también para gente que cantó o componía y su vida fue por otras sendas. Aquí encuentran un remanso donde puede desarrollar su hobby, que era cantar. Y repetir actuaciones de hace 30 años. Porque esa gente veterana es el otro perfil del Micro Abierto. O gente mayor que nunca empezó y ahora tiene una oportunidad: jóvenes promesas de 50 o 60 años.

10 años después, ¿qué siente: imaginaba todo este recorrido?

Me da un poco de susto. Es un temporadón. Es fascinante que una vez al mes vengan 12 o 13 personas a compartir su arte. Es fascinante. En su momento fue algo muy grande para mí: esa efervescencia de lo que empieza. Se llenaba la sala. Venía un montón de chavalada a tocar. Viví con muchísimo placer que se generara este espacio. Luego la vida me llevó por otros derroteros, porque los jueves son días  donde también tuve que empezar a dar mis propios conciertos y no pude quedarme. Por suerte hubo gente que decidió seguir con el proyecto, con el trabajo incansable de Ángel Agudo o Dani [Daniel Díaz, trabajador municipal de la Concejalía de Cultura], y todos los participantes que vienen desde hace diez años. Todos son responsables de que esto sobreviva durante tanto tiempo, es algo mágico. Y, además, se va renovando. Hace  un par de años de la última vez que vine, pero me hace feliz ver caras conocidas y nuevas y que me digan que esto sigue vivo.

Y que el hijo tiene vida propia.

Estas iniciativas superan con creces a quien lo impulsa. Yo generé la semilla como lo pudo hacer cualquier otra persona. Micro Abierto no necesita de mí ni de nadie en particular para vivir. Eso es Micro Abierto, algo que se sostiene colectivamente.

Pepo Espejo y su afrojaelo: la saga continúa

44 años, ripense desde hace 14 temporadas y en Micro desde “hace seis o siete”, no puede precisar. Lidera el grupo musical All Rock, donde versionan temas de rock. Es el vocalista y toca la guitarra y la armónica. “Lo que hago es darle la vuelta a canciones conocidas. Una rumba versionarla como reggae o viceversa. Es lo que bauticé aquí como el afrojaleo, una mezcla de rumba con reggae de temas conocidos”, explica.

Le dicen Micro Abierto y…

Es un punto de inflexión y sinergia para contactar con otras personas a las que les gusta también la música. En mi caso, una ocasión para compartir pequeños proyectos cada mes, ensayando un tema juntos para la siguiente sesión. Al final haces versiones con gente que viene aquí. La música es lo que nos une y creamos espacios más allá del propio Micro.

Es uno de los continuadores del proyecto.

Con el tiempo se pretendió darle una vuelta de tuerca al Micro Abierto. Y hace seis o siete años cogimos las riendas y empezamos a moverlo en redes sociales. Y ahí algunos ayudamos mucho, subiendo contenidos y  fotos, tirando de contactos que tienes de salas de ensayo de Rivas para atraer gente y sangre nueva. Porque Micro Abierto es un gran espacio de oportunidad para quitarse ese gusanillo de tocar si estás empezando. Da igual lo que hagas y cómo lo hagas, siempre recibimos con un abrazo abierto.

¿Qué es la música para Pepo?

La música es como te late el corazón. Hay gente que puede no llegar a entenderlo. Todos los días sacas media hora para, en mi caso, subirte a tu pequeño rincón de la buhardilla y crear algo nuevo o tocar un tema ya conocido. Para mí eso es una vía de escape, una forma de encontrarme conmigo mismo, especialmente esas jornadas de más estrés. Algo que necesito. Cuando no lo hago, me falta.

Un mensaje para quienes no conozcan Micro Abierto.

Es algo que te engancha desde el primer momento. En el caso de quienes quieren cantar o contar, si vienen es porque llevan algo dentro que les gustaría compartir, ya sea música o poesía. Mucha gente es reticente por el miedo escénico. Y siempre digo lo mismo: el día que te subas a un escenario y no sientas ese gusanillo, mejor que no te subas. Aquí recibimos bien a todo el mundo, sean principiantes, gente joven o veterana. En Rivas hay mucho arte y es necesario compartirlo.

