Entrevista: Irene Chaparro
María Ruiz, cantautora de 35 años, de Callosa del Segura (Alicante), considera interesante que el público sepa que hay detrás de las canciones: no está dispuesta a suavizar sus letras por encajar en los parámetros de la gran industria. Tras posponerse su concierto de enero por el cierre perimetral de Rivas, actúa en el auditorio Pilar Bardem el viernes 23 de abril (20.00, entradas agotadas). Llega con su segundo disco, ‘El vuelo’, un proyecto gestado en 2019 en el que apostó por la cooperación con otras mujeres vinculadas a la música y que cuenta con las colaboraciones de Rozalén, La Otra, La Mare y Eva Sierra. Su primer álbum, ‘Metamorfosis’, lo publicó en 2015.
El año pasado estrenó su documental ‘El vuelo de María Ruiz’, que mostraba la preparación de su último disco.
Cuando decido producir el disco de manera colectiva, es decir, con un equipo de cinco compañeras entre las que están Eva Sierra o La Mare, se me ocurre que es una buena idea plasmar cómo se trabaja la producción al margen de grandes productoras, desde otras perspectivas. El documental muestra lo que sucede cuando hay una serie de vínculos que van mucho más allá del trabajo en sí mismo, la manera en la que hemos vivido el proceso emocionalmente cada una de nosotras.
Trabaja con un equipo mayoritariamente compuesto de mujeres. ¿Cómo le explicaría la sororidad a alguien que no conozca el concepto?
Partiendo de que las mujeres, dentro de la producción musical o de las artes escénicas, siempre hemos tenido un papel secundario, la conquista de espacios en esta profesión tiene que ver mucho con la solidaridad entre nosotras, con visibilizar el trabajo que hay detrás donde se emplean ingenieras de sonido o productoras. Mostrar esa diversidad hará que, el día de mañana, las niñas que nos están viendo aprecien esa solidaridad y tengan referentes para el futuro.
¿Qué destacaría de la autogestión a la hora de hacer música?
Que somos dueñas de nuestro trabajo y nuestro proceso. Hemos decidido cada paso dado, creando en común. Eso es lo bonito de la autogestión. Son nuestras decisiones las que determinan todo lo demás, sin nada que corrompa el proceso, protegiendo mucho la esencia y el espíritu que hay detrás de todo esto, sin bajar la intensidad del mensaje.
¿Cuáles son sus principales influencias?
Mis referencias han sido hombres, aunque en mi época de adolescencia ya había mujeres haciendo este tipo de música, pero no había redes sociales y no se tenía tanto acceso a ellas. Después empecé a escuchar a Mercedes Sosa o Chavela Vargas. Pero mis primeros referentes son cantantes de canción protesta. Gente como Ismael Serrano, Aute o Serrat, porque la fuerza del mensaje de sus letras es lo que me inspira para empezar a hacer música.
¿Se autodenominaría cantautora o las etiquetas no son para usted?
Yo me siento orgullosa de llamarme cantautora. Hay que reivindicar el protagonismo de las mujeres en la música, durante mucho tiempo hemos sido las coristas. Que una mujer se suba a un escenario con una guitarra es algo que es digno de ser reconocido.
Cantantes que no encajan en lo establecido por la industria general como Silvia Pérez Cruz o Rozalén se están aproximando al gran público, ¿cuánto nos falta y qué hemos conseguido?
Me parece una conquista que haya mensajes dentro de la industria discográfica como los de Rozalén. La música tiene que ser transformadora y romper conciencias. Personalmente prefiero quedarme en un altavoz más pequeño y que la esencia de mi trabajo siga intacta. No quiero descafeinar mi mensaje para llegar a más gente.
¿Qué opina de ese tira y afloja social entre retroceso y progreso: qué se puede hacer para contribuir desde el mundo de la cultura?
Ahora podemos crear una buena red para que los mensajes se expandan, gracias a la democratización de la cultura a través de las tecnologías y redes. Que haya ciertos mensajes que todavía incomodan a cierta parte de la sociedad como, por ejemplo, el feminismo, muestra que, si se está generando tanto ruido, es porque algo estamos haciendo bien. Ese es nuestro logro: incomodar a las altas esferas o a la extrema derecha
Venimos de un 8M bastante controvertido. ¿Por qué sigue generando polémica algo tan sencillo como la reivindicación de la igualdad?
Aunque creamos que este mensaje debería ser compartido universalmente, si provoca tantas resistencias es porque, efectivamente, se están poniendo en tela de juicio determinados privilegios, y los que poseen esos privilegios temen perderlos y tienen ese tipo de reacciones.
