SÁBADO 12 DICIEMBRE / 20.00. Auditorio Pilar Bardem. 11 euros (ver descuentos).
Entradas: web entradas.rivasciudad.es y taquilla del auditorio (jueves y viernes, de 18.00 a 20.00, y días con función desde una hora antes).
Una parodia ibérica futurista, que recrea un departamento del Centro Nacional de Inteligencia para hilvanar una historia de espionaje y contraespionaje desde un sótano empapelado de recortes de prensa y mapas. Es la propuesta escénica escrita por Antonio Rojano y que dirige Víctor Conde: ‘Hombres que escriben en habitaciones pequeñas’. ”Una comedia que nos habla de terrores modernos, de viajes en el tiempo y de literatura, pero, sobre todo, de gente corriente ahogada en la paranoica desesperación del tiempo que nos ha tocado vivir”, aclara su autor.
El montaje tiene un arranque extraño: un escritor [Canco Rodríguez; el Barajas de la serie ‘Aída’], autor de novelas de poco éxito que se venden en internet, ha sido secuestrado y llevado a la fuerza a un lugar desconocido. El hombre despierta en un sótano repleto de archivadores, expedientes escritos en lenguas extranjeras e informes censurados. Y se encuentra con tres mujeres (¿o son tres espías?) [Esperanza Elipe, Cristina Alarcón y Julia Piera] que reclaman su ayuda. Si quiere formar parte de un movimiento revolucionario, tendrá que prestar su talento a una causa mayor: concluir el relato de un magnicidio que cambiará el rumbo de un país en crisis.
Antonio Rojano habla así de su propuesta: “El miedo nos aísla y aleja del otro. En una época de terror, la sociedad se atomiza y divide en fracciones cada vez más pequeñas y, por lo tanto, más débiles. La intención de este texto es que a través del teatro, y del humor, nos enfrentemos a dicho miedo en comunidad. Porque el teatro ha sido siempre el escenario de la mayor conspiración: el presidente Lincoln fue asesinado por un actor mientras asistía a una función teatral; Lee Harvey Oswald se refugió en un viejo teatro después de disparar a JFK; el hombre que atentó contra el-presidente-que-fue-actor Ronald Reagan estaba enamorado de una actriz, Jodie Foster, y su acto criminal fue un acto de amor por el cine”.