Ana Loma: la juventud, alma sonora

Con 23 años, reside en Rivas desde los 14. Cuando estudiaba guitarra en la Escuela Municipal de Música, sus amistades le comentaron la existencia de Micro Abierto. Vino, vio y se quedó.

¿Qué toca Ana Loma?

Hago covers de otros artistas. Cojo canciones con las que me siento relacionada en un momento dado y las hago un poco mías, adaptándolas a mi estado de ánimo. La primera vez que vine a Micro lo hice con una canción propia, a los 16 años. Y no lo he vuelto a hacer. La canción se quedó ahí, la tiene mi familia como un estándar, pero ya no he vuelto a cantarla, es un tema de la adolescencia.

¿Fue la primera vez que te subiste a un escenario?

Sí, y ayer hizo seis años [15 de diciembre]. Esa canción propia de desamor adolescente, muy triste, gustó a la gente. Un hombre del público me dijo que le parecía la banda sonora de una película. Yo, con 16 años, no podía creerme que me dijeran eso. Luego empecé a venir con temas de otros artistas: sola o acompañada.

En su caso, ¿qué representa Micro Abierto?

Un espacio de libertad y expresión, donde puedes traer lo que quieras para que los demás lo escuchen y tú exponerte y que la gente pueda escucharte, ya sean canciones, monólogos o microteatro.

Encarna el perfil más joven del Micro.

El Micro me lo descubrieron unos amigos de la Escuela Municipal de Música, de donde era alumna de guitarra. Me comentaron que el último jueves de cada mes se había creado una cita sonora. Cuando salíamos de clase ese último jueves de mes, recuerdo el alboroto en la sala polivalente. Y empezamos a prepararnos temas de Fito y Fitipaldis y Mago de Oz. Subíamos cuatro o cinco al escenario, con edades de los 13 a los 17 años. Y desde entonces hasta hoy he seguido viniendo cada año.

¿Cómo anda de participación de mujeres?

Este año las actuaciones de mujeres están subiendo. Ha venido mucha chica joven, de entre 16 y 18 años. No hay tanto chico tan joven. Y es muy bonito descubrir el talento en chicas tan jóvenes: qué voces tienen.

¿Un mensaje para que la gente se anime a actuar?

Lo mejor es que puedes venir a interpretar lo que quieras, a exponer lo que sientes y tienes dentro. Nadie te va a juzgar negativamente. Y es gratuito.

Concha Naranjo: el compromiso social

59 años, melómana y de las veteranas que empezó en Micro como público. “A Pedro Pastor y el grupo Los Pinreles los conocí como público”, recuerda. 35 años de vecina, es participante activa en la vida social del “barrio”, como le dicen a Rivas quienes colonizaron este páramo del sureste madrileño en los años ochenta. Integrante de la chirigota de la asociación Guanaminos Sin Fronteras desde hace más de 20 años, ha compuesto muchas de piezas carnavalescas.

¿Qué tipo de música hace?

Canto con mi hija Eva, que compone poemas. Hacemos música estilo indi, tipo Vetusta Morla o Izal. Y cuando hay que tocar canción protesta, también.

¿Qué le ha dado Micro Abierto?

Es un lugar maravilloso de encuentro. Tanto público como cantantes nos hemos convertido en una familia. En momentos tan duros como esta pandemia que nos ha tocado vivir, llega a ser uno de los mejores momentos que puedes vivir: preparar las canciones y actuaciones. Es de las pocas iniciativas de la ciudad, y conozco bastantes, en la que se mezcla gente joven y veterana.

Encarna la vertiente social de este espacio, el compromiso.

Pertenezco a entidades de calado social como las ONG Guanaminos Sin Fronteras, Rivas Sahel, XXI Solidarios o la asamblea feminista 8M Rivas. Guanaminos, por ejemplo, ha sido la cantera de nuestras fiestas solidarias de La Pablo (zona residencial de Pablo Iglesias), con ocho ediciones ya, donde siempre han actuado altruistamente gente de Micro Abierto. También hemos actuado en causas de apoyo a las personas refugiadas en el auditorio Pilar Bardem. Y en Micro hay sesiones donde se cede espacio a Amnistía Internacional o la Red de Recuperación de Alimentos de Rivas (RRAR). El activismo siempre ha tenido hueco en el Micro Abierto de Rivas.

