VIERNES 15 OCTUBRE.
19.00: A Panadaría / 20.40: Charo López.
Auditorio Pilar Bardem. 10 euros. Venta: web entradas.rivasciudad.es
Carolina Charo López (Buenos Aires, 1980) lleva desde los 15 años dedicada al humor y a la interpretación, aunque su mejor tarjeta de visita es la improvisación, en la que no ha dejado de formarse, porque es un género que “se entrena, se aprende y se practica”. El humor de Charo López es profundamente feminista, reivindicativo, y ha sido protagonista de numerosos programas y series de televisión en Argentina. El viernes 15 de octubre llega a Rivas con su espectáculo ‘Olorama’, dentro del festival de humor feminista Coñumor.
¿Qué papel juega la mujer en el mundo del humor en Argentina?
En Argentina hay una gran cantidad, por suerte, de mujeres y femineidades que se dedican a la comedia. Uno de los papeles que jugamos es quitarle solemnidad a la cultura de macho argentino. Pasar de ello e incluso jugar a serlo. Eso depende del estilo de cada cómica, pero, a grandes rasgos, jugamos un poco a eso. Y ese rol nos sirve para darle cuerpo a nuestra ideología.
Se decantó por la interpretación desde joven, ¿cómo dirigió su carrera hacia el humor reivindicativo?
Sí, desde muy joven sentí atracción por la escena. El primer curso que tomé fue a los 15 años y desde ahí no paré. El humor reivindicativo siempre estuvo en mí porque así fui siempre: inquieta y contestadora. Nunca pensé en una carrera, sino más bien en el ‘hacer’. Reconozco que voy madurando y aprendiendo el valor de la palabra. Quizás antes todo era desde un lado más inconsciente y visceral, y ahora está más ordenado. Pero siempre estuvo.
¿Y cómo llegó a Europa?
En 2005, invitada por el Ayuntamiento de Móstoles para un festival de teatro al aire libre con mi compañía de improvisación Improcrash. Desde ese momento empezó una secuencia de viajes a festivales, funciones y más aventuras. Después de algunos años, volví con otro show, esta vez de stand up y, si mal no recuerdo, fueron tres años seguidos de funciones en Madrid, Barcelona, Bilbao y una pequeña gira por Valencia, Andalucía y Málaga.
Antes de todo eso, fueron muchos años de preparación y trabajo, ¿verdad?
Sí, pero siempre mirándolo como algo bueno. Cuando hablo de trabajo y años no siento que sea algo duro, sino algo totalmente feliz y, sobre todo, una gran suerte y con grandes colegas.
Uno de sus fuertes es la improvisación. ¿También se ensaya y se trabaja?
La improvisación se entrena, se aprende y se practica. Una vez que entiendes cómo hacerla, como en cualquier disciplina puedes refinarte y probar nuevas cosas. No soy experta en el tema, sí es verdad que me encanta y es mi estadio favorito. Soy bastante medio pelo.
La improvisación le hace feliz sobre el escenario.
Absolutamente, me encanta encontrar la honestidad en el escenario. La comunicación que se logra con el público cuando se improvisa es única.
Un humorista español dijo este verano que el problema de las mujeres cómicas no residía en el género sino en la falta de talento. ¿Qué le diría?
Estuve al tanto. Me causó risa. Me pareció muy corto y con falta de wifi porque [el mundo] está repleto de cómicas talentosas. Si quiso ser provocador, no lo sé. Veo tan aburrida esa pose y tan difícil de sostener, porque nos cansamos de ver hombres poco talentosos sin atribuirlo al género.
¿Cómo de útil es el humor para visibilizar el machismo que impera en todos los ámbitos de la vida?
El humor rompe la lógica y nos permite ver la realidad desde otros lugares. Por eso mismo visibiliza estructuras que tenemos incorporadas culturalmente y nos ayuda al menos a repensarlas.
Hay un gag suyo, ‘No viole, señor’, que revela lo que debería ser evidente.
Sí, tan claro, tan obvio… Nunca pensé que este chiste le pudiera llamar la atención a nadie. Pero ahí va, dando vueltas, y me sigue asombrando cuando me mandan fotos del chiste pintado en paredes, carteles o camisetas. Es hermoso lo que pasó con esto.
En el mundo de lo políticamente correcto, ¿existen límites en el humor?
El límite del humor es la falta de risa.
¿Cómo valora la existencia de festivales como el Coñumor de Rivas?
Es fundamental que existan estos espacios de intercambio y comunicación, es la oportunidad para tomar la palabra y armar redes de contención de escucha y, sobre todo, valorar el estar juntos, porque es lo más anti que podemos hacer. En un mundo donde la línea que se baja es la de la responsabilidad individual, el salvarse a sí misma, el ser culpable de todo por no hacer las cosas bien, como si el mundo no fuera hostil, en ese mundo, encontrarse, reír y pensar suena más que revolucionario.
