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Isabel Coixet: «Me flipan las vidas ajenas»

El Festival de Cine de Rivas abre con su película  'Nieva en Benidorm' (miércoles 17, 19.00). La directora finalmente no podrá acudir al pase.

Isabel Coixet:
La cineasta Isabel Coixet. ZOE SALA COIXET

AVISO: Isabel Coixet no podrá acudir a la proyección de su película ‘Nieva en Benidorm’ por motivos personales el miércoles 17 de marzo y charlar luego con el público, tal como estaba previsto en un principio. Su largometraje abre el Festival de Cine de Rivas.

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Entrevista: Irene Chaparro

Galardonada el pasado 2020 con el Premio Nacional de Cinematografía, la cineasta Isabel Coixet (Sant Adrià del Besàs, 1960) , creadora de títulos como ‘Mi vida sin mí’, ‘La vida secreta de las palabras’ o ‘Foodie Love’, afirma que los galardones no le quitan el sueño [ha ganado ocho Goyas], y que el contacto con el público que ve sus películas es una fase más del proceso de creación de la que siempre aprende mucho. Su película ‘Nieva en Benidorm’ inaugura el Festival de Cine (miércoles 17, 19.00, cines Yelmo H2O; gratuito con petición de invitación en la web festivaldecine.rivasciudad.es).

¿Por qué seguir realizándose iniciativas como el festival a pesar de las dificultades derivadas de la pandemia?

Desde mi experiencia puedo decir que, desde que se abrieron los cines, la gente que acude es súper cuidadosa: sale ordenadamente de las salas y con la mascarilla puesta. La vida cultural es primordial. Si no encallamos en un desierto cultural del que será muy difícil salir y remontar.

Tras la proyección de la película, mantendrá una charla con el público. ¿Qué aprende de la opinión de la gente? [Finalmente, la cineasta no podrá asistir al pase]

He hecho bastantes encuentros con el público y me quedo con la idea de que la gente conecta bastante con la película, le hace viajar, algo muy importante en estos momentos. Es Benidorm, un lugar que mucha gente creía que conocía, pero aquí descubren otro Benidorm. Es una historia de amor cuando ya parece que las personas de una cierta edad no van a tener más historias. Es algo que a la gente le toca mucho. Como directora y guionista, esta película empezó a existir hace muchos años, y de alguna manera el contacto con el público es una fase más del proceso, porque una película no es solo es producto final.

En el festival de Donostia recibió el Premio Nacional de Cinematografía 2020: en su discurso de agradecimiento se dirigió a la nueva generación que aterriza en la dirección.

Los discursos los pienso muy poco, me salen o me salen. Solo pensé en decir algo que tenía sentido para mí y forma parte de mi vida y mi trabajo: ver qué cosas se hacen, quién las hace y si puedo aportar algo. Los premios son estupendos, la guinda de un pastel. Pero el pastel es la obra, lo que tú haces. Los premios no me quitan el sueño para nada.

Lleva haciendo cine más de 30 años. Habrá tenido que enfrentar con numerosas dificultades. ¿Se acuerda de ellas o es de las que siempre mira hacia delante?

Sí me acuerdo de las dificultades. Es importante tener presente cuando las cosas no eran tan fáciles y los momentos en los que piensas que no lograrás hacer una película. Es importante decirle a la gente que todo parece muy bonito, pero que en realidad no lo es tanto y nada es como una se imagina. Tienes que estar siempre preparada por los noes, para que un proyecto se caiga. Yo lo estoy. Tengo un callo para las negativas. Tú puedes tener un proyecto que te parece la hostia y luego viene alguien de una compañía financiera y te dice que no. Esto es un ejercicio que debería hacerse en las escuelas de dirección.

Revisando su filmografía encontramos ecos como almas dañadas y solitarias, bandas sonoras repletas de joyas en principio olvidadas o paisajes llamativos pero en ocasiones hostiles. ¿Cuánto hay de usted en todo esto?

Soy yo, una persona de una curiosidad insaciable que ha tenido la oportunidad de viajar por todo el mundo y hacer amigos. Procuro leer en inglés, en francés e incluso en alemán. El mundo es más ancho así. Y todo esto forma parte de mi curiosidad por saber, por conocer, por ver. A mí me flipan las vidas ajenas. Por eso siempre estoy viendo y escuchando a los demás.

En algunas de sus películas la muerte y la enfermedad tienen una gran presencia. ¿Vivimos en una sociedad donde estos temas son en cierta medida tabú?

La pérdida nunca se ha considerado nada natural. Las personas, en general, no estamos preparadas, ni lo hemos estado nunca, para morirnos ni para perder a alguien a quien queramos. Venimos equipados para vivir y no queremos pensar en la muerte. Pero la realidad es otra. Hay una fuerte carga de mundo happy flower. Pero yo en el postureo veo es desesperación, cuanto más feliz finges que eres más desgraciado eres. La muerte y la enfermedad forman parte de la vida. Como tramas cinematográficas tienen mucho juego. Las posibilidades narrativas que aporta el hecho de que un personaje muera y de lo que puede ocurrirle a las personas de su alrededor son infinitas. Y conscientemente me aprovecho de ello.

Sus últimos trabajos como ‘Foodie Love’ o ‘Elisa & Marcela’ se han creado ubicados en plataformas digitales. ¿Se están acabando los prejuicios que existían sobre la calidad de estos productos?

Con ‘Elisa & Marcela’ fuimos al festival de Berlín y, por ser una película para Netflix, nos encontramos con unas reacciones horrorosas, incluso había manifestantes reclamando que quitaran la película de competición. Lo primero es pedir respeto para la película que fue concebida para los cines y se pudo ver en cines gracias a Netflix. Sin embargo, estos prejuicios van desapareciendo, basta con ver las películas nominadas este año a los Oscars. Por ejemplo, ‘Foodie Love’ se concibió como serie y gracias a HBO se puede ver en todo el mundo. La sensación de llegar de manera inmediata al público de todas partes es algo muy bonito e impagable.

Sus películas presentan personajes femeninos de distintas razas y edades con algo en común: quieren seguir su camino ignorando adversidades. ¿Son la libertad y el inconformismo ingredientes fundamentales de su cine?

La verdad es que sí. La libertad es fundamental para un autor. Uno tiene que crear con libertad y en libertad para poder obtener algo fresco, real y relevante. Y el inconformismo, también. Las corrientes me dan igual, creo historias que me gustan y me conmueven. No concibo ni la vida ni la creación de otra manera.

¿Qué piensa del calificativo ‘cine de mujeres’?

Al principio de mi carrera era un descalificativo. Ahora es todo lo contrario. Mis películas vienen de mí. Y aunque muchas nazcan de mi experiencia como mujer en el mundo, suelo escaparme de cualquier etiqueta por que no me interesa. No creo que sea enriquecedor para nadie.

Estamos pasando de desconocer la obra de Ana Mariscall a que nombres como el de Mar Coll o Paula Ortiz se escuchen cada vez más. ¿Qué queda todavía y cuánto se ha conseguido?

Se están tomando medidas, sobre todo desde las instituciones con las cuotas para que las riendas del cine y del mundo en general las lleven a partes iguales los hombres y las mujeres. Yo aumentaría un poco la cuota para que las mujeres seamos más en todos los sitios, sobre todo por justicia histórica.

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