¿Y usted en esos casos hace de enlace?

Suelo hablar con los grupos musicales, de danza o de teatro, comentándoles los proyectos sociales que hay para coordinar actuaciones. Hago de enlace, sí. Y nunca ha habido un problema. Aunque haya que hacer un ensayo en verano a las cuatro de la tarde a 40 grados, pero la gente siempre responde. En ese sentido, Rivas es maravillosa.

Álvaro Blázquez: la voz de la poesía

Poeta, 31 años. Vive en Rivas desde que nació. Ha publicado un par de libros: ‘Ángeles verdes’ (2015) y ‘El futuro después de la herida’ (2019). Dice que le inspira la poesía de la experiencia, donde se mezcla autobiografía y lo que ve en la sociedad que le rodea. Sus referentes: Luis García Montero, Benjamín Prado o José Ángel Valente.

¿Qué significa Micro Abierto para un poeta?

Micro Abierto es un espacio de encuentro donde puedes confluir con más gente con inquietudes artísticas. Me ha servido para crecer personal y profesionalmente. Empecé en 2016 y no tenía tablas de cara al público. Todo lo que ha venido después ha sido gracias a Micro Abierto. Empecé en Rivas y luego vinieron las salas y las entrevistas en radio. Sin Micro Abierto no estaría donde estoy.

¿Recuerda el primer día?

Lo recuerdo con mucho nervio y temblor. Venía de estar en mi casa, con mis cuatro amigos. Escribía para que me leyeran mis familiares. Cuando expones en público, aunque sea en tu barrio y ante diez o quince personas, es otra cosa. Y Micro te hace perder el miedo. Te empuja a seguir queriendo subir al escenario y, cada vez, con más emoción.

Micro no solo es cantar, también es contar.

Empecé solo contando. Pero luego me animé a seguir la estructura del Micro haciendo música con mis poemas, una mezcolanza de cantar y recitar. Micro no es solo cantar, también es contar: monólogos o microteatro en cinco o seis minutos donde te expones y la gente te juzga, que siempre suele ser con un aplauso.

¿Qué tiempos corren para la poesía?

Mediáticamente, es un buen momento para la poesía. Pero creo que eso baja la calidad de los textos. Siempre se intenta copiar lo que triunfa, como sucede en la música, y se pierde la originalidad y ser uno mismo.

Alonso: la veteranía que empieza a cantar

José Antonio Muñoz, Alonso en el escenario, tiene 66 años, 16 de ellos como vecino ripense. Hoy jubilado, este ex empleado público se topó con Micro Abierto un día al salir de la biblioteca del centro cultural Federico García Lorca. Representa la veteranía de quien se sube por primera vez a un escenario en la edad tardía. Pero nunca es tarde si la canción es buena.

¿Cómo es su llegada a Micro?

La primera vez que lo vi pasaba por delante de la puerta de la sala. Venía yo de la biblioteca, hace ocho años. Pregunté si solo era para jóvenes o veteranos como yo también podíamos actuar. Me dijeron que para todo el mundo. Inmediatamente fui a por la guitarra, empecé a cantar y ya no lo dejé: me enganchó. Empecé interpretando a cantautores y luego he pasado a componer mis propios temas, muy humildemente: ‘Canto’, ‘Crecer’ o ‘Sapirujo’.

¿Y desde entonces, asiduo?

Asiduo total. Me gusta casi más venir a escuchar que a cantar. Los compañeros cantan con un nivel estupendo.

¿Qué supone para usted esta iniciativa?

Un espacio cultural de encuentro para la música y la poesía.

Su caso ejemplifica la conexión intergeneracional.

Aunque predomina la gente joven, estamos algunos veteranos que nos mantenemos. Micro Abierto es una familia, nos llevamos muy bien y lo pasamos estupendamente.